El paisaje entre los árboles

El chopo se levanta enhiesto hacia el cielo castellano como un personaje imperturbable de su devenir. Su perfil se dibuja en la mirada de Marcos Hernando López (Sestao, 1950), en sus paseos por los paisajes de su infancia y su juventud, por las tierras de sus abuelos, que nacieron en Villalmanzo y en el Valle de Tobalina. El artista traslada esas sensaciones vividas a las pinturas, esculturas e instalaciones que componen Impronta, su primera exposición en Burgos, que ocupa la Sala Pedro Torrecilla de Cajacírculo hasta el 28 de octubre.«Mi vinculación con la tierra, Burgos y la familia me ha hecho replantearme algunas cosas y de cierta manera recupero Castilla», comenta el autor, que a los 18 años empezó a estudiar Medicina en Valladolid, aunque la que concluyera finalmente fuera Bellas Artes en Bilbao, donde entró como profesor en 1985.

Hernando López advierte la importancia del espacio en el resultado final de la exposición. Las instalaciones realizadas con el citado populus alba y otros árboles como encina, avellano o madroño, algunos descartes en la búsqueda del material ideal, marcan el eje de la muestra. Maderas colgadas, plantadas sobre el suelo o coloreadas dialogan con las pinturas y dibujos que visten las paredes y que recuperan las sensaciones latentes en la memoria de esas vivencias de cercanos o lejanos paseos castellanos.Paisajes soñados una noche de verano, bodegones bendecidos por la hogaza de pan que tantas veces vio sobre la mesa, personas que conversan mirándose a los ojos, manchas de color bajo el sol estival o el riguroso frío invernal, recuerdos resquebrajados...