El Correo de Burgos

Exposición

De gallos, amistad y viejos sueños

Cristino inaugura la nueva sala de Cajaviva Caja Rural con ‘El lenguaje del hierro’, un homenaje a Ignacio del Río

La fiereza de la pelea de gallos explota sin mirar a los lados en la pieza férrea  que ocupa el centro de la sala de la avenida de la Paz.-Israel L. Murillo

La fiereza de la pelea de gallos explota sin mirar a los lados en la pieza férrea que ocupa el centro de la sala de la avenida de la Paz.-Israel L. Murillo

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Dice la canción de Sánchez Ferlosio que no se rinde un gallo rojo más que cuando está ya muerto. E Ignacio del Río peleó hasta el final. Hasta la última copa de vino soñó con compartir con Cristino una exposición con el gallo como estrella del corral. La parca ganó la partida al pintor antes de poder brindar por el éxito de esta propuesta. Pero cayó derrotada cuando intentó acabar con su ilusión. Se mantuvo viva en el corazón del amigo y ahora se materializa en El lenguaje del hierro, una muestra de pintura, dibujo y escultura en la que Cristino evoca al colega perdido, con la que, además, se inaugura la sala de Cajaviva Caja Rural.«Tenía que haber sido una exposición de los dos, pintura suya y escultura mía, pero murió tan rápido que no nos dio tiempo. Y este es mi homenaje a una de sus imágenes más icónicas», resume el artista, que, guasón, mete a un lobo en el corral (lo realizó para una exposición sobre Rodríguez de la Fuente en el MEH pero no llegó a tiempo).Los óleos, acrílicos y dibujos de gallos de Cristino son distintos a los de Ignacio. A simple vista. El artista de Gamonal se inclina al sepia, a la paleta oscura, en la que apenas se aprecian fogonazos luminosos de color. Pero sí reflejan la fiereza, la valentía, la fanfarronería, la elegancia y el carácter peleón que destilaban los célebres óleos del amigo.Sorprenden los cuatro bocetos realizados con vinilo de color -alegres fucsias, electrizantes azules, destellantes verdes...- previos a una serie de serigrafía.Unos y otros están al servicio de las esculturas. Ellas mandan. Cristino admite la complejidad de realizar los gallos en hierro. «Conseguir el movimiento exige trabajar mucho el dibujo. Yo no soy un artista realista. Yo tiro al surrealismo, a lo que yo llamo anomalías estructurales, pero aquí me miro en la obra de Ignacio, que era un maestro del movimiento», añade el autor, que solo abraza esa fantasía en el que da la bienvenida, de más de dos metros de altura.El resto se regodea en un realismo que lleva a apartarse de los dos que, fieros, pelean en el centro de la sala, con el espolón erizado, con la cresta en punta, con las plumas a punto de perderse en el aire por la virulencia de la batalla. O a acariciar a los pequeños de hierro pulido que miran con embeleso a la gallina. O a dar un respingo ante el que abre el pico y vuela en busca de su presa...El lenguaje del hierro estará abierta hasta el 4 de noviembre de martes a sábado de 12 a 14 y de 19 a 21 horas y domingos de 12 a 14 horas.

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