El Correo de Burgos

exposición

La violencia como motor evolutivo

El Museo de la Evolución Humana alberga desde ayer la exposición ‘El mono asesino’, dedicada a las diversas teorías que a mediados del siglo XX vinculaban los instintos agresivos con el ‘despertar’ de la inteligencia

Collage con carteles y fotos.-ISRAEL L. MURILLO

Collage con carteles y fotos.-ISRAEL L. MURILLO

Burgos

Creado:

Actualizado:

El Museo de la Evolución Humana (MEH) presentaba ayer la exposición El mono asesino. Relacionada con la muestra Más allá de 2001. Odiseas de la inteligencia, esta nueva propuesta -que permanecerá hasta finales de año en la Sala de Pieza Única- se retrotrae también a 1968, año en el que se estrenó la película 2001. Una odisea en el espacio, hilo conductor de la segunda. Y es que aquel momento «estuvo lleno de acontecimientos, mientras el mundo vivía bajo el temor a un holocausto nuclear con el apogeo de la guerra fría», según señala la documentación difundida por el MEH. Así, el espacio inaugurado ayer se ha cubierto con un gran collage con carteles y fotos de todos los grandes hitos de ese icónico año, «tan importantes como la carrera espacial, la lucha por la igualdad racial, las movilizaciones contra la guerra del Vietnam, las distintas revoluciones culturales o la guerra fría».

Al mismo tiempo, la película de Stanley Kubrick venía a escenificar dramáticamente el «despertar» de la inteligencia en la Tierra, a partir, eso sí, de los descubrimientos que se estaban produciendo en aquella época en el campo de la paleontología humana, así como con algunas de las teorías más aceptadas del momento sobre el comportamiento animal y humano.

«La película mostró una teoría científica que estaba de moda en el año en 1968: que la evolución humana empezó cuando nuestros primeros antepasados aprendieron a matar a sus presas y a matarse entre sí», indican desde el MEH.

Precisamente en la exposición se detallan las teorías científicas que acuñaron esa idea, llamada del ‘mono asesino’, hipótesis, planteada por el paleontólogo Raymond Dart, descubridor del australopiteco, y publicada en 1953. «Planteaba que lo que nos ha hecho humanos ha sido la violencia, ejercida sobre los animales en la caza y sobre los miembros de la propia especie en la lucha por el poder y por el territorio», aclara el comunicado.

En los años cuarenta y cincuenta del siglo XX Dart excavó en uno de los yacimientos de Makapansgat y encontró numerosos restos fósiles que asignó a una especie nueva a la que llamó Australopithecus prometheus, aunque hoy se considera la misma especie que Australopithecus africanus. Fue durante estas excavaciones cuando se le ocurrió la teoría al interpretar como signos de violencia el que la mayor parte de los fósiles de australopitecos y demás especies de los yacimientos están rotos, «aunque esas fracturas se deban en realidad a la acción de carroñeros o a procesos geológicos», explican desde el MEH.

La muestra incluye réplicas de varios de estos fósiles que cuentan con una cronología de entre 2,8 y 2,5 millones de años e inspiraron a Raymond Dart. Además, se acompañan de una réplica del esqueleto descubierto en la cueva de Malapa que dio lugar en 2008 a una especie nueva el Australopithecus sediba, que se considera próxima a Homo habilis.

Esta pieza es clave pues «los restos pélvicos indicaban claramente que los australopitecos eran bípedos, dato que Dart incorporó a su teoría». «Ponerse de pie fue útil para esgrimir armas y para lanzar proyectiles. La caza y la lucha armada no solo habrían producido nuestra inteligencia sino también nuestro porte erguido», añaden desde el MEH.

tracking