«Es la historia de una mujer olvidada como tantas otras»

‘Yo, Julia’ es una gran novela que entrelaza pasiones y violencia dentro de un contexto histórico impecable. La obra ganadora del Premio Planeta 2018 respira toda la madurez que Santiago Posteguillo ha ido adquiriendo en sus obras anteriores cada vez con mayor brillantez. La apuesta era difícil, sin embargo, el autor supo dar un apasionante salto adelante de cien años para deslumbrarnos y sorprendernos con un personaje femenino tan formidable como el propio Trajano, la figura de una mujer bella y enérgica, colosal, que se abre paso en un mundo masculino, como el romano del 192 d. C., con una soltura y destreza apabullantes.

Rescata de las sombras esa casi desconocida mujer que debería, en justicia, ser conocida y respetada por todos, hombres y mujeres, como ejemplo de inteligencia, tesón y carácter. La decisión no ya de admirarse ante la persona de Julia Domna, sino incluso de enamorarse de ella, depende ya sólo de cada lector.

Pregunta.– Después de la formidable trilogía sobre Marco Ulpio Trajano, el autor presenta su nueva obra. ‘Yo, Julia’ rescata del olvido la vida y la memoria de la emperatriz más poderosa de la antigua Roma, una mujer que transformó su entorno y cambió el curso de la historia para siempre. ¿Qué significa para ti este premio?

Respuesta.– Supone un estímulo muy grande para mi carrera literaria. Es uno de los reconocimientos más grandes que puede recibir un escritor en literatura española por lo que habrá que trabajar mucho.

P.– ¿Qué se encontrará el lector en ‘Yo, Julia’?

R.– Es la historia de una mujer muy olvidada como tantas otras grandes mujeres de la historia, que llegó a ser la emperatriz más poderosa de Roma.

P.– La historia de Roma fue contada por hombres que hablaban de hombres y, aun así, aparece Julia...

R.– Sí, porque es un personaje tan grande que aun intentando taparlo no pueden.

P.– Dibujas a Julia como una mujer estratega…

R.– Sí. Estamos ante un personaje formidable con una inteligencia estratégica superior a los hombres de su época. La defino como una mujer inteligente, valiente, audaz y hermosa.

P.– Y Julia, ¿la buscaste o te encontró ella a ti?

R.– Es un poco mutuo, yo creo que nos buscábamos (ríe). He ido incrementado la presencia de personajes femeninos en mis novelas desde que me comentaron que en mis primeras novelas no estaban tan desarrollados como los masculinos. Concluí que me dejaba llevar por las fuentes clásicas dónde fueron hombres los que han escrito la historia.

Me di cuenta que si escarbas con un poco más de interés por las fuentes, hay muchas mujeres muy importantes que han sido silenciadas.

P.– Julia fue considerada extranjera, ¿se puede extrapolar este hecho a la actualidad?

R.– Claramente. Después de 1.800 años estamos con las mismas. Hablamos de Siria como si fuera algo totalmente ajeno al continente europeo. En la época romana lo tenían más claro, sin embargo, tuvieron miedo a las mujeres orientales desde Cleopatra, ya que estas no debían interferir en política. Creo que novelas como esta pueden ayudar a subrayar el hecho de que esta construcción de la igualdad entre hombres y mujeres no se hace sobre un vacío histórico absoluto.

P.– En la actualidad, ¿existe la mujer equivalente a la Julia de Roma?

R.– Es muy difícil encontrar una respuesta a esta pregunta, pero le he dado vueltas y se me ocurre una Ángela Merkel o una Hillary Clinton, pero ha habido otras mujeres muy poderosas, muy importantes y muy decisivas como Margaret Thatcher. Todo ello sin entrar en las ideologías políticas de cada una.

P.– ¿Qué hay de realidad y ficción en esta historia?

R.– Hay mucho más de lo que la gente se imagina. Los datos históricos son como el esqueleto del libro. Los músculos y la piel es lo que construye el escritor.

P.– Hablando de ficción, ¿crees que el marido de Julia, Séptimo Severo, habría llegado a ser emperador sin la figura de Julia?

R.– Tengo mis dudas. Para mí Julia es quién le da el impulso. Sin ella, la historia de Roma habría sido diferente.

P.– La corrupción está bastante presente, ¿no?

R.– Por supuesto, en la lucha por el poder siempre hay grandísimos corruptos. El emperador Juliano encarna el prototipo del personaje corrupto hasta la médula aunque tenemos la justicia poética e histórica de que este emperador muy bien no termina.

P.– Pero también aparecen la ambición y la lealtad...

R.– Sí, en las luchas por el poder siempre vamos a encontrar estos universales. La lealtad es algo que en todas mis novelas me ha apasionado.

P.– La novela está dividida en función de los enemigos que Julia encuentra por el camino, ¿por qué hacerlo así?

R.– Yo necesito que la novela se lea con sencillez, que resulte ágil, dinámica, que la gente se entretenga y no sufra las complejidades que tiene contar un periodo de cinco años donde convivieron 65 personas y dos guerras civiles. Tenía que encontrar una fórmula donde el lector en cada momento sepa donde está.

No podemos contar la vida de un poderoso por medio de sus amigos, por que se le acerca tanta gente por interés que es muy difícil reconocerlos. No obstante, sí que están claros los enemigos. Fue lo que me iluminó puesto que los de Julia son cinco hombres. ¿Te imaginas que tú y yo tenemos de enemigos a cinco presidentes de Estado? Aparte de tener un problema grave (ríe), seríamos alguien importante de alguna forma. Eso es lo que le pasa exactamente a Julia.

P.– ¿Se puede decir que el título es un guiño a la obra de Robert Graves, ‘Yo, Claudio’?

R.– Sí, sin duda alguna. Me gustaría incluso que se viera como un homenaje, ya que para mi Graves es un gran referente en ficción histórica. Me dio un poco de vértigo poner este título pero la verdad es que lo hice desde la más total admiración y espero que así sea apreciado.

P.– ¿Qué lección puede extraer el lector de ‘Yo, Julia’?

R.– Pues que ya existieron mujeres poderosas y que la tenacidad y la audacia conducidas con inteligencia, siempre dan sus frutos.

P.– ¿En qué género se encuadra la novela?

R.– Es una novela histórica que tiene muchos de los componentes que decía Borges sobre los cuales podía versar una novela. Tenemos una historia de amor, viajes y por supuesto, la lucha por el poder. Categorizamos el mundo para entenderlo, pero lo importante es que sea una buena novela, y creo que ‘Yo, Julia’, lo es.

P.– ¿Algún personaje a destacar?

R.– Sí, a Galeno, el gran médico del mundo romano. Hace de narrador de la novela y comienza escribiendo sobre Julia desde la sorpresa para terminar haciéndolo desde la admiración. Es un personaje maravilloso, un avanzado a su tiempo.

P.– Has sido un autor de trilogías, ¿esta obra, se quedará en una o la historia continúa?

R.– En principio esto era una novela, pero es verdad que con Julia he estado haciendo ese paralelismo con la obra de Graves, y si lo reflexionamos bien, ‘Yo, Claudio’ eran dos novelas, entonces igual se podría hacer una segunda parte. Es una manera de cerrar el ciclo.

P.– El viernes estarás en Burgos presentando tu obra...

R.– Burgos tiene un lugar especial en mi corazón por ser la patria de mi padre, por lo que hay sangre burgalesa por mis venas (ríe). A la ciudad le tengo mucho cariño y es muy especial para mí.