El Correo de Burgos

EXPOSICIÓN

La pura esencia del Barroco

La Fundación Caja de Burgos acoge en Cultural Cordón hasta el 30 de enero la exposición ‘Realidad, tiempo y artificio. Naturaleza muerta y vanitas en la cultura barroca’

Nueva exposición en Cultural Cordón. "Realidad, tiempo y artificio. Naturaleza muerta y vanitas en la cultura barroca." Cultural Cordón. TOMÁS ALONSO

Nueva exposición en Cultural Cordón. "Realidad, tiempo y artificio. Naturaleza muerta y vanitas en la cultura barroca." Cultural Cordón. TOMÁS ALONSO

Burgos

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La sala de exposiciones de Cultural Cordón alberga hasta el 30 de enero la muestra ‘Realidad, tiempo y artificio. Naturaleza muerta y vanitas en la cultura barroca’, que reúne un centenar de pinturas, esculturas y objetos de los siglos XVI, XVII y XVIII.

A partir de las obras, en su mayoría inéditas, pertenecientes a varias colecciones privadas, de entre las que destaca la de Francisco Marcos, Cultural Cordón se acerca a uno de los temas más atractivos y populares del arte europeo desde el Barroco.

Cultural Cordón se acerca a uno de los temas más atractivos y populares del arte europeo desde el Barroco

La exposición de Cultural Cordón reúne un centenar de pinturas, esculturas y objetos de los siglos XVI, XVII y XVIII, divididas en cinco secciones.

En la nómina de autores y atribuciones sobresalen los nombres de Alejandro Loarte, Antonio Ponce, Luis Meléndez, Tomás Hiepes, Pedro Camprobín o Juan Van der Hamen entre los españoles; el de la portuguesa Josefa de Ayala; Francesco Noletti, Paolo Porpora o Giovanni Stanchi entre los italianos; Abraham Brueguel, Peter Claesz o Gaspar Peeter Verbruggen entre los flamencos; Frederiksz van Royen, Meiffren Conte entre los holandeses y franceses en una relación que aún contiene numerosas sorpresas en pinturas y objetos procedentes de diversas escuelas europeas.

El bodegón

Durante siglos la pintura dedicada al género de la naturaleza muerta ha sido valorada por su calidad imitativa. La descripción de los objetos requería que la pericia del pintor fuera capaz de provocar incredulidad y confusión en el espectador.

Ese buscado desconcierto requería por parte del artista superar el corsé de lo artesanal y exhibir su inventiva con la composición y con la asociación original de frutos, flores y objetos inanimados. En esta sección nos encontramos con obras de los círculos de Alejandro de Loarte, Blas de Ledesma, Antonio Ponce, Giuseppe Recco o Miguel March.

Un mundo de tramoya y trampantojo. Vanidad de vanidades, todo es vanidad, se dice en el Eclesiastés, origen etimológico de la vanitas.

En castellano el término que mejor resume el concepto es «desengaño». En el Barroco hispánico «desengaño» y vanitas caminan de la mano.

El «desengaño» ha sido definido como una especie de sabiduría que permite al hombre mirar las cosas al margen de su apariencia, indagando sobre su verdadera esencia, para asumir nuestro carácter perecedero en un mundo de apariencias y engaños, un mundo de tramoya y trampantojos.

El «desengaño» ha sido definido como una especie de sabiduría que permite al hombre mirar las cosas al margen de su apariencia

En la pintura flamenca no es extraño encontrar recursos veristas que propicia la extensión del empleo del óleo desde la Edad Media.

Con esta técnica los pintores eran capaces de replicar las texturas de los tejidos, emular los brillos metálicos y sugerir la transparencia de vidrios y atmósferas.

En Italia las novedades técnicas flamencas fueron pronto conocidas. Es muy probable que en España aparecieran bodegones exentos a finales del siglo XVI, pero lo relevante es que a mediados del siglo XVII el género de representación de los objetos inanimados, esos «trozos de realidad» como han sido llamados, son demandados por el público y, por tanto, atractivos para los artistas.

Vanidad

Una de las temáticas asociadas a la vanitas es el «abandono del mundo». Nada de cuanto atesoremos nos sirve al final de nuestros días. Dignidades, poder, riqueza… ni siquiera el conocimiento, representado por los libros, permanecerá a nuestra muerte. El pábilo humeante de la  vela nos advierte del tiempo ido, de la vida consumida.

San Jerónimo y María Magdalena comparten un mismo ideal ascético: el retiro extremo, la renuncia completa a cargos y facilidades o la expiación absoluta del pasado.

Pinturas de escuela italiana en la senda de Guido Reni, de la flamenca en la de Ambrosius Benson, de la española en la de Mateo Cerezo comparten con la reflexión sobre la edad del hombre y su perecedero pasar comparten este apartado.

Pinturas de escuela italiana en la senda de Guido Reni, de la flamenca en la de Ambrosius Benson, de la española en la de Mateo Cerezo comparten con la reflexión sobre la edad del hombre y su perecedero pasar comparten este apartado

Verdad y tiempo. La cultura barroca es consciente de lo efímero de nuestro paso por el mundo. La muerte es el despertar, el momento en el que el engaño se disipa. Los relojes no son medidores del tiempo, sino despertadores de la conciencia.

No ha de extrañar por tanto la crudeza de las representaciones. En ocasiones se llega a lo escatológico, si es necesario, en la búsqueda de la verdad. Las reliquias, las degollaciones, las calaveras, los martirios o las tentaciones son espejos de lo que somos.

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