El Correo de Burgos

42 Feria del Libro

El cuento de nunca acabar

Jorge Martín dibuja los titulares de un coloquio entre mujeres de varias generaciones que concluye con la necesidad de que los gobernantes asuman que «la mujer es el centro del mundo»

Jorge Martín dibujó los titulares dados por, de i. a d., Sarmiento, Molinero, Arribas, Cloe, Varela y Arrieta.-Raúl Ochoa

Jorge Martín dibujó los titulares dados por, de i. a d., Sarmiento, Molinero, Arribas, Cloe, Varela y Arrieta.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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El debate sobre la igualdad entre hombres y mujeres se coló en la fiesta de la 42 Feria del Libro. El coloquio, protagonizado por cinco mujeres de distintas generaciones y ámbitos profesionales y conducido por una niña de 6º de Primaria, evidenció una vez más que ese cuento es el de nunca acabar. La arquitecta Arantza Arrieta, la arqueóloga Ángela Varela, la historiadora Silvia Arribas, la periodista Esther Molinero y la gestora de redes sociales de la Fundación Atapuerca, Susana Sarmiento, compartieron sus propias experiencias, hablaron de los pasos adelante dados y de los muchos que aún quedan por avanzar y apuntaron los cambios necesarios para que la mujer y el hombre se miren de igual a igual.

Mientras ellas hablaban, el ilustrador Jorge Martín tomaba nota en pósit y luego resumía en dibujos los titulares. Que no fueron pocos.Los más contundentes los dio Arrieta (55 años). Relató como las monjas de su colegio se llevaron las manos a la cabeza cuando dijo que quería ser arquitecta, también como su madre alentó sus sueños por encima de hábitos, y apuntó que en su profesión nunca se ha sentido menos por ser mujer. «El problema no es entre hombres y mujeres, sino entre padres y madres, compatibilizar la vida laboral y la familiar», puntualizó. Tranquilizó a las profesionales más jóvenes, a las que se debaten entre crear una familia o avanzar en su profesión: «No pasa nada. La vida es larga y siempre vas a poder subirte al carro, pero nunca te retires de la carrera».La responsabilidad del cambio la puso en manos de los gobernantes -«deben vernos a las mujeres como el centro del mundo»-, en las propias mujeres -«hay que salir de la posición de comodidad»- y en la educación -«los niños deben ver a las niñas como iguales»-.En los roles que aún existen entre chicos y chicas en los colegios puso su mirada Varela, que se emocionó cuando recordó que si había conseguido ser arqueóloga era porque su madre confió siempre en ella.

Arribas llamó la atención sobre el cambio en la respuesta de la sociedad ante la violencia machista -«antes pertenecía al ámbito familiar, nadie se metía»-, la existencia del techo de cristal y la creciente exigencia de convertirse en superwoman.Hasta el medio rural guio Molinero al público. La periodista señaló que allí «aceptabas lo establecido, no te hacías preguntas», pero advirtió que algo debían hacer los profesores «de manera sutil» para que la mayoría de las chicas sean hoy universitarias. También en la educación incidió Sarmiento, quien expuso cómo tuvo que luchar en casa para que la dejaran estudiar. Valió la pena: «El aprendizaje me hizo libre».Y aunque defendieron su optimismo respecto al futuro, las palabras de Cloe, de 12 años, que contó como se mantienen los prejuicios en su clase, deja claro que la lucha que queda por delante es ardua.

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