El Correo de Burgos

17 Certamen de Coreografía Burgos-Nueva York

Virguerías con telón gótico

Iván Benito, Paula Quintas y Pájaro Mosca, que sustituyó a Joseph Toonga y Ricardo Da Silva, estrenan la nueva sección, que seduce al público

Imponente marco en el que la artista gallega Paula Quintas interpretó ‘Sinalepsis’.-Santi Otero

Imponente marco en el que la artista gallega Paula Quintas interpretó ‘Sinalepsis’.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Las virguerías escultóricas de los maestros del gótico se fundieron con las de los bailarines en el aire en el estreno de la sección Bailando con piedras. Danza en la Catedral, que sedujo al público burgalés. Desde el prólogo, fuera de concurso, con Danza de vida para una Catedral rota, de Alberto Estébanez, y El espacio del verbo, a cargo de los alumnos del curso International Summer Dance, a las tres primeras piezas en competición: Galápago, de Iván Benito, interpretada finalmente en el exterior de la capilla de los Condestables; Sinalepsis, de Paula Quintas; y Cocuyo, de Elisa Medina y Noemí Sánchez, que sustituyó a Together we can, de Joseph Toonga y Ricardo Da Silva, que no llegaron a tiempo por un problema con el vuelo.Con su cuerpo como único instrumento, Iván Benito dibujó sobre las duras losas el origen de las especies en Galápago, una obra que parte de la teoría de la evolución y despliega «la evolución que sufre cada individuo en su adaptación al entorno para su propia supervivencia», en palabras del propio coreógrafo unas horas antes de impresionar a los espectadores que le hicieron corro.¿Un fondo tan imponente como la Catedral eclipsa o realza la interpretación? Benito no duda. «Ayuda porque el contraste da mucho juego y crea un ambiente ideal para la danza», contesta.Este solo se estrenó el año pasado y desde entonces, como si hiciera caso a su propio contenido, ha experimentado cambios hasta ahora, que, según Benito, tiene ya una buena estructura que se adapta a los elementos arquitectónicos que se encuentra como escenario. «Tengo una base de parkour que me gusta incorporar a la pieza para que cada vez que la realice sea una lucha y una adaptación tanto para mí como para el espectador», destacaba cuando sus movimientos aún no habían abierto bocas como si del Papamoscas se tratara.Y como si de una procesión sin rezos se tratara, el público se trasladó hasta la puerta del Sarmental para observar el combinado de danza, circo, teatro y arquitectura que destila Analepsis, la creación de Paula Quintas.«Como su nombre indica, es una escena retrospectiva que desordena pasado y futuro y dentro de la propia propuesta hay una relación con un objeto con el que existen juegos de manipulación, desconfianza, afecto y desafecto, apego...», comentaba la coreógrafa y bailarina horas antes de su intervención, un solo con un alambre y un abanico, un elemento que «ayuda a ejecutar partes técnicas más acrobáticas y dancísticas».Sinalepsis llega desde el Festival SolodosenDanza de Costa Rica, una cita con la que la burgalesa mantiene un vínculo estrecho, y su creadora asegura que contar con la Catedral como escenografía es un bombón. «Soy también historiadora del arte y para mí son muy importantes los fondos en los que trabajo y esa portada habla por sí sola. Yo solo intento que me abrace y me dé fuerza para ganar», anota.A contrarreloj calentaron Elisa Medina y Noemí Sánchez, de la compañía mexicana Pájaro Mosca, que desplegaron Cocuyo en la plaza de Santa María. Una obra que, explican en una nota de prensa, «constituye un homenaje a las batallas perdidas, a los sublimes esfuerzos y esos desafíos tan impensables como el de combatir contra la propia muerte y salir victorioso».Esta fusión de artes regresa hoy (20.30 horas) con La resistente, de Milagros Galiano; Moera Krataia, de Juan Manuel Prieto Pérez; y El último verano, del Colectivo La Casquería.

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