Rodrigo Cortés: «Con ‘Verbolario’ quiero generar un tropiezo en la mente del lector»

Los burgaleses van a tener este jueves el privilegio de asistir a la última presentación de Verbolario, el nuevo artefacto literario del cineasta y escritor Rodrigo Cortés. El director de Buried y El amor en su lugar se encuentra en estos momentos en la cuenta atrás hacia el rodaje de su nueva película, Escape, que protagonizarán Mario Casas y Anna Castillo. «Estoy ahora en un túnel hacia la película y, salvo los compromisos adquiridos hace tiempo, he tenido que dejar las presentaciones y las colaboraciones en prensa. La preproducción y la producción de una película son incompatibles con la vida», señala entre risas el autor salmantino nacido en la localidad orensana de Pazos Hermos.

Este jueves, en el salón de actos de la Fundación Círculo de plaza de España y dentro de la programación de Círculo Creativo, el escritor hablará de Verbolario (Random House) y de sus distintas facetas creativas. Será a partir de las 20 horas en un acto con entrada libre hasta completar el aforo.

Neologismo, m. Palabra que sale del horno, pero que no hay quien se coma fría.

Una visita a la casa de Antonio Mingote fue el comienzo de este curioso y vibrante proyecto lingüístico-literario hace más de ocho años. La viuda del dibujante, Isabel Vigiola, recibió a Rodrigo Cortés por mediación de un sobrino, Óscar, compañero de andanzas cinematográficas del director y escritor. Vigiola mostró un gran interés por las obras literarias de Cortés y pasaron un día hablando de muchas cosas: de cine, de libros, de música... de la vida. También visitaron el estudio y la biblioteca de Mingote y Cortés disfrutó fisgando ejemplares llamativos para saciar su indomable curiosidad por todo. Y llegó la revelación, ese volumen mágico que el realizador de Luces rojas llevaba buscando años: El diccionario del diablo de Ambrose Bierce. «Probablemente es el diccionario satírico más conocido. Isabel me lo regaló y a partir de ahí comenzó mi juego con las palabras», explica.

Cortés ya había colaborado con ABC escribiendo algunas ‘Terceras’ -artículos de opinión que aparecen en la página 3 de este rotativo siempre firmadas por nombres importantes de la cultura y la política-, pero fue gracias a la intercesión de su buen amigo y compañero de ‘podcast’ el escritor Juan Gómez-Jurado cuando el proyecto de Verbolario aterrizó en las páginas del diario fundado por Torcuato Luca de Tena. Fue el 1 de agosto de 2015 cuando se publicó la primera palabra ‘verboleada’: alergia.

Mecanografiar, v. tr. Atrapar el aire y convertirlo en piedra.

«Cuando Verbolario nació para el periódico lo hizo sin expectativas de larga duración. El diccionario de Bierce le llevó veinte años de trabajo y tiene unas mil voces. Por eso, cuando empecé a publicar en ABC no pensé en llegar a tantas...», señala con simpatía. El libro tiene casi 2.500 palabras definidas y en el diario madrileño se sigue publicando una nueva cada día.

Macerando las palabras

Aquí aparecen varios interrogantes sobre el método de trabajo de Rodrigo Cortés. Cómo, cuándo y por qué decide escoger unos términos u otros y enviarlos a la redacción para incluirlos en la página correspondiente. «No voy escribiendo una palabra cada día para que se publique. Tengo un colchón de unas 70 u 80 palabras en diferente estado de desarrollo. Algunas en su configuración definitiva, algunas otras buscando su música... Eso me permite cada semana seleccionar siete que estén en buena forma y que hayan pasado todos los ‘filtros de calidad’ para aparecer en el periódico».

Los lectores de Verbolario nos imaginamos a Cortés paseando, en un ascensor, mirando por la ventana de un tren... y pensando en qué vocablo retorcer con su afilado colmillo para meterlo en la nevera de futuribles miembros de su particular diccionario. El escritor elimina de un plumazo esta visión un tanto bucólica de su faena creativa. «El noventa por ciento de las veces las palabras salen sentándome a hacerlo en mi mesa de trabajo. Sí que es cierto que en ocasiones se produce un destello, una idea, en cualquier lugar y que justifica una anotación rápida. Te diría que en una libreta, pero en verdad lo hago en el móvil», ríe. «Cuando tengo unas cuantas palabras anotadas, me siento delante del ordenador y espero a ver dónde rebotan dentro de mí y, de una forma instintiva, se desarrolla una idea que puede ser una contradicción, una paradoja, un chiste, una imagen, algo con un acercamiento más poético... A partir de ahí, cuando tengo este primer borrador, comienzo a trabajar la música de la definición. A limar, que cada sílaba y cada palabra cuente y su sintaxis sea lo más inevitable posible», apunta.

Recordar, v. tr. Ponerle música al pasado.

El libro-objeto de Verbolario no es un libro más de los que se editan por miles en España. Es una edición muy esmerada, con páginas impresas a dos tintas, con el lomo en tela y unas ingeniosas ilustraciones de Raúl Lázaro en su interior para estampar gráficamente algunas de las palabras definidas por Cortés. «Es una edición cuidada, muy bonita... Para editar el libro siempre pensé que debía haber un corpus robusto, no dos años de trabajo y un libro finito para trata de explotar el pretendido éxito de la sección. Tenía que ser un libro que tuviera fuerza por sí solo y que viviera más allá del periódico, no que fuera una recopilación sino como una obra en sí misma», aclara.

El humor, la vida

Aunque Rodrigo Cortés comenzó a hacerse un nombre en la cultura española a través del cine, lo ha ampliado en los últimos años al campo literario y radiofónico, aquí gracias a los populares ‘podcast’ en los que colabora, Todopoderosos y Aquí hay dragones. Sigue disfrutando del éxito de su anterior obra literaria, Los años extraordinarios, que presentó en el Palacio de la Isla de Burgos en enero del año pasado, una novela de una imaginación desatada donde sobrevuelan la sombra y el influjo mágico de autores como Ramón Gómez de la Serna, Edgar Neville, Wenceslao Fernández Flórez, Álvaro Cunqueiro... plumas con un universo personal muy marcado y con un gusto por el lenguaje muy especial que también ha contaminado Verbolario.

Los seguidores de Cortés comentan a diario en las redes sociales la palabra salida del horno de la rotativa en esa jornada. Risas, carcajadas, reflexiones y hasta el desconcierto afloran en los mensajes. «Me interesa no dar los puntos y las soluciones al lector, sino generar una especie de tropiezo en el cerebro del lector, que durante un instante el programa no le sirva y, sólo dos segundos después de ver detenida la marcha del cerebro, se reanude. Y la respuesta a eso es generalmente una sonrisa, o una risa, porque uno siente que ha completado el puzle que le han dado para resolver. ¡Y puede que esa sea sólo una de las soluciones posibles!», concluye el escritor y cineasta.