El Correo de Burgos

Exposición

Simios que mueren de amor

Isabel Muñoz reivindica los derechos de gorilas, orangutanes, bonobos y chimpancés a través de 20 retratos fotográficos que ocupan la Sala Pieza Única del Museo de la Evolución Humana hasta marzo

Isabel Muñoz observa la pieza que recoge un beso entre orangutanes.-Raúl Ochoa

Isabel Muñoz observa la pieza que recoge un beso entre orangutanes.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Miradas curiosas, rostros malencarados, divertidos gestos, cálidos besos y tiernos abrazos, manos entrelazadas que hablan de amor, movimientos que dibujan inquietud... Detrás de estas pinceladas no se encuentran retratos de humanos, sino de orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos. Isabel Muñoz reivindica los derechos de estos grandes simios en Discurso para la academia, una colección de 20 fotografías que expone en la Sala Pieza Única del Museo de la Evolución Humana (MEH) hasta marzo, con entrada gratuita.«Desde que, a través de las imágenes, he descubierto a los grandes simios para mí tienen derechos y hay que luchar para que sean una realidad», advierte la Premio Nacional de Fotografía 2016 y doble World Press Photo, después de hablar maravillada de la capacidad de sufrir y amar que ha observado en estos primates a través del objetivo. «He visto cómo son capaces de sentir, de reconocer la muerte, de morir de amor, cómo en un abrazo uno de ellos cierra los ojos para sentir al otro, la curiosidad que les despierta una cámara o el hastío cuando están cansados de verte», se explaya la fotógrafa sobre estos retratos a gorilas, chimpancés y bonobos de la República Democrática del Congo y orangutanes de Borneo realizados entre los años 2014 y 2016.El proyecto nació en las tierras altas de Papúa Nueva Guinea. Cuenta Isabel Muñoz que la naturaleza le parecía tan bella que ella nunca pensó retratarla hasta que dio con estos personajes. «A través de ellos la veo de otra forma», señala y se remite a las palabras de la directora de Políticas Culturales, Mar Sancho, que subraya cómo la artista «los devuelve la dignidad de ser ellos mismos», algo en lo que también trabajan investigadoras como Jane Goodall.La inmensidad de la naturaleza inspiró la propuesta y un cuadro de Rembrandt en el Museo del Prado le dio la pista para llevarla a cabo. Pone en un primer plano, iluminado, lo que quiere contar y se apoya en las sombras del fondo, pero sin perderlo. El resultado final, sobre papel de acuarela, «que da una sensualidad especial», se vale de la platinotipia, un método de revelado antiguo, con sales de platino y paladio, totalmente artesanal, muy laborioso pues cada copia se hace por contacto y requiere de un negativo del mismo tamaño que la fotografía.Unas imágenes imponentes que ponen al visitante frente a frente con sus parientes más cercanos. Que, como los humanos, sufren, aman, se enfadan y besan.

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