El Correo de Burgos

Literatura

Cuéntame un cuento (o más)

La escritora y contadora Ana Cristina Herreros imparte un laboratorio de narración oral en la librería La silla mágica. «Más que enseñar o corregir, me interesa que aprendan a poner en valor lo que hacen»

Ana Cristina Herreros se dirige a las mujeres que participan en el plató de historias en que se ha convertido La silla mágica.-Santi Otero

Ana Cristina Herreros se dirige a las mujeres que participan en el plató de historias en que se ha convertido La silla mágica.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Una pizca de inquietud, un puñado de curiosidad, unas gotas de fantasía y un buen chorro de ganas de compartir son los ingredientes esenciales que bullen en el laboratorio de cuentos en que ha tornado la librería La silla mágica (Monte Sano, 4) durante cuatro jornadas. La contadora Ana Cristina Herreros, autora de un importante número de libros, con un intenso trabajo en la recuperación de relatos tradicionales de distintas culturas, imparte este taller de narración oral en el que participan trece aprendizas ávidas de desenvolverse en el arte de contar historias.Ana Cristina Herreros, Ana Griott en los escenarios, dirige esta orquesta. «El objetivo es que aprendan que tienen mucho que contar, que saben hacerlo ya, aquí solo lo evidenciamos, y también a comunicarse de una manera eficaz», resume como objetivos de esta actividad, que, está convencida, «les ayudará un montón en su vida, tanto en la comunicación con sus niños, que es el mayor plan antidroga, como a expresar cosas que a veces no se atreven a soltar porque las mujeres hemos estado tradicionalmente silenciadas y tomar la voz nos cuesta y, sobre todo, sentir que tenemos algo que contar porque casi todas tenemos problemas de autoestima, porque también hemos estamos ninguneadas».Defiende que todo el mundo, sin excepción, tiene algo que contar y se muestra fascinada por la experiencia que están viviendo.«Es muy bonito compartir experiencias porque además son mujeres de muy diferente procedencia y formación -periodistas, maestras, trabajadoras de hospital...- que se unen por la necesidad y el deseo de contar mejor, porque ya cuentan todas y mucho», ríe la narradora que, más que enseñar o corregir, desea que aprendan «a poner en valor lo que hacen».Aunque el laboratorio vive hoy su cuarta y última jornada, Herreros espera que el equipo se mantenga. «En esto de contar cuentos, lo importante cuando estás empezando es hallar un grupo de referencia con el mismo interés, en el que puedas hablar de lo que funciona y de lo que no», anota y concluye que su principal misión es que cada una encuentre su voz.En esa búsqueda anda Montse Reverte. Apasionada de la literatura, algo irremediable al venir de una familia «en la que el libro se considera un tesoro, una inversión y todo un mundo de imaginación», espectadora reincidente de las propuestas de Ana Griott, «enamorada de su voz narradora», y escritora aficionada, autora del blog El baúl de Mon, no se lo pensó mucho cuando vio la oportunidad de asistir a a este laboratorio de creación.«Me apetecía aprender. No es lo mismo escribir que narrar y me parecía muy complementario y muy enriquecedor», explica esta joven mamá de dos niños cuya única experiencia como contadora de cuentos ha sido en el cole de sus hijos y siempre con el apoyo del libro.Sus expectativas, después de dos sesiones, se están cumpliendo. «Está siendo muy exhaustivo. Parece que en tres horas no estás profundizando y luego llegas a casa, piensas y te das cuenta de que sí lo estás haciendo, y mucho», advierte y añade que le está sirviendo para afianzar elementos de escritura, detectar vicios ya adquiridos... «Y todo salpicado de cantidad de información académica, de sus viajes, de otras culturas, cómo se narra en otros lados, de la conexiones que nos unen, de sus experiencias vitales...», se explaya.Las propietarias de La Silla Mágica también están exprimiendo la experiencia.Silvia Cernadas resalta el crecimiento personal como la principal aportación. «Tiene la virtud de que parece que te cuenta anécdotas y cuando llegas a casa ves toda la información que te ha dado y el tiempo que puedes pasar ampliándola», subraya a la vez que apunta los recursos profesionales que están adquiriendo para, en su caso, vencer el miedo a la improvisación.Mientras Arancha Suances valora las herramientas para contar y expresarse en público, «sobre todo para realizar nuestros propios cuentacuentos, que, aunque ya hacemos, necesitábamos una información más específica que nos diera soltura para hablar delante de niños y también de adultos».La magia de los cuentos anida hasta hoy en San Pedro de la Fuente. Quizás sea el inicio de una duradera historia.

El ratón Pérez y los albinos

Ana Cristina Herreros es una vieja conocida del público burgalés. Su voz ha sonado en el Salón del Libro Infantil y en la Feria del Libro. Quién sabe si volverá al Espolón este año. Novedades editoriales no le faltan. Siruela acaba de reeditar La asombrosa y verdadera historia de un ratón llamado Pérez y bajo su propio sello, Libros de las malas compañías, ha salido Estación invierno y en breve lo hará una recopilación de relatos de la población albina de Mozambique, ilustrados con cartón de la basura pintado de blanco.

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