El Museo Militar se arma

El Museo Histórico Militar de Burgos se arma. El centro ubicado en el Palacio de Capitanía presentó ayer su nueva sala con la exposición de noventa piezas que recorre la evolución que ha sufrido el armamento desde el siglo XVI hasta la actualidad.«Se pueden ver desde los primeros sistemas de avancarga hasta las armas actuales. Podemos ver armamento portátil y armamento colectivo de pequeño calibre», expone el mecánico de armamento Jesús Javier Hortigüela, quien apostilla que las piezas expuestas forman parte del fondo del propio museo burgalés y otras en depósito del Museo del Ejército y del Museo Militar de Figueras y también alguna de colección particular.El visitante se puede encontrar con armas conocidas como un fusil, una ametralladora o una pistola y otras curiosas como el fusil de caza que utilizaba Alfonso XIII cuando venía a Burgos, un exótico arcabuz japonés, una espingarda norteafricana, un fusil que perteneció a la guardia personal de Amadeo I de Saboya o una curiosa Velodog de primeros del siglo XX que utilizaban los ciclistas como arma de defensa contra los ataques de perros.El Museo Militar abre una ventana igualmente a armas conocidas gracias a la pequeña pantalla y propone un juego interactivo en el que reta al visitante a relacionarlas con los personajes que las usaron como el subfusil Thompson que usaban los contrabandistas, los revólveres que disparaban los sherif del Oeste o los Winchester.Este nuevo espacio enriquece la visita a un museo que ahonda en Burgos como plaza militar, que descubre cómo es la vida castrense, que se acerca a la historia del Ejército en la ciudad con piezas como el cofre de Maese Calvo, destinado a contener el Libro de Caídos del Regimiento de San Marcial, que exhibe una importante colección de banderas...