El Correo de Burgos

Exposición

Evocador cuaderno de viaje

Rafael Mediavilla traza una búsqueda interior desde su infancia en el Arlanza a Jerusalén pasando por Burgos, Madrid, Roma o Atenas. En el Arco de Santa María hasta el 4 de noviembre

Rafa Mediavilla, junto a una de las obras en las que evoca su paisaje de la infancia en tierras del Arlanza.-Raúl Ochoa

Rafa Mediavilla, junto a una de las obras en las que evoca su paisaje de la infancia en tierras del Arlanza.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Travesía traza un camino físico, desde las legendarias tierras del Arlanza hasta la simbólica Jerusalén, pero también marca los pasos de un viaje emocional, de una aventura al interior de uno mismo, a lo que ha sido, es y será. La nueva exposición de Rafael Mediavilla se pierde en la bruma del recuerdo, marca unas sensaciones, desdibuja las que se quedan en la periferia. Burgos, Madrid, Roma, Atenas, Estambul y Jerusalén se erigen en musas del pintor. Pero su colección no es un libro de postales, sino de emociones.«Para mí, y creo que para Occidente, estas ciudades son guardianes de nuestra propia cultura y de todo lo que hemos sido a través de la historia. Son símbolos», destaca sobre esta muestra que se despliega en el Arco de Santa María hasta el 4 de noviembre y que él observa como el colofón de un proyecto expositivo y pictórico que comenzó hace cinco años en la misma sala con Poemario incierto y siguió con Trovas de melancolía en la Sala Pedro Torrecilla en 2017.«Las formas, el color y la manera de trabajar es similar a las anteriores, pero sí se diferencia en la temática. Nunca había hecho paisaje urbano hasta ahora. Aquí se ven esas ciudades de las que hablo, que querían que fueran reconocibles», completa sobre esta suerte de cuaderno de viaje que testimonia una búsqueda interior, un registro de sensaciones, una evocadora travesía por la vida de uno «con la pretensión, no sé si vana o no, de que el espectador haga su propio recorrido en el tiempo y recupere sus propios sentimientos».Para facilitar esa expedición, Mediavilla mantiene el espíritu poético, amable y liviano en su pintura, con una clara apuesta por la belleza, sin estridencias en la paleta cromática ni en las texturas. Obras para la contemplación. Más evocadoras en el piso inferior, sobre todo las que reflejan los paisajes de la infancia, y más descriptivas en la superior, con las callejuelas de Estambul, la majestuosidad del puente de Sant’Angelo, la mirada a pie de la Catedral de Burgos, el inalcanzable Partenón ateniense...La mano del pintor conduce ese itinerario por la memoria, la cubre de una pátina melancólica, obliga a fijar la mirada en un templo o en una escultura, se acerca a estas urbes a vista de pájaro o a pie de calle, esquiva la figura humana, busca el bullicio y la soledad, hace el silencio con manchas de color o se deja envolver por la nebulosa del recuerdo.

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