El Correo de Burgos

Día de la Danza

«No apoyar la cultura es torpe»

Rocío Molina interpreta ‘Caída del cielo’, un espectáculo nominado en cuatro categorías a los Max en el que la bailarina y coreógrafa dibuja la tensión y el extremismo de la vida

Rocío Molina ‘tira’ el flamenco por el suelo en ‘Caída del cielo’.-

Rocío Molina ‘tira’ el flamenco por el suelo en ‘Caída del cielo’.-

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Rocío Molina es inconformista. La retratan sus espectáculos. Siempre una pirueta más, siempre un giro nuevo al flamenco sin perder de vista su esencia. Recién aterrizada de Taiwán, celebra el Día de la Danza con los burgaleses con la representación de Caída del cielo hoy (20.30 horas, entrada: 15 euros) en el Teatro Principal, las mismas tablas en las que hace seis años presentó Danzaora.El blanco es la chispa que enciende esta propuesta. Rocío Molina y Carlos Marqueríe unieron sus talentos. Se sentaron. Y confiesa la bailaora que delante de ellos se encontraba la nada. Desconocían sobre qué crearían. «Nos encontrábamos al borde del precipicio». Y, de repente, él polifacético dramaturgo, director, escenógrafo, iluminador vio a Molina en blanco, «blanco sobre blanco». Ya había un hilo del que tirar.¿Qué dibuja esta obra? «Empieza de una manera angelical, con mucha amplitud, luz, es un momento en el que descubro mi propio cuerpo, trabajo desde el suelo y toda esa belleza queda hipnotizada y se vuelve inquietante, se crea tensión y todo coge sentido. Es vida y sufrimiento, contraste, extremismo. Es mi obra más de mujer», responde la artista al tiempo que reconoce que es el montaje en el que más agresividad física ha puesto. «Es una búsqueda constante», observa esta pertinaz exploradora que en ese proceso encuentra una inquietante expresión del flamenco desde el suelo.

¿Es el flamenco inagotable? «El arte está ligado a cada persona y cada persona es inagotable. Depende de su momento emocional, el arte va ligado al alma. El arte es infinito», advierte y ve en este espectáculo «la pasión encarnada, urgente, casi al rojo vivo, que se apodera del cuerpo y lo mueve, lo traslada, espasmo a espasmo, y lo llena de rabia y de belleza...».Caída del cielo llega a orillas del Arlanzón con cuatro nominaciones en los Max (Espectáculo de danza, Coreografía, Diseño de iluminación e Intérprete femenino de Danza). «Los premios apoyan. Te gratifican cuando has hecho un esfuerzo grande, aunque para mí el mayor galardón siempre es poder mostrar mi trabajo», señala la bailarina y coreógrafa.Rocío Molina produce este espectáculo junto al Theatre National de Chaillot de París. Y no, no fue ella quien llamó a su puerta. Fue el auditorio francés quien quiso apoyar su trabajo. «Ojalá existiera esto en mi país. Dan un apoyo real al artista. Valoran la trayectoria, me han dejado expresarme como he querido... Es un lujo de ayuda», se explaya al tiempo que lamenta la falta de sensibilidad no solo hacia la danza, sino hacia toda la cultura, que existe en España. «Ahí se marca la diferencia. No cuidar la cultura es triste y también muy torpe», destaca esta creadora consagrada a la libertad que volverá a sobrecoger al patio de butacas.

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