Espejito, espejito

Si la crueldad se mirara al espejo uno de los rostros que vería reflejados sería el de Elizabeth Báthory. La denominada La Condesa Sangrienta nació a finales del siglo XVI en una región de Transilvania y ha pasado a la historia por ser la primera mujer asesina en serie. Torturó y mató a cientos de jóvenes doncellas porque creía que en su sangre se encontraba el secreto de la eterna juventud. Su brutalidad quedó impune durante años por su pertenencia a la nobleza y estar emparentada con el propio rey hasta que puso su mirada donde no debía. De esta figura tira Teatrería Denuncia para abordar la universalidad del abuso de poder en La crueldad te brindó orquídeas, que estrena hoy en la Casa de Cultura de Gamonal (20.15 horas, 3 euros destinados a la Coordinadora para la Recuperación de la Memoria Histórica) y vuelve a representar el viernes 23 en el CSR de Gamonal (20 horas).«El grande se come al chico. La historia se repite, se repite y se repite», observa la directora, Paloma Fernández Yllana, y apostilla que trabajar con este personaje se tornaba más sugerente por su condición de mujer. «Nos servía para mostrar que la crueldad es intrínseca al ser humano y también la idea de que ella actuó como un hombre en su época y la machacaron como a cualquier mujer de cualquier época», ahonda la responsable del taller de teatro de la asociación del mismo nombre que ya va por la octava muestra.El ejemplo de Elizabeth Báthory sirve a Teatrería Denuncia para recorrer los abusos que se han dado a lo largo de la historia hasta llegar a la actualidad y evidenciar, espantados, «cuántas aberraciones se dan y cómo han dejado de asustarnos, nos hemos acostumbrado a ellas».Y ahí, aunque no aparezcan literalmente sobre las tablas, se encuentran los refugiados que siguen huyendo de las guerras y se topan con muros donde deberían hallar brazos abiertos, los eternos y olvidados conflictos armados en África, las sucesivas dictaduras sufridas por los pueblos, el drama de los exiliados, los perseguidos y/o asesinados por su religión, género o condición sexual, las nuevas formas de esclavitud, la tiranía del sistema patriarcal y capitalista...«Siempre ha habido y seguirá habiendo gente que se cree con el poder de decidir sobre la vida de los otros», sentencia Fernández Yllana como esencia de este montaje construido con las aportaciones de este grupo de trabajo que, por primera vez, vira su mirada hacia la historia, aunque sin perder de vista la denuncia de la actualidad que lleva en su ADN. Lo hace en un tono más dramático y menos humorístico del que tiene acostumbrado a su publico.Unos espectadores que en La crueldad te brindó orquídeas irrumpirán en la vida de Elizabeth Báthory... y en su alma. Compartirán sus secretos, su soledad, sus intrigas, sus excesos... Acompañarán a esta madrastra de otra época que, obsesionada por mantener su belleza, dejó por el camino cientos de blancanieves.