El Correo de Burgos

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Cuentos para un primer guion

Alberto de Miguel debuta con un libro de relatos inspirados en historias escuchadas en los pueblos de Burgos y pinceladas de personajes ilustres

Alberto de Miguel Pliego sujeta un ejemplar de su primera obra con portada y contraportada ilustrada por el artista cubano Daniel Hernández.-Santi Otero

Alberto de Miguel Pliego sujeta un ejemplar de su primera obra con portada y contraportada ilustrada por el artista cubano Daniel Hernández.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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A Alberto de Miguel Pliego siempre le maravilló el cine. Leía las críticas que salían en revistas como Fotogramas y se quedaba ensimismado mientras escuchaba a través de internet los viejos programas de ¡Qué grande es el cine!, de José Luis Garci. Soñaba con ser uno de esos señores a los que les pagaban por ver películas y escribir de lo que a él más le gustaba. Esa pasión fue definitiva para inscribirse en la Escuela de Cine de Madrid. Especialidad de Guion. En sus aulas conoció a uno de aquellos cineastas que se sentaban a la mesa con el director de Volver a empezar. «Juan Miguel Lamet nos abrió un mundo más allá del guion. Nos hablaba de poesía, de autores a los que admiraba, nos hacía escribir un diario... Era un espectáculo». Sus broncas también surtieron efecto. El profesor se cabreaba cuando sus alumnos despreciaban su realidad más próxima y se dejaban deslumbrar por el mundo servido por Hollywood. El joven aspirante a crítico, y lo que surgiera, tomó buena nota.«Empecé a escribir sobre Burgos, sobre el que yo conocía y también del que había oído hablar de niño a mis abuelas, y realicé llamadas a ayuntamientos de pueblos pequeños para saber si había vecinos que supieran historias de las que se transmitían de abuelos a nietos», se explaya De Miguel.

E inició un periplo por la provincia en busca de esas historias en peligro de desaparición por el paso del tiempo y la irrupción de las nuevas tecnologías; y brujuleó entre sus recuerdos de infancia al acecho de expresiones perdidas; e investigó la vida de escritores que le deslumbraban...Esta miscelánea alimenta su ópera prima. Más cuento que Calleja. Relatos burgaleses, publicado por la editorial burgalesa Dossoles con una ayuda del programa CREA de la Fundación Caja de Burgos, se presenta el jueves en la Sala Polisón (20.15 horas) con la presencia del autor, del editor, Fernando Arnaiz, y del escritor Fernando Ortega.«La intención de este libro es aunar el Burgos viejo con el de ahora y procurar que no pierda su personalidad. La globalización, sin quererme meter en filosofía, me asusta muchísimo porque al final homogeneizamos todo y Tokio es igual que Londres y Nueva York, todo acaba siendo de las multinacionales y terminamos hablando en inglés», advierte De Miguel y apunta que este tono general se resume en el relato completamente de ficción que cierra y da nombre al volumen y que desgrana la historia de un abuelo que intenta sin ningún éxito que sus nietos dejen a El Rubius y atiendan sus leyendas.Más cuento que Calleja. Relatos burgaleses resulta un cajón de sastre con cuentos desarrollados a partir de historias escuchadas, artículos de las investigaciones llevadas a cabo e incluso textos ajenos como Locura de hambre, El espino de Bezana y Recuerdos de San Vicente y Las Flores, de Alicia Ruiz, una centenaria de Arija a la que conoció en su deambular por los pueblos de Castilla y que le dejó boquiabierto con su colección de textos escritos a lo largo de su vida.Un comunista que iba a misa para asombro de sus vecinos, incluido el cura; una niña que desconoce la bandera republicana; unos jóvenes que ven desaparecer su lugar de juegos... Las historias de tradición oral y vividas dominan. Pero también se asoman retratos de estas tierras que se alejan del tipismo de la morcilla y la Catedral y se acercan, por ejemplo, a las distintas maneras en que se vivía el sexo y el erotismo.Rescata igualmente la infancia de Victoriano Crémer en la burgalesa calle de San Cosme, los dos años que Maese Calvo pasó en el penal en la Guerra Civil, donde dibujó tiernas y coloridas escenas de su infancia y adolescencia, o la correspondencia entre Miguel Delibes y el Padre Llanos, ese sacerdote que después de ser confesor de Franco realizó su labor en el Pozo del Tío Raimundo, uno de los barrios más necesitados de Madrid.Alberto de Miguel (Burgos, 1994) espera sumar más títulos a esta ópera prima. A sus veintitantos años le queda mucho por aprender, pero ya tiene una novela que espera pretendientes para saltar a las librerías.

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