El Correo de Burgos

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El humor marca la vuelta de Carazo a la novela

El escritor burgalés cuenta las andanzas de un joven filósofo que va a Francia a cuidar de su tía en ‘Un otoño en Burdeos’ y aborda la enfermedad de Alzheimer en ‘El viaje a Grindelwald’. Firmará ejemplares en la librería Luz y Vida el jueves

Jesús Carazo reside desde hace años en Burdeos, pero sin perder la pista a su ciudad natal.-

Jesús Carazo reside desde hace años en Burdeos, pero sin perder la pista a su ciudad natal.-

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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El Jesús Carazo dramaturgo había eclipsado al novelista en los últimos tiempos. Pero mientras uno pisaba los escenarios, el otro acumulaba historias en el camerino. Ahora el foco cambia de dirección. A la vez que retoca una novela larga que aparecerá, «si todo va bien», en primavera, publica dos pequeñas, Un otoño en Burdeos y El viaje a Grindelwald, reunidas en un mismo volumen por Alt Autores, en las que el escritor burgalés, que firmará ejemplares el jueves en la librería Luz y Vida (desde las 19 horas), tira de humor y demuestra estar al tanto de la realidad que le rodea.Un otoño en Burdeos, concluida hace apenas tres meses y aderezada con episodios recientes como la muerte de Johnny Hallyday, cuenta las andanzas de un joven recién licenciado en Filosofía que se traslada a Burdeos para supervisar los trabajos de reforma de la casa de su tía, que acaba de sufrir un accidente de tráfico. La estancia tornará en disparatada aliñada por las broncas con el albañil, la turbadora amistad que traba con la joven dueña de un perro, el nebuloso pasado de su difunto tío o la enigmática relación de su tía con el propietario de un restaurante chino de nombre La orquídea escarlata.Menos de un año hace del punto y final de El viaje a Grindelwald. «Quería hablar de una enfermedad que se está convirtiendo en la más terrible plaga de nuestro siglo», apunta refiriéndose al alzhéimer. Para hacerlo se sube en el coche de una pareja de jubilados, un periodista de Valladolid y su mujer, afectada por este mal, que se dispone a visitar a unos amigos en la ciudad suiza.Cada una de las novelas destila un tono, pero en ambas aflora el humor, incluso para hablar de algo que tiene muy poco como es el alzhéimer. «Es que es la única manera de afrontar las miserias de este mundo. El protagonista solo puede sobrellevar su desgracia lanzando una mirada irónica, y a veces autocompasiva, sobre lo que le está pasando», arguye Carazo, que, «como a todo el mundo», le da miedo la posibilidad de quedarse sin memoria: «Sin ella perdemos nuestra identidad y nos convertimos en objetos flotantes que las corrientes de la vida diaria llevan de un lado para otro».Más allá de este mal, ambas historias introducen temas de informativo como la inmigración, el feminismo o la trata de personas. Para el autor la actualidad es una musa indispensable. «Tanto el novelista como el dramaturgo deben ser testigos de su tiempo. Al menos es lo que me planteo siempre en mis obras. En cierto modo es como dejar un testimonio de mi paso por este mundo», sostiene.En todos sus libros, también con independencia del género, trufa unas pinceladas autobiográficas. Y en esta vuelta a la novela mantiene ese juego. «Si algún día los estudiosos se deciden a rastrear en mis obras la biografía del autor, van a tener bastante trabajo…», dice divertido.La encontrarán en el protagonista jubilado de El viaje a Grindelwald, pero también en el joven Hugo, «aunque él sea algo más fantasioso y justiciero que yo», que no es filósofo por casualidad. El viejo profesor de literatura es licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense, «aunque creo que el personaje está más satisfecho de sus estudios que su creador», y en estas páginas rompe una lanza por ella. «La Filosofía es esencial para el desarrollo intelectual de los chicos, pero no es tan fácil formar a los profesores que uno hubiera deseado tener…», apostilla.Ese brujuleo en la realidad más cercana es evidente en la elección de Burdeos, donde vive desde hace años, aunque también realice un pequeño guiño a Burgos, por donde pasa el matrimonio en su automóvil. Recuerda que su ciudad natal siempre ha estado muy presente en su creación, tanto en la novela (El soñador furtivo, Los abismos de la noche, Secretum, Las sombras de la caverna...) como en el teatro (Dos viejos lagartos, Una gloria local…). Y en ella pasará los próximos días.

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