El Correo de Burgos

Melodías de Andorra rescatadas del olvido con acento burgalés

La cantante Laura García Olalla, profesora de la escolanía ‘Els Petits Cantors’, recupera una melodía de la tradición oral, sin publicar hasta la fecha, para su interpretación en directo

La cantante burgalesa Laura García Olalla con 'Els Petits Cantors d'Andorra' y el director Jordi Sabata.

La cantante burgalesa Laura García Olalla con 'Els Petits Cantors d'Andorra' y el director Jordi Sabata.ECB

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Cuando la cantante burgalesa Laura García Olalla se sumergió en el Cancionero Popular de Andorra, no imaginaba la cantidad de piezas prácticamente inéditas que se encontraría en los microfilms guardados a buen recaudo en el Archivo Central. Profesora del Institut de Música y al mismo tiempo del coro infantil Els Petits Cantors d’Andorra, recibió el encargo entusiasmada con el firme objetivo de rescatar una serie de melodías que habían «caído en el olvido no sólo del imaginario de la gente, sino también a nivel académico». Por suerte, su investigación conjunta con el director del conservatorio, Jordi Sabata, servirá para recuperar un legado «muy grande» e «interesante» influenciado por la tradición catalana y francesa.

Entre los cometidos asignados a tan ardua tarea estaba la interpretación de una de esas melodías por parte de la escolanía a la que da clases de interpretación vocal. Tenía mucho donde elegir, pero se decantó por un «canto en subdivisión ternaria de sonoridad juguetona» cuya temática alude a «alguien que va por la orilla del agua». Enmarcada en la tradición oral de hace un siglo, nunca llegó a ser publicada. Sin embargo, la pieza salió de nuevo a la luz el domingo 14 de mayo en el Auditorio Nacional de Andorra de la mano de esos pequeños cantores con los que tanto disfruta trabajando.

'Els Petits Cantors' en el claustro románico de La Seu de Urgel (Andorra).

'Els Petits Cantors' en el claustro románico de La Seu de Urgel (Andorra).ECB

«Cuando uno está en el rol de compositor, como es mi caso ahora, es muy importante adaptar bien el material a sus voces y conocimientos para, de este modo, conseguir que la obra suene bien, para que los niños disfruten cantando y para que el público entienda la música y así conozca su propia tradición musical», reconocía García Olla en la víspera de una actuación que, sin duda, marca un antes y un después para la cultura andorrana.

A la hora de trabajar esta melodía que rinde homenaje al entorno natural de la zona alta de los Pirineos, la cantante no podía evitar acordarse de dos maestros burgaleses que tanto hicieron por mantener viva la tradición oral de su tierra. Hablamos, como es lógico, de Antonio José y de Federico Olmeda. Referentes indiscutibles cuya influencia se extiende hasta nuestros días -ahora más que nunca gracias al último disco de La M.O.D.A.-, García Olalla se lo pasó en grande «reviviendo esas experiencias», esas investigaciones sobre el terreno, a lo largo y ancho de la provincia, para musicalizar la voz del pueblo y evitar su extinción.

«Esta obra está viva», asegura la docente mientras pone en valor el «trabajo en equipo» junto a Sabata, fundamental para que el proyecto «haya podido dar un paso más allá». Se pusieron manos a la obra en enero con el concierto ya programado, aunque finalmente se cambió la fecha. Y aunque ambos tienen «pendiente» rescatar otra canción gracias a Els Petits Cantors, era «muy precipitado» incluirla en el recital de ayer.

Proyección internacional

García Olalla le dio «muchas vueltas» cuando le surgió la oportunidad de dar clases en Andorra. Sin embargo, no se arrepiente en absoluto de su decisión sino todo lo contrario. Se instaló en un «sitio curioso» y no tardó en encajar «muy bien» con el equipo directivo, sus compañeros y los pupilos a los que tiene el honor de enseñar canto. Además, se enorgullece de pertenecer a una coral con más de 30 años de trayectoria que ha contribuido a la «proyección del Principado en todo el mundo», actuando en países como Austria, Bélgica, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Portugal o Suiza. Por si fuera poco, han llegado a dejar su impronta en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, en el Vaticano o en el Palacio del Elíseo.

Llegados a este punto, la cantante burgalesa espera que «la gente de Andorra sea consciente de la tradición que tiene». Para lograrlo, sabe a ciencia cierta que la escolanía tiene talento de sobra para enamorar al público a través de una serie de históricas «melodías atractivas en lo musical y muy interesantes a nivel etnomusicológico».

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