El Correo de Burgos

Música

«Nunca he escrito desde la tristeza»

Ricardo Lezón desgrana las canciones de ‘Esperanza’, su primer disco en solitario, impregnado por las sensaciones del paisaje soriano, hoy en La casa de las musas

Ricardo Lezón saldrá solo al escenario de La casa de las musas.-

Ricardo Lezón saldrá solo al escenario de La casa de las musas.-

Publicado por
A.S.R.
Burgos

Creado:

Actualizado:

La soledad del paisaje soriano del que se enamoró aquel día que su abuelo decidió parar sin motivo alguno en Abejar, el frenesí creativo de una noche de insomnio, la querencia por las canciones de Julio Iglesias y José Luis Perales y el amor, siempre el amor, avivan las nueve canciones de Esperanza, el primer álbum en solitario de Ricardo Lezón, miembro de McEnroe, una de las bandas de la llamada escena indie nacional. Un disco que su autor desgranará con su guitarra y voz esta noche en un íntimo concierto en La casa de las musas (21.30 horas, 10-13 euros).La actuación se enmarca en la recta final de la gira de presentación de este trabajo con el que lleva un año recorriendo unas carreteras que ya había transitado con McEnroe. ¿Cómo ha sido la experiencia? «Muy buena porque todo lo que buscaba y necesitaba lo he encontrado. La respuesta del público ha sido buena, venía ya por la inercia de McEnroe, que, aunque somos un grupo pequeño, tenemos unos seguidores muy fieles. Y he sentido que llegaba a sitios donde antes no lo hacía y también al contrario», responde a través del teléfono.El parón que pedía McEnroe tras Rugen las flores, las canciones que esperaban su oportunidad... Todo se conjuró y nació esta ópera prima como Ricardo Lezón. Por aquellas, vivía en Noviales, un pueblo de Soria al que llegó a través del anuncio de alquiler de un hotel rural. El idilio con estas tierras había empezado cuando su abuelo, que gustaba de coger el coche y llevarse a la familia a recorrer mundo, paró un día en Abejar y decidió, sin razón alguna, que pasarían todas las semanas santas allí. Algunos iban a regañadientes. Él lo hacía encantado, fascinado por el lugar desde el minuto uno.«Era un pueblo con poca gente, nevaba, me gustaba y esa atracción se quedó. Años antes de ir a Noviales, estuve unos meses en Torreblacos. Allí pasaba unos días, escribía, desconectaba...». El candor de este paisaje castellano recorre Esperanza. «Era una aldea donde vivíamos tres personas y la naturaleza lo invade y lo gobierna todo. Esto está muy presente en el disco. Me impresionó mucho y las letras están muy ligadas a todo eso», confirma.Chet Baker es la canción que abre este álbum. En ella palpita la mano de Txomin Guzmán, un músico de Getxo, donde vive Lezón, con el que tenía muchas ganas de trabajar aunque, a priori, el trabajo de uno y otro poco tuvieran que ver. «Le pedí que me ayudara, me apetecía poner las canciones en manos de otra persona, de alguien a quien además admiro. Esta fue la primera que hicimos y suena muy folk, muy arrastrada, muy McEnroe, los dos nos quedamos flipados y para qué experimentar más», apostilla este músico que rechaza experimentar por experimentar: «Hay sitios a los que me gusta volver y de los que no quiero alejarme mucho...».De otro color es la colaboración que mece Arena y Romero, de los primeros temas que compuso, una historia basada en hechos reales, en los de un amigo sevillano. Su hija Jimena, de 16 años, acompaña la voz de su padre, que no se atreve a aventurar que haya otra artista en la familia: Cuando empiece a anochecer, bajaré hasta la alameda, me sentaré en una terraza, a esperar a que aparezcas, y hablaremos de bobadas, beberemos unas cervezas, planearemos, como siempre, un viaje a la playa...Noviales alienta La paz salvaje. «Tenía que ir a hacer la compra bastante lejos y mientras conducía vino a mí», observa al tiempo que la enmarca en la canción de autor. «A mí me gustan mucho, aunque es una figura bastante denostada. Siempre me ha sorprendido que se separe al cantautor de los grupos rock porque un cantautor es todo aquel que hace una canción y la canta, pero de repente se le aplica a un tío con una guitarra haciendo canciones tristes cuando hasta Kurt Cobain lo era», agrega.A él, desde luego, no le importa que le etiqueten así. Es más, afirma, que ya hay muy pocas cosas que le molesten. Tanto es así que le cuesta encontrar alguna más allá de su propio desorden. «Antes me fastidiaba que siempre que se escribía sobre McEnroe o sobre nuestras canciones se acudía a la tristeza como una seña de identidad, como si fuera lo único que transmitían, y me molestaba porque nosotros nunca hemos escrito desde la tristeza ni para transmitirla y tampoco es una palabra a la que me haga mucha ilusión que me asocien siempre, pero llega un momento que te das cuenta de que no puedes hacer nada», se explaya.Al amor canta en El momento, la composición más popera. «Se trata de no olvidarse de que, aunque todo vaya mal, siempre hay un sitio al que volver. Hay que hacer énfasis en lo que une y no en lo que separa».

Como «baladón» y «balada del carajo» se refiere a Ella baila. Su condición de fan de Julio Iglesias y José Luis Perales la alumbra. «Me han influido mucho en la forma de cantar, no en las letras, y tenía muchas ganas de hacer una balada clásica», sostiene sobre la que es una de sus favoritas.El paisaje soriano asoma de nuevo en Lobos y en Noche en Noviales. En la primera, que es otra canción de amor -«casi todas las canciones que he hecho en mi vida lo son»-, recupera las sensaciones de la vuelta a casa después de tocar y estar cuatro días fuera del pueblo. La segunda, que cierra el álbum, está trufada por las sensaciones que vivió durante su estancia allí.El amor vuelve a saltar en Lamento. «Es una canción muy desnuda, muy confesional, y nos costó encontrar cómo vestirla. Está muy llena del título del disco, de esperanza», cuenta antes de pasar a Primavera en Praga, nacida de un impulso, de uno, dice, de esos que son habituales en él y que tanto le gustan. «Es el impulso total. Está grabada en directo, de noche, y la letra está basada en un poema de Paul Celan y de un escrito del expresidente checo Václav Havel, que leía en aquel momento».Tras su paso por Burgos, Esperanza seguirá el periplo hasta agotar el año en Santander, Valencia, Madrid, Barcelona y Mallorca. Una gira que deberá compaginar con un puñado de proyectos. Trabaja en el nuevo álbum de McEnroe, que planean grabar en diciembre, trastea ya con las canciones de su segundo disco como Ricardo Lezón, anda emocionado con una guitarra española que se acaba de comprar, vislumbra ya la salida de un libro junto a Laura Agustí... «Es un no parar y que no falte».

tracking