El Correo de Burgos

DANZA / TEATRO

El suicidio desde todos los puntos de vista

Elisa Sanz, Mónica Runde e Inés Narváez, de la compañía 10&10, inauguran el festival Escena Abierta con 'Precipitados', creación libre de juicios moralizantes que pone el foco sobre la prevención y la necesidad de «abrir los ojos»

Inés Narváez, Mónica Runde y Elisa Sanz, de la compañía 10&10, durante la presentación de 'Precipitados' en el festival Escena Abierta de Burgos.

Inés Narváez, Mónica Runde y Elisa Sanz, de la compañía 10&10, durante la presentación de 'Precipitados' en el festival Escena Abierta de Burgos.Santi Otero

Publicado por
Burgos

Creado:

Actualizado:

A raíz del estreno, el pasado mes de abril en Madrid, Elisa Sanz, Mónica Runde e Inés Narváez tuvieron la oportunidad de compartir impresiones con «familiares de personas que se han suicidado o gente que lo ha intentado». El nudo en el estómago inicial daba paso, en cuestión de segundos, a una «emoción» desbordante por las muestras de cariño recibidas. Las codirectoras de la compañía 10&10, artífices de la obra Precipitados, abordan un tema delicado que por desgracia «ha estado muy soterrado en este país».

Por muy necesario que sea, no resulta para nada sencillo hablar del suicidio. Menos aún en público, conjugando danza y teatro, con el firme propósito de «dar voz» a quienes dudan, se van y se quedan. Sin prejuicios y con la máxima «empatía», tal y como pudo acreditar en su día el público madrileño, 10&10 inaugura mañana viernes la vigésimo cuarta edición del festival Escena Abierta de Burgos (del 13 al 22 de enero) con una obra que no deja a nadie indiferente.

Las tres están ansiosas por volver a escena, esta vez «a la italiana», en el Teatro Principal a partir de las 20:30 horas. Sobre todo Sanz, porque juega en casa y porque nunca antes había participado en el Escena Abierta. La escenógrafa burgalesa se muerde las uñas, metafóricamente hablando, porque está convencida de que el emplazamiento, más pequeño de lo que están acostumbradas, permitirá «unir más al público» con las «almas» que sobrevuelan una historia real -guste o no- como la vida misma.

Aunque lo dejaron claro desde el principio, Narváez insiste en que «no pretendemos juzgar, ni adoctrinar, ni moralizar». En Precipitados, «los márgenes escénicos se diluyen y se aceptan». En la trastienda, fuera de foco aunque afortunadamente cada vez menos, una realidad incontestable: 10 suicidios diarios de media, la principal causa de muerte externa en España.

Consciente de que el hecho de quitarse la vida «está creciendo exponencialmente, sobre todo entre los más jóvenes», Runde se muestra partidaria de abordar este fenómeno, de tú a tú aunque sea desde un plano escénico, con todas aquellas personas que alguna vez se lo han planteado. De esta forma, «si comprendemos qué les lleva a suicidarse igual podemos ayudarles».

«Divertido no es, pero es algo de lo que hay que hablar», asegura la veterana coreógrafa dejando a un lado las «cifras» y poniendo el foco sobre las causas y las motivaciones de cada cual. «No son luces, son almas llegando», dijo un espectador de Precipitados y la frase le llegó al corazón. Lo que está claro, y así lo enfatiza Runde, es que se deben implementar recursos en la Sanidad Pública para garantizar «más ayuda psicológica» y así evitar episodios trágicos.

Otro de los objetivos que persigue esta obra es «dejar de demonizar» el suicidio. Cada caso es un mundo y, aunque la prevención se antoje sumamente imprescindible, «hay personas que necesitan que esto sea así». Cuando eso ocurre, Narváez se pregunta «¿por qué no van a ir a un lugar feliz?». No en vano, las tres creadoras coindicen al advertir que hay que «abrir los ojos» e «involucrarse» desde el principio, cuando la esperanza empieza a darse por perdida.

Trabajo en equipo

El germen de Precipitados surgió antes de la pandemia. Para dar forma al texto, las impulsoras de 10&10 contactaron con Quique y Yerai Bazo, Pablo Messiez e Itziar Pascual, cuatro dramaturgos sumamente «generosos» que, en vez de una pieza por cabeza, entregaron casi una veintena.

La «cuarta pata» del proyecto, responsable del diseño de iluminación, es Bea FD. Gracias a su impronta, la obra ofrece una escenografía «muy poderosa» que permite brillar a los intérpretes: Alberto Almazán, Luis Carlos Cuevas, Paloma Díaz, Dacil González, José Luis Sendarrubias, Gonzalo Simón y el triunvirato Runde-Sanz-Narváez. La música, por su parte, corre a cargo de Amos Blanco, Chopin, Fauré, Manuel Penella, Pergolesi, Tchaikovski y la propia Mónica Runde.

tracking