El Correo de Burgos

Folclore

Dulzainas de cuatro regiones toman hoy la ciudad

Un pasacalles y un festival celebran el 33 Día del Dulzainero

El pasacalles dulzainero ya es una tradición del otoño burgalés.-Israel L. Murillo

El pasacalles dulzainero ya es una tradición del otoño burgalés.-Israel L. Murillo

Burgos

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La dulzaina pone la banda sonora al primer día de diciembre. El 33 Día del Dulzainero reúne a ocho formaciones de cuatro comunidades autónomas a orillas del Arlanzón para reivindicar este instrumento. Músx, de Orrius (Barcelona), laBizkaiko Dultzaineroak (Vizcaya), la Escuela de Folclore Plaza Castilla de Madrid, Dulzaineros de Campos de Palencia y Alberto Jambrina y Pablo Madrid de Zamora se unen a los grupos burgaleses de Capiscol, Amigos de la Dulzaina y Escuela Municipal de Dulzaina.La jornada comenzará en la calle San Lorenzo frente a la sede de la Escuela Municipal de Dulzaina a la una de la tarde, de donde partirá el pasacalles que animará el centro histórico a la hora del vermú, y se cerrará con el ya tradicional festival en la Sala Salvador Vega de Las Bernardas con la actuación de todos los participantes a las 19.30 horas (entrada libre hasta completar aforo).«Es una fiesta en homenaje a todos los que han tocado y tocan este instrumento, un recuerdo a los mayores que nos lo han legado y un apoyo a los que hoy siguen sus pasos», explican desde la Escuela Municipal de Dulzaina, organizadora del acto, al tiempo que apuntan que este día constata que existen nuevas generaciones que toman el testigo y reinventan la manera de sacarle partido, «sin olvidar las piezas y las maneras que ya forman parte de la tradición».Durante los más de 30 años de esta celebración han pasado más de 160 agrupaciones procedentes de distintas partes del país con más de 1.000 músicos que demuestran que el instrumento está vivo y que, lejos de ser propiedad exclusiva del folclore castellano, está integrado en el acervo cultural de otras latitudes como Cataluña, Valencia, Madrid o País Vasco.Se mantiene viva igualmente a orillas del Arlanzón y en el resto de la provincia, donde, tras pasar por una etapa de decadencia, su práctica se reanimó con la fundación en 1979 de la Escuela de Dulzaina.

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