MÚSICA
Gabriel de la Rosa (Shinova): «Es necesario dar las gracias en un mundo cada vez más lleno de crispación»
Shinova revalida su permanente estado de gracia con ‘La buena suerte’, que augura un nuevo lleno este sábado en el Andén 56
Últimamente pienso demasiado en lo libre que me siento cuando piso un escenario. Y el barro tragado está justificado con la lágrima que nace en el eco del aplauso. «Algo sucede», confiesa Gabriel de la Rosa, cada vez que Shinova interpreta Te debo una canción en directo. Imprescindible desde su lanzamiento a modo de single, se ha convertido en uno de esos himnos «emblemáticos» que posiblemente formen parte del repertorio hasta el fin de los tiempos. No tocarla sería un sacrilegio. Para el público y para una banda de carretera y manta con mucho que agradecer a su entorno.
Con La sonrisa intacta (ojo también a este tema) pese al «desastre» que ha traído consigo la pandemia, los de Bérriz (Vizcaya) aterrizan este sábado en el Andén 56 dispuestos a poner la sala patas arriba. En el mejor de los sentidos, buscando la complicidad y los afectos ya ganados de una inmensa legión de seguidores que se sabe sus temas -los viejos y los nuevos- al dedillo. Llegó, por fin, la hora de presentar La buena suerte en la ciudad castellana. Después de unos cuantos sold out a sus espaldas, se atisba uno de esos conciertos que dejan huella entre los asistentes.
De bien nacidos es ser agradecidos y Shinova lo demuestra con creces. A pesar de los obstáculos. De la vida en general y, más concretamente, de aquel confinamiento en el que a De la Rosa le «costaba mucho escribir». No era fácil sobreponerse en un escenario tan distópico como inesperado. Por suerte, el «miedo», la «tristeza» y la «incertidumbre» acabaron difuminándose. Con las musas nuevamente de su lado y 9 tracks listos con ansias de estudio, no solo plasmó su mejor impronta con la citada Te debo una canción.
También se sacó de la manga, en un abrir y cerrar de ojos, Torre de naipes. Y en la primavera más oscura el futuro nos apunta. Y en esa ruleta rusa nos necesitamos como nunca, canta el frontman desde las entrañas a sabiendas de que sus metáforas «se pueden extrapolar a la situación actual» y, a su vez, «durar con el tiempo». Sea como fuere, está seguro de que el disco «hubiera cambiado mucho» en caso de gestarse durante o después de la pandemia.
Optimista pese a todo porque «es necesario dar las gracias en un mundo cada vez más lleno de crispación», el vocalista de Shinova aplaude la «increíble» respuesta del público tras la salida de su sexto álbum. «Nunca habíamos vendido tantos tickets (de conciertos) y discos», reconoce orgulloso, desde la humildad, mientras recuerda aquel número 1 en vinilos (y medalla de plata en formato CD) a la semana de sacar La buena suerte.
La música no entiende de corsés. Bien lo saben organizadores del Sonorama y también en los estudios Neo Music Box. «Aranda es casa y la gente que tenemos allí son familia», reconoce De la Rosa.
Echando la vista atrás, cuando Shinova se abría hueco en la escena metalera, De la Rosa revive esa época en la que el grupo funcionaba «por inercia». Renovarse o morir. Y arriesgar hacia nuevos sonidos por necesidad, con más de 70 canciones en el tintero, hasta dar con la tecla en Ana y el Artista Temerario (2014). «La cosa empezó a funcionar de otra manera», hasta el punto de consagrar a la banda como puntal del indie patrio sin proponérselo. La etiqueta, por cierto, «no tiene mucho sentido salvo para los puristas».
La música no entiende de corsés y bien lo saben organizadores del Sonorama. Shinova irrumpió cual torbellino en el festival y también en los estudios Neo Music Box. Desde entonces, «Aranda es casa» y «la gente que tenemos allí son familia». Nada más que añadir al respecto por parte de un artista resiliente y partidario de la «unión» frente a las adversidades para que la cultura no decaiga aunque vengan mal dadas.