El Correo de Burgos

MÚSICA

Babieca Folk, directo «a la piscina»

El festival encara su séptima edición, del 20 al 28 de noviembre, con Bassekou Kouyate, Steph Geremia y Cabra como cabezas de cartel / Por precaución, los aforos se limitarán al 75%

Pili Canal, Álvaro Sánchez y Rodrigo Jiménez esperan ansiosos la séptima edición del Babieca Folk. TOMÁS ALONSO

Pili Canal, Álvaro Sánchez y Rodrigo Jiménez esperan ansiosos la séptima edición del Babieca Folk. TOMÁS ALONSO

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Burgos

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Del trote al galope hay un mundo. Y un sinfín de obstáculos por el camino. Lo comprobó en su día el legendario caballo del Cid y lo han vivido en sus propias carnes los organizadores del Babieca Folk. Trastocados sus planes por el Covid, el festival vuelve a la carga con más «ganas» que nunca. Y aunque algunas actividades como las visitas a colegios y al HUBU o los conciertos en La Vache Folle y el Comosapiens tendrán que esperar a la próxima edición, la cita no está exenta de jugosas novedades

«Nos hemos tirado a la piscina», reconoce Rodrigo Jiménez mientras Pili Canal y Álvaro Sánchez asienten al unísono. Nos encontramos en el Maricastaña, tradicional punto de encuentro para celebrar esas míticas veladas en la que «el músico profesional te guía mientras te tomas una cerveza a gusto». El «buen ambiente» al que aluden ya se palpa. Y eso que Esmeralda, Juanan y Susana no han podido acudir a la cita. 

A expensas de que se puedan retomar las sesiones en el Maricastaña si las circunstancias sanitarias lo permiten, los promotores del Babieca desgranan el cartel de este año, el séptimo de esta celta Caballería que siempre anda «picoteando» de otros géneros que casan a la perfección con su propuesta. 

Del 20 al 28 de noviembre, Burgos lucirá folk por sus cuatro costados. Para abrir boca, el «último reducto» de Radio 3, Tarataña, volverá a emitir desde el Babieca para todo el país. Concretamente, desde el Cultural Cordón a partir de las 12 del mediodía.

Bassekou Kouyate dará su «único concierto en España» junto a su mujer, Amy Sacko, y la banda de sus amores: Ngoni Ba.

Ya por la tarde (19:30 horas), Efrén López, Milo ke Mandarini y Juanfran Ballestero desfilarán por el escenario con Cabra. De escasa andadura pero largo recorrido, la formación brindará al público un amplio abanico de sonidos mediterráneos con «fusiones turcas o griegas» capaces de hacer volar la imaginación desde los primeros compases. 

Degustado el primer plato del sábado, Enrique del Rivero se encargará del entremés el miércoles 24. Como es habitual, no podía faltar ese «guiño a la arqueología» que tanto suele gustar en el Museo de la Evolución Humana. Y quién mejor que el escritor burgalés para dar a conocer las mejores rutas por la provincia en el propio MEH. 

Volviendo al lío musical, la aclamadísima flautista irlandesa Steph Geremia aterrizará en el Museo, junto a Benjamin Gunnery y Aaron Jones, el viernes 26. Al día siguiente, dispuesta a compartir su talento y aportar una serie de claves básicas sobre su instrumento, Geremia protagonizará una masterclass.

Por si fuera poco, el festival también brindará la posibilidad de iniciarse en el whistle, uilleann pipe, bodhran y baile irlandés como antesala a los cursos que se esperan retomar a partir de enero en el centro cívico de San Agustín

Tras el aprendizaje, santo y seña del Babieca, el Cultural Caja de Burgos de la avenida Cantabria será testigo de la gran sorpresa de esta edición. Desde Mali, el incombustible Bassekou Kouyate dará su «único concierto en España» el sábado junto a su mujer, Amy Sacko, y la banda de sus amores: Ngoni Ba. No cabe duda de que esta incorporación sorprenderá a propios y extraños. Tanto aquí como en Francia, Holanda y Alemania durante su gira europea. 

El broche de oro, innegable apuesta por la cultura local, correrá a cargo de Alfonso Díez Ausín, el domingo 28, con su didáctica propuesta De tal palo, tal raíz. Ya iba siendo hora de contar con él, pues se trata de un viejo amigo al que tenían ganas de ‘fichar’ desde hacía tiempo. 

Hay un «público fiel que repite». De Valencia, Madrid o Santander. Y «se piden días libres para venir al festival».

Con todo atado y bien atado en cuanto al plantel, los organizadores del Babieca han optado por la mayor de las cautelas en materia de aforos. Por si las moscas, se decantaron por el 75% en el Cordón y el Cultural Caja de Burgos. En cuanto al MEH, todo dependerá de las directrices que marque la Junta de Castilla y León.

Ahora bien, «haciéndolo así, los que tienen un poco de miedo por el tema del Covid también van a ir». En cuanto a las expectativas, Rodrigo ve «complicado» garantizar los llenos de otras ediciones porque ahora mismo hay una «barbaridad de programación» en la ciudad. 

Pase lo que pase, lo importante es recuperar los abrazos pendientes con ese «público fiel que repite». De Burgos y de otros puntos del país como Valencia, Madrid o Santander. Nunca fallan, e incluso «se piden días libres para venir al festival», admite Álvaro, eternamente agradecido, porque «independientemente de lo que traigas solo te preguntan las fechas». 

«En los colegios el folk se reduce a una unidad al año y si al profesor le apetece». 

Lazos de hermandad

De cara al futuro, el Babieca Folk no se plantea crecer. No al menos en términos cuantitativos. Lo fundamental es mantener la esencia y, si es posible, mostrar a las nuevas generaciones la riqueza que aporta una «música viva, alegre y con ritmo» que tiene mayor encaje pedagógico en otras zonas -desde el País Vasco y Galicia hasta Irlanda- pero no por estos lares. Una pena, señala Álvaro, porque «en los colegios el folk se reduce a una unidad al año y si al profesor le apetece»

Lo que no se descarta es ampliar el abanico de propuestas a lo largo del año. Ya lo han hecho, pero les encantaría dar algún que otro paso más en ese sentido. Por ejemplo, tal y como indica Pili, programando algún que otro concierto en «un sitio que resulte atractivo, como una ermita o un pueblo de Burgos». 

Entretanto, los impulsores del Babieca seguirán fortaleciendo sus lazos de «hermandad» con festivales cercanos (Pollogómez y Demanda Folk), vecinos (Aitzina en Vitoria y Cáceres Irish Fleadh) y a unos cuantos kilómetros de distancia.

Es el caso, entre otros, del TradFest Temple Bar que se celebra en Dublín, lugar de referencia para un grupo de amigos apasionados por la música celta que viajan a Irlanda en cuanto tienen ocasión para «ver grupos y conocer a gente» que siempre les recibe con los brazos abiertos.  

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