El Correo de Burgos

CINE / CORTOMETRAJE

La gran aventura de rodar un western a los pies del Aneto

El director del documental ‘Desenterrando Sad Hill’, Guillermo de Oliveira, tiene listo el cortometraje ‘Sauerdogs’, una historia rodada en los Pirineos con todo el romanticismo del cine del oeste más clásico

Los protagonistas  del cortometraje ‘Sauerdogs’ en un momento del rodaje. JUAN HERRERO

Los protagonistas del cortometraje ‘Sauerdogs’ en un momento del rodaje. JUAN HERRERO

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El cineasta Guillermo de Oliveira (Vigo, 1986) viajó durante muchos fines de semana, pertrechado con su cámara, su dron y demás aparejos técnicos, hasta un rincón perdido de la provincia de Burgos entre Contreras y Santo Domingo de Silos para grabar a unos locos del cine mientras cavaban con pico y pala un suelo bajo el que se atesoraba una gran historia. Tiempo después aquel testimonio fílmico se convirtió en todo un fenómeno: el documental Desenterrando Sad Hill, la aventura de una asociación de aficionados al ‘spaghetti western’ que recuperaron tras medio siglo de abandono el lugar donde se rodó el final de la cumbre del género: El bueno, el feo y el malo de Sergio Leone.

Durante esos trayectos, entre el cansancio y los sueños, Oliveira comenzó a tejer en su mente una historia que años después culminó en un guion para largometraje que aspira a convertir más pronto que tarde en una película. Mientras comenzaba a ‘mover’ dicho libreto, se le ocurrió una idea: rodar un cortometraje que contuviera el espíritu de esa historia y mostrarlo junto al guion de la película a los posibles productores interesados en financiar la cinta.

«Sauerdogs transcurre en el universo del largo. Y sí, es una carta de presentación, un aperitivo de lo que queremos hacer. Por eso lo hemos rodado con los estándares de producción de una película. Si fuera un corto sin más nos hubiéramos conformado con hacerlo en 16 mm o digital, pero como el largometraje lo queremos hacer en 35 mm hemos hecho ese esfuerzo. Es un western, en inglés y que queremos rodar en España. Esperamos que el corto nos ayude a poder hacer realidad un proyecto que sabemos que es caro y complejo», explica Oliveira.

Parte del equipo del cortometraje ‘Sauerdogs’ rodando en el río. JUAN HERRERO

Ese empeño por la excelencia en el trabajo y el formato se ha extendido a todos los departamentos de este filme. «Por ejemplo, la música de Zeltia Montes, que hizo la banda sonora del documental de Sad Hill, es espectacular. Orquesta, coros... Acaba de ser nominada a los Goya por El buen patrón, cuánto me alegro». El cartel del cortometraje lo ha diseñado una figura internacional de la ilustración, Tony Stella, que trabaja habitualmente para Hollywood. «El póster es la cara de la película y lo va a ver muchísima más gente que el corto. Así que era importante tener un buen cartel».

Otro de los retos fue filmar Sauerdogs en película de 35 mm y no en vídeo digital, como se graba la gran mayoría de las producciones en la actualidad. «Cuando yo pienso en todos los westerns que me han gustado están rodados en ese formato. A raíz de esta decisión, investigamos, hicimos pruebas... Luego, ya en el monte, vimos que con ese paisaje, la textura y el rango dinámico del 35 mm la imagen iba a ser espectacular. Eso nos compensaba las penurias del rodaje y las limitaciones de trabajar con el negativo, como la duración de los rollos o lo caro que es el material», apunta Oliveira. «Ahora mismo, la cámara y el negativo se pueden obtener en España, pero el revelado lo tuvimos que hacer en un laboratorio de Bucarest que regenta un español, Rodrigo Ruiz Tarazona».

Guillermo de Oliveira en un momento del rodaje. JUAN HERRERO

El director de fotografía es Carlos de Miguel, al que Oliveira conoce desde sus tiempos universitarios. «Cuando nos licenciamos, él se fue a vivir a Ecuador y a México, y hasta hace un par de años no volvió a España. Ha sido un disfrute para los dos este rodaje». De Miguel ha trabajado últimamente en series de TVE como Malaka o El Ministerio del Tiempo.

Una hazaña de película

Las tribulaciones del rodaje, llevado a cabo el pasado marzo, dan para una novela de aventuras. «En el equipo teníamos la broma de que si fracasábamos rodando, al menos íbamos a tener un bonito ‘making of’», explica entre risas. La producción de Sauerdogs, comandada por Luisa Cowell y el propio director, tuvo que sortear todos los obstáculos imaginables dada la particularidad del proyecto y las condiciones climáticas en que se realizó. «Nos complicó mucho la vida que no pudimos cerrar las fechas con mucha antelación porque necesitábamos nieve en la montaña. Y para asegurárnosla necesitábamos irnos a una cota de altitud alta. Además, en el guion aparece un río ancho. Nos peinamos los Pirineos y a los pies del Aneto dimos con un sitio ideal, el Plan de Aigualluts, que reunía las condiciones que requeríamos a más de 2.100 metros de altitud», explica Guillermo de Oliveira. «Tras encontrar el lugar, el siguiente desafío era subir el pesado material de rodaje. Y allá que fuimos».

Para rodar a los pies del Aneto, el equipo se levantaba a las cinco de la mañana y un vehículo oruga les llevaba hasta los límites de la estación de esquí entre el ruido del motor y el silencio de la montaña. A partir de ahí comenzaba la gran hazaña. «Teníamos que seguir a pie, cargando con pulkas y con la ayuda de perros, caminando mucho tiempo hasta llegar a la localización, ¡fue un palizón», exclama el cineasta, que ha contado para protagonizar este trabajo con los actores August Diehl y Jonathan D. Mellor.

Equipo de rodaje de 'Sauerdogs' en los Pirineos. JUAN HERRERO

El gran silencio (Sergio Corbucci, 1968) o El tren del infierno (Andrei Konchalovsky, 1985) son dos de las influencias cinematográficas que han inspirado a Oliveira para la escritura del guion y para el rodaje de este excepcional trabajo. «Para ser un corto, el nivel de producción es alto y la dificultad para sacarlo adelante más», confiesa el director. Que a Guillermo de Oliveira le van los retos es algo que ya pudimos comprobar en su documental Desenterrando Sad Hill, en el que además de todo el material que rodó en el Valle de Mirandilla junto a la asociación y los voluntarios que se esforzaron en sacar aquellas piedras del olvido, consiguió la participación de figuras internacionales como Joe Dante, James Hetfield -cantante de Metallica-, Ennio Morricone o el mismísimo Clint Eastwood.

Aunque ya ha pasado un tiempo de su estreno, la huella que dejó en Guillermo de Oliveira este documental fue muy profunda. «A través de las redes me siguen llegando mensajes de personas que lo acaban de descubrir, muy emocionados. Y como sigo en contacto con la asociación me cuentan cómo les va, las proyecciones que hacen... Intento volver por el cementerio una vez al año, es un lugar que ha marcado mi vida».

Tras el estreno del trailer el pasado miércoles, la vida de Sauerdogs acaba de comenzar. Participar en festivales y recorrer todo el mundo es el próximo objetivo de esta producción que sueña con tener algún día una hermana mayor en forma de largometraje. Que todos lo veamos.

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