Caricias entre la danza de calle y la Catedral

El baile de calle y la arquitectura gótica de la Seo burgalesa se fundirán en un abrazo por obra y gracia de Danza en la Catedral: bailando con piedras, la nueva sección del Certamen Internacional de Coreografía Burgos-Nueva York, que se suma a los actos del celebración del octavo centenario del templo Patrimonio de la Humanidad. Seis creaciones disputarán esta nueva competición, que tendrá como escenarios el exterior de la capilla de los Condestables y las puertas del Sarmental y Santa María y se desarrollará el lunes 23 y el martes 24 de julio.La actriz Amelia Saiz guiará al público durante cada jornada. La primera exhibirá las propuestas Together we can, de Joseph Tonga y Ricardo da Silva, que, procedentes de Reino Unido, hablarán con sus cuerpos sobre la importancia de la amistad; Galápago, del zaragozano Iván Benito, que parte de la evolución y el origen de las especies; y Analepsis, de la gallega Paula Quintas, que aúna danza y circo en esta creación que la convertirá en una funambulista sobre un alambre.El segundo día de concurso contará con las piezas de la madrileña Milagros Galiano, que, junto con la cantante Leonor Jiménez, representa La resistente; los sevillanos Anna París, Raquel López y Álvaro Copado, que se regodean en la juventud en El último verano; y el sevillano Juan Manuel Prieto Pérez, que trasladará al público hasta la antigua Grecia para relatar una historia de caprichos divinos y sacrificios en Moera Krataia.Un jurado compuesto por el exbailarín Raúl Cárdenes, presidente de la Asociación de Profesionales de Danza en la Comunidad de Madrid, la directora de Trayectos, el Festival de Danza Contemporánea de Zaragoza, Natividad Buil, y el brasileño Fernando Lima, director de la compañía El punto! Danza Teatro, fallará los tres premios, de 3.000, 2.000 y 1.000 euros, de esta nueva categoría. La espera, el martes 23 por la noche, estará animada por una sesión musical de Samu Peñas.Esta iniciativa se inaugurará con una coreografía, fuera de concurso, dibujada por alumnos burgaleses de Danza dirigidos por la compañía mexicana Pájaro Mosca en la puerta de Coronería.«Proponemos utilizar nuestras piedras para que el creador tenga la mejor de las escenografías posibles y, además, es volver al origen, la danza estaba dentro de las iglesias, hay muchas manifestaciones como el Colacho de Castrillo de Murcia, y había que recuperarlo», expuso ayer el director de la cita, Alberto Estébanez, tras la firma del convenio de colaboración junto al arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, presidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral, que se mantendrá en próximas ediciones e, incluso, se intentará ampliar.Tanto entusiasmo desplegó sobre la mesa el también responsable del Ballet Contemporáneo de Burgos que el prelado advirtió estar «deseando verlo y saborearlo».El certamen busca sorprender al público con esta nueva propuesta como ya lo consiguió con la Danza Vertical, que, con pesar de Estébanez, se descuelga del programa definitivamente: «A raíz del accidente de Pedro Aunión en el Mad Cool, las exigencias ahora son bestiales, son inasumibles, y no queremos someter a los patrocinadores a esa responsabilidad».