Morfeo flirtea con la ‘performance’

Morfeo Teatro vuelve a sacar la pata del tiesto. Después de su participación en el espectáculo infantil de danza contemporánea El lago de los cisnes. La leyenda, junto con Karlik Danza, el grupo de teatro clásico dibuja una pirueta más y, ya en solitario, flirtea con la performance. La compañía afincada en Cuevas de San Clemente estrena Viento para un jardinero en el jardín de las fieras, una pequeña obra de 20 minutos creada por Francisco Negro tras la invitación del Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) a su programa Arriba al margen. En este marco se presenta mañana y el viernes (20.30 horas, 5 euros, aforo limitado).«Es una pequeña pieza con un fuerte componente plástico y estético, que la hace estar más cerca del arte de vanguardia que del teatro mismo, aunque también hay texto», introduce Negro sobre esta propuesta que «reflexiona sobre la muerte en un sentido poético porque habla el ánima de un poeta que ahonda en lo que ha sido su vida y en la relación entre esta y la muerte en el momento en el que ve que se acaba su existencia».Los escasos centímetros que separan a los intérpretes -Negro estará acompañado por Mayte Bona y Patricia Díez-Labín- con el público es otro de los componentes singulares de este montaje. El espectador estará tan cerca de la acción que sentirá encontrarse en el limbo en el que se debate el protagonista.«Emotiva y visualmente es una pieza un tanto provocadora y perturbadora que en poco tiempo pretende sacar emoción y sensibilidad en quien la ve», observa su creador, para quien Viento para un jardinero en el jardín de las fieras es especial porque entre las inquietudes creativas de Negro está la pintura, a la que también se dedica de forma profesional.El director de Morfeo Teatro reconoce que salir de la línea de teatro clásico y comercial que sigue la compañía es un aliciente y avanza que, tras su estreno, este espectáculo recorrerá otros centros de arte contemporáneo del país.El Paraíso de nuestros tiempos es un jardín donde habitan las fieras de nuestros miedos, Dios se ha olvidado de nosotros, pero hay presencias que nos observan...