Nueva temporada expositiva del CAB
En el estudio de la pintora me colé
La artista vasca Susana Talayero afronta el reto de devolver a la pintura su lugar en el mundo del arte en ‘Relatos de entrenamiento’
Susana Talayero despliega un mundo de fantasía a través de pinturas con distintos formatos y soportes.-Santi Otero
La pintura es la dueña y señora de Relatos de entrenamiento, la colección que despliega Susana Talayero en el nivel -2 del CAB hasta el 3 de junio. Las obras, con un abanico de formatos y soportes, se extienden por el espacio en un desorden ordenado que hacen que el espectador se sienta como un intruso en el sanctasanctórum de la artista. El olor a pintura en una de las salas pequeñas añade regocijo a esa coladura en el universo de fantasía que destilan las creaciones de la pintora vasca que vivió durante nueve años en Roma creando un vínculo con el arte contemporáneo italiano.«Para mí el arte es una especie de entrenamiento sin un final, sin una llegada concreta, donde el valor está en los procesos de trabajo sean cuáles sean y en el hecho artístico», destaca Talayero y explica que ahora mismo se encuentra en un momento de «reivindicarme desde y en la pintura, que puede parecer un lenguaje obsoleto, porque tiene una carga y una tradición, pero, precisamente por eso, me parece un medio en el que se puede seguir trabajando».Habla de esta exposición como un «reto maravilloso» que le llegó cuando se encontraba de lleno en una retrospectiva en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.Allí, el director de Arte, Javier del Campo, la preguntó sobre lo que pasaba con la Susana de ahora. «Yo estaba cómodamente instalada en la memoria y me pareció un regalo y un desafío esa propuesta, además del conflicto que los nuevos retos generan», recuerda y, como sus compañeros, después de estar tres días con el montaje en el CAB, siente que ya es su casa además de ser «un centro muy consolidado dentro del panorama artístico del Estado».Su pintura, observan desde el CAB, no oculta su cercanía a la forma: «Rasguños, rastros, evocaciones de representaciones cercanas y reconocibles, manchas de color acotadas con pinceladas gruesas, miradas, rostros camuflados y deformados, ecos de dibujos y de lápiz. Pinturas individuales y a la vez necesitadas de sus compañeras de serie. Obras surgidas, pensadas e ideadas en su aspecto final en el estudio, pero cuya definitiva visión solo será posible tras un proceso de montaje entendido tanto como investigación como creación».