El Correo de Burgos

Nueva temporada expositiva del CAB

Con el arte hemos topado

La burgalesa Asunción Molinos Gordo realiza una autocrítica del mundo del arte contemporáneo tiznada de ironía y fervor en ‘El Santísimo’, una instalación que se recrea en la percepción de los museos como las nuevas catedrales

Asunción Molinos Gordo traslada la trama del suelo de la Catedral de Burgos al CAB.-Santi Otero

Asunción Molinos Gordo traslada la trama del suelo de la Catedral de Burgos al CAB.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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No huele a incienso, pero se siente la trémula oscuridad de una iglesia. Nadie reza pero el ambiente empuja a hablar en susurros. Ni imagen ni altar. He ahí un dios y una fe. Con el arte hemos topado. La burgalesa Asunción Molinos Gordo (Aranda de Duero, 1979) realiza una autocrítica con ironía y fervor del mundo del arte contemporáneo en El Santísimo, la instalación que ocupa el nivel -1 del Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) hasta el 3 de junio con un vídeo homónimo como eje.Con esta imponente propuesta expositiva, la creadora ribereña habla de los museos como nuevas catedrales, de la fe que invita a una persona a consagrarse a un Dios y a un artista a moverse, o de esa misma fe que lleva a un fiel a cruzar la puerta de un templo y arrodillarse ante una deidad y a un espectador a adentrarse en un centro de arte y observar sus obras.«Se propone la idea del terreno compartido entre arte y religión. Igual que las catedrales eran un mundo para sacralizar ideas, los museos también son los lugares donde se establecen reglas que tienen más que ver con lo social que con lo puramente artístico, aunque en el imaginario popular el arte se asocie más a una ocurrencia y a la libertad creativa», expresa la artista de Guzmán mientras se escucha el solemne sonido del vídeo que vehicula esta reflexión.Una pieza de 10 minutos y 57 segundos grabada durante los ensayos de una procesión de Semana Santa de una cofradía de Madrid con sus costaleros, que llevan el peso de la imagen, aquí sustituida por simples pesos, el hermano mayor que da las instrucciones y dicta cómo, cuándo y por dónde se va, el público que se cuela en la acción...Unos personajes y unas situaciones con los que la autora traslada la realidad del arte contemporáneo y lo que sucede entre bambalinas, con mucho sarcasmo y humor.«Siempre he estado trabajando con temas en torno al mundo rural y las relaciones de poder que se establecen entre agricultores e industria y de repente me cuestioné qué pasaba con nosotros, con los artistas, los creadores, los directores de museo, los galeristas..., que también estamos metidos en relaciones de poder que no estudiamos», se explaya en el porqué de este camino.La elección de la escenografía y el modo de narración elegido obedece a su interés por buscar siempre cuál es la cultura visual que pueda acercarse más al público de la zona y ahí se ha topado con la Semana Santa, «algo muy arraigado en Burgos». Sin olvidar la presencia simbólica de la Catedral de Burgos, para lo que hay que mirar al suelo, con la que «subraya el papel de los museos como nuevas catedrales de arte y su poder legitimador de contenidos sociales, políticos y culturales».Molinos Gordo está feliz por mostrar su trabajo en el CAB, un centro que conoce desde su nacimiento y en el que nunca pensó que pudiera entrar como artista. Pero ahí está. Y, en palabras de Javier del Campo, con uno de los proyectos más atrevidos que han pasado por el nivel -1: «Lo ha dejado absolutamente desnudo y eso supone una valentía tremenda. Ha conseguido convertir un no lugar en un nuevo lugar».A la ribereña se le multiplican los planes. Participará en ARCO en un proyecto en el Instituto de México en España a través de su galería, Travesía Cuatro de Madrid. Después regresará a Omán, donde se trasladó ante la situación convulsa de El Cairo (Egipto), donde residía y trabajaba desde hace años.

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