El Correo de Burgos

La paz interior que emerge a través de las flores

Blanca G. Báscones expone hasta el domingo en el Teatro Principal ‘Dibujo Natural’, su trabajo más «intimista» hasta la fecha, fruto de tres años de introspección lidiando con «momentos difíciles» durante la pandemia

Blanca G. Báscones, en el Teatro Principal, con su exposición 'Dibujar al Natural'.

Blanca G. Báscones, en el Teatro Principal, con su exposición 'Dibujar al Natural'.SANTI OTERO

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«La habilidad en el dibujo depende de la capacidad de ver cómo ven los artistas», dijo en su día la pintora y docente Betty Edwards con más razón que un Santo. Y de ello tomó buena nota Blanca G. Báscones. Con la naturaleza como fuente de inspiración y las plantas cual musa, la también maestra burgalesa juega con el carboncillo y el pastel para inmortalizar momentos orgánicos, irrepetibles, que expresan la grandeza vital de lo aparentemente simple.

Dibujar al Natural, fruto de tres años de trabajo intenso e introspección personal en plena pandemia, aporta calma y reflexiones sobre la marcha. Abierta al público hasta el domingo 14 de mayo en la sala de exposiciones del Teatro Principal en horario de mañana y de tarde, la muestra transmite esa paz interior que tanto bien hace en una época donde la inmediatez impide detenerse a contemplar la belleza de una flor plasmada en el momento idóneo.

«Está gustando bastante, la gente me dice que es muy relajante», confiesa Báscones en la propia sala, con un hilo musical que acompaña a un humilde pero sincero vídeomontaje, mientras desgrana los detalles de su propuesta más «íntima» hasta la fecha. 

Las 31 obras que componen Dibujar al Natural revelan, aunque el público no se percate de ello, la resiliencia pictórica de Báscones frente a los «momentos difíciles a nivel familiar» a los que tuvo que enfrentarse durante el covid. Ponerse manos a la obra con sus bártulos se convirtió en la mejor vía de escape. Un proceso de «desconexión y a la vez de autoobservación» que le servía de «espejo» con cada planta.

Blanca G. Báscones«Puede haber un montón de flores alrededor, que siempre hay alguna que, por lo que sea, me llama la atención»

Cuando sale al campo, su ojo clínico no falla. Puro carpe diem. «Dibujo mucho con la vista. Veo algo especial y hago un estudio. Puede haber un montón de flores alrededor, que siempre hay alguna que, por lo que sea, me llama la atención». ¿El qué? Sus hojas, la forma, los colores... Sí, pero también algo que no se puede explicar con palabras. Tan sólo el alma podría dar respuesta a tan enrevesada pregunta.

Otra cuestión inevitable tras contemplar in situ la obra de Báscones: ¿Dónde surge exactamente la inspiración? Pues gran parte de su propio jardín, de ahí el «cariño especial» a las flores a las que cuida con tanto esmero y que, después, enriquecen el lienzo. Por otro lado, cualquier entorno natural atrae a las musas. Y aunque la cámara de fotos le acompaña en cada escapada campestre, por aquello de «hacer encuadres con el zoom», lo cierto es que prefiere dibujar con el botánico modelo cara a cara. Si no es posible, el cuaderno a mano le permite trazar un primer esbozo.

De aquí en adelante, lo único que tiene claro esta artista en constante proceso de aprendizaje es que seguirá recreándose con la madre naturaleza. Se traicionaría a sí misma si se guiase por otros estándares. El hormigón, los bodegones o las figuras humanas no le llenan. Lo comprobó en su día y se mantiene fiel a su impronta, del mismo modo que dejó atrás el collage para centrarse en el dibujo, que «aunque está un poco olvidado es la base de todo».

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