El Correo de Burgos

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Antología de tragos y recuerdos

Paco Arana reúne una selección de sus textos e incorpora nuevos en ‘De un tiempo a esta parte’

Portada del nuevo libro de Paco Arana.-

Portada del nuevo libro de Paco Arana.-

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A.S.R.
Burgos

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Los indianos que felices echan la partida al subastao en la tierra donde nacieron después de una vida al otro lado del Atlántico y los que cayeron en el olvido arruinados en esa búsqueda de su personal dorado, taberneros que miran con un ojo la caja y con otro los años gastados tras la barra, hermanas que andan a la gresca y se reconcilian bajo tierra, el músico que encuentra en la cuna de sus antepasados la guitarra de sus sueños, bailarinas enamoradas, artistas callejeros con el duende en el alma, taberneros con mal temple y corazón caliente, toreros venidos a menos con el estoque y a más en otros lances...Paco Arana brujulea en su memoria, se pasea por tabernas tocadas por la magia del duende y por los burladeros de plazas de segunda para alumbrar su último libro, De un tiempo a esta parte, una antología que reúne una selección de los relatos aparecidos en sus anteriores volúmenes, Te acuerdas de cuando entonces y Flamencos y taurinos, completados con un puñado de cuentos inéditos.La atmósfera cañí, de coplas, refranes y dichos populares, envuelve la nueva publicación del escritor y guitarrista flamenco burgalés que se presentará el domingo 27 de mayo a la hora del vermú en Pradoluengo.Y es que esta localidad centra una de las cuatro partes en las que se articula el libro: Cuentos de la villa textil, Del duende, A la tauromagia y Quién lo diría. Esta última es un cajón de sastre que incluye una nueva revisión de la historia ampliada que escribió sobre El Patillas con la introducción de nuevas «anécdotas muy chuscas» y chascarrillos varios de la mítica taberna que se mantiene cerrada al público.«Todos son relatos costumbristas que se mantienen dentro de la ficción, aunque encierran mucha realidad», resume el autor a la vez que observa su intención de brindar un friso de las clases que jalonaban la sociedad en los años de la posguerra tan marcada en pueblos pequeños como Pradoluengo, donde el autor pasó largas temporadas durante su infancia y donde, burlando los deseos de sus tías, que «vivían en la acera de los ricos», gustaba de juntarse con los personajes más castizos que con los de alta alcurnia.Dijo Rilke que la infancia es la verdadera patria del hombre y a esos años de correrías por la villa textil se entrega el autor. Pero Paco Arana alimenta otras pasiones. Su nombre camina asociado al flamenco y a la tauromaquia y rasga la guitarra y coge el estoque para recrear en este volumen ambos mundos, viejos conocidos de su memoria literaria.

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