El Correo de Burgos

Literatura

Aixa de la Cruz: «La escritura se ha convertido en una forma de conocerme a mí misma»

La escritora Aixa de la Cruz presenta este jueves su última novela, ‘Las herederas’ (Alfaguara), en el salón de actos de la Fundación Círculo de plaza de España a partir de las 20 horas

La escritora Aixa de la Cruz presenta en Burgos su novela 'Las herederas'.

La escritora Aixa de la Cruz presenta en Burgos su novela 'Las herederas'.ALBA GARCÍA

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«Por mi vinculación con Burgos, me hace mucha ilusión esta presentación», apunta la escritora Aixa de la Cruz (Bilbao, 1988). «Gran parte de Las herederas la escribí en una casa de Olmos de la Picaza, el pueblo de mis abuelos donde he veraneado muchos años de mi vida». Fue el confinamiento y el tiempo posterior de la pandemia lo que empujaron a la autora y a su familia a alejarse de la urbe para respirar calma y soledad rural durante ese paréntesis terrible que provocó la covid-19 en nuestras existencias.

Este jueves, en el salón de actos de la Fundación Círculo de plaza de España y dentro de la programación de Círculo Creativo, la autora charlará con los lectores de su obra acompañada por el escritor burgalés Raúl Elena. Será a partir de las 20 horas en un acto con entrada libre hasta completar el aforo.

«Me parecen muy estériles esos debates de cuánto de cierto hay en lo que escribes, qué es ficción... es algo que hay que dar por sentado, es una contaminación continua»

Durante su niñez, Aixa de la Cruz pasó largas temporadas estivales en la citada localidad burgalesa, estancias que han continuado hasta hoy «sin la frecuencia que me gustaría, pero voy mucho». Olmos de la Picaza, perteneciente al ayuntamiento de Villadiego, florece en la llanura castellana con su pequeño caserío arracimado en torno las dos grandes construcciones que, como faros mesetarios, destacan en el horizonte: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de trazas góticas y origen románico, y la robusta torre medieval que, desde el centro de la localidad, domina todo el pueblo. «Tengo una hija de cuatro años y veo la fascinación que tiene porque haya una castillo en nuestro pueblo... ¡Esa mirada infantil hay que preservarla!» señala entre risas.

La autora de Modelos animales recuerda los cuentos que le contaba su abuela a los pies de cama mientras las aves nocturnas y los ruidos crujientes del mundo rural sumaban una atmósfera mágica a esos relatos orales. «Si las condiciones históricas y materiales se lo hubieran permitido, mi abuela Charo habría sido escritora. Además de cuentos, me leía poemas de Lorca o san Juan de la Cruz, quizá obras poco apropiadas para la edad... Sé que mi pasión por la escritura y la lectura viene de ahí, de vivir en una casa llena de libros junto una persona para quien la literatura era algo sagrado», confiesa. «A veces pienso que cogí el relevo de mi abuela y lo mío es una vocación heredada, no propia... pero lo interpreto como un regalo, no como una carga que me dejó. La escritura se ha convertido en una forma de desenvolverme en la vida, de pensar, de adquirir conocimientos, de conocerme a mí misma».

Ejemplar de 'Las herederas', la última novela de Aixa de la Cruz.

Ejemplar de 'Las herederas', la última novela de Aixa de la Cruz.ECB

Las herederas llegó a las librerías en septiembre del pasado año y supuso el salto de la autora bilbaína a una gran editorial, Alfaguara, tras publicar sus anteriores libros en sellos independientes. La novela narra la historia de cuatro mujeres que, seis meses después de que su abuela Carmen se suicidara, van a la casa del pueblo donde vivía y que les ha tocado en herencia. El porqué Carmen se abrió las venas en la bañera, cómo afrontar en reparto del inmueble y los bienes que allí quedan, desentrañar los enigmas que anidan entre esas cuatro paredes... pero también la mirada en el espejo que hacen Nora, Olivia, Erica y Luis, las cuatro nietas, ante una realidad de culpas, recuerdos, secretos «y la idea inicial de que toda muerte encierra un misterio y que la vida de alguien con la que compartimos muchos momentos quizá no sea como pensábamos», indica.

«Se nos ha vendido históricamente que el sufrimiento psíquico es algo privado, pero la pandemia puso sobre la mesa que hay razones colectivas y con causas externas»

«La idea de la herencia empezó a estar presente en mi imaginario a través de la inquietud climática», continua. «Cuando estaba pensando en la novela, mi primera reflexión fue sobre qué heredaremos, qué le voy a dejar yo en herencia a mi hija. Tuvo que ver con estar escribiendo en un contexto rural y pensar que nos estamos volcando en lo que no es, que yo debería dejar a mi hija un trozo de tierra cultivable, sin contaminar... Entonces delimité la idea luminosa de lo que es la herencia pero acabé yendo a otros lugares, incluso políticos y jurídicos, de lo que es este acto», detalla.

Salud mental

El suicidio de la abuela, el conglomerado de medicamentos que encuentran las nietas en la casa al inicio de la novela -y que sirve como un afilado lápiz para dibujar a las protagonistas en pocas páginas-, las drogas legales o no que pueblan sus rutinas, el recuerdo y el trauma de tristes episodios de dolor emocional, la soledad... Son algunos de los temas que articulan el andamiaje narrativo de Las herederas sin descuidar en ningún momento el peso de la ficción ni incluir en algunos pasajes ciertos ribetes fantásticos.

«Escribí la novela en plena pandemia, un hecho que nos permitió, en general, reflexionar mucho sobre salud mental. Fue un contexto en el que, de forma simultánea, estábamos todos en una situación de estrés y de privación compartida, lo que generó también síntomas compartidos. Se nos ha vendido históricamente que el sufrimiento psíquico es algo privado, pero la pandemia puso sobre la mesa que hay razones colectivas y con causas externas. A mí todo esto me interpeló», subraya la autora de La línea del frente y recuerda que por fin se ha comenzado a hablar de esta cuestión en las tribunas políticas y otros espacios de decisión en los últimos tiempos. «Aunque tampoco creo que se deba estar hablando de políticas sobre salud mental todo el día porque, como considero que muchos de los malestares psíquicos se deben a problemas sociales, creo que es más importante atajar los síntomas, como el desahucio que provocó este martes un suicidio [en Paiporta, Valencia]», recuerda.

Vida y escritura

Tras publicar un ‘autoensayo’ tan desnudo y valiente como Cambiar de idea (Caballo de Troya, 2019), que Premio Literatura de Euskadi entre otros galardones, y la novela Las herederas, Aixa de la Cruz siente que se ha quedado vacía, que cierto páramo creativo amaneció ante ella tras entregar el manuscrito de la obra que presenta hoy en Burgos. «Esto tiene que ver con el binomio vida y escritura. Me parecen muy estériles esos debates de cuánto de cierto hay en lo que escribes, qué es ficción... es algo que hay que dar por sentado, es una contaminación continua. Tampoco hay que ser como Hemingway, recorrerse el mundo y beberse la vida, pero es cierto que las novelas requieren de ella y sentí que había volcado todas las obsesiones temáticas que me habían preocupado en los últimos años en esta novela. Pensé que necesitaba un tiempo sin escribir, refrescar mi imaginario... y lo hice. Pero hace dos semanas me vino algo a la mente y dije ¡esto hay que hacerlo! La escritura es muy adictiva y ya estoy enganchada», concluye Aixa de la Cruz con el dulce nervio que le genera la presentación de Las herederas de este jueves en Burgos, «mi segunda tierra».

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