El Correo de Burgos

Literatura

Del sentido tragicómico de la vida paternal y otras historias de humor

El escritor burgalés Álex Núñez protagoniza este lunes, 15 de enero, ‘Las Tertulias Literarias’ del centro cívico Río Vena, donde hablará de su libro de relatos ‘Dile a tu padre que le quieres’ (Atticus)

El escritor burgalés Álex Núñez Peña, con el volumen de cuentos ‘Dile a tu padre que le quieres’

El escritor burgalés Álex Núñez Peña, con el volumen de cuentos ‘Dile a tu padre que le quieres’SANTI OTERO

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No es nada extraño que una conversación con un escritor se inicie visitando una sala de cine. Ya habrá tiempo de hablar más tarde de libros, autores y experiencias ante el teclado. «He visto hace poco la nueva película de Kaurismäki ['Fallen leaves'] y me encantó». Que el escritor Álex Núñez Peña ponga sobre la mesa el nombre de este director y guionista finlandés para comenzar la entrevista augura una charla cálida, interesante y muy humana. Como el cine del autor de la inmensa 'La chica de la fábrica de cerillas'. Vamos allá.

Este lunes, el escritor burgalés será el protagonista de una nueva edición de la ‘Las Tertulias Literarias’ del centro cívico Río Vena que dirige y presenta Fernando Jerez. Será las 6 de tarde, en la sala de conferencias 2, y para acudir hay que apuntarse previamente en el teléfono 947 28 88 30 o en el mismo centro cívico. El sonido de la charla será grabado y se podrá escuchar, como siempre, en el podcast del programa en diversas plataformas (Ivoox, Spotify).

En la pasada Feria del Libro de 2023, Álex Núñez presentó su primer libro, 'Dile a tu padre que le quieres' (editorial Atticus), un volumen de relatos que no es una mera compilación de cuentos publicados conjuntamente. «Estaba muy muy nervioso. Aunque cuando publiqué el libro sabía que este momento iba a llegar, lo veía tan lejano... Pero llegó», ríe. En el acto estuvo acompañado por el también escritor burgalés Raúl Elena Calvo, con quien le une una especial complicidad. «Me lo puso muy fácil, aunque para mí fue un rato horrible... Ahora lo recuerdo con gracia», apunta. Este lunes repetirá la experiencia ante el micrófono de Fernando Jerez «y volverán los mismos nervios».

Poco a poco, el río de la conversación va quitando capas de timidez en la sonrisa de Álex Núñez. Viajamos juntos hasta su infancia, donde nacen las vocaciones lectoras y literarias más rocosas. «Siempre me ha gustado leer. Desde pequeño, leía un montón. Desde libros de las colecciones El Barco de Vapor y Elige tu propia aventura hasta otros de épica fantástica y medieval. Luego ya fui pasando a lecturas más adultas», indica el autor y recuerda con cariño un título alemán que ha releído años después con sus hijos: 'Las aventuras de Vania el Forzudo', novela de la Serie Naranja de El Barco de Vapor que vendió miles de ejemplares en los años 80. «Son libros estupendos y muy bien escritos que no se pueden quedar en mi generación», destaca. «Yo no concibo mi infancia sin la lectura, por eso creo que con lo único que he sido muy pesado con mis hijos es con que lean. La generación de chavales de ahora tienen un enemigo de la lectura que nosotros no tuvimos, el teléfono móvil, con el que es muy difícil luchar. Pero hay que intentarlo».

Autores inspiradores

En la adolescencia de Álex, esa mejor / peor etapa de la vida, desembarcaron una nueva flota de autores en su mesilla. Fue la generación que removió las letras españolas en los 90 con una mirada muy influenciada por la literatura norteamericana: Ray Loriga, Benjamín Prado, José Ángel Mañas... «Percibí que esos escritores hablaban de cosas mías, de mi tiempo, de mis inquietudes... Esto me impulsó un día a coger un cuaderno y hacer como que escribía», ríe. «No pasaba de las tres líneas, cuatro o cinco frases... Y hasta ahí».

Viendo que no avanzaba por sí solo, Núñez se apuntó años después a la Escuela de Escritores de Burgos y su paso por ella le dejó una profunda y sentida huella. Además de una buena recua de amigos y una brújula bien orientada para sus futuras lecturas, el veneno de la escritura inoculada por su director, Jesús Pérez Saiz, se quedó en su cuerpo para siempre. «Luego he hecho algunos cursos más por internet, pero como con Jesús es imposible... Es una bestia de profesor. El ambiente que genera, la seriedad y a la vez la calidez de las clases... Se nota que le importa cada uno de los alumnos y las historias que escriben», señala.

Algo que a veces traiciona y distrae a las personas que comienzan a dar sus primeros pasos en la literatura es la urgencia por publicar, esa mirada puesta en un horizonte que está más allá de los textos y las manos que los escriben. Que es lo importante. «Claro que a un escritor, cuando cree que ya tiene algo bueno que enseñar, le gusta verlo publicado y querer ser un superventas... Pero hay que ser sensato. Si a mí me ponen un día un candado y no puedo volver a publicar nunca más, seguiría escribiendo», confiesa Núñez. «Aunque el objetivo final de todo creador es llegar a un público. En mi caso, espero que mis historias se lean y que a algunos de esos lectores incluso les emocionen, las disfruten y se rían con ellas».

Su paso por la Escuela de Escritores, las lecturas que allí hacían y comentaban, fue otro liceo de aprendizaje para Núñez Peña. «Cuando lees a ciertos autores que te impresionan, intentas imitarlos. Pero nunca lo consigues, claro. Así que acabas creando tu propia voz, que creo que es a lo que aspira un escritor». Entre esa macedonia de plumas que deslumbraron al autor burgalés están nombres como David Foster Wallace, George Saunders, Thomas Bernhard o Raymond Carver. «Y últimamente comienzo a tener problemas con Bolaño», ríe.

El autor, con un ejemplar de su primer libro, editado por el sello burgalés Atticus.

El autor, con un ejemplar de su primer libro, editado por el sello burgalés Atticus.SANTI OTERO

Un libro con un andamio temático tan marcado como la paternidad y las desventuras familiares obliga a realizar esta pregunta: ¿Cómo puede afrontar un lector sin hijos este libro? «Si los tienes, estos cuentos te llegan mucho más, sin duda. Pero todos tenemos, en menor o mayor medida, niños cerca. Y las historias que narro son bastante reconocibles», considera Álex Núñez al respecto de la colección de narraciones que se agrupan en ‘Dile a tu padre que le quieres’.

Padres e hijos ‘futboleros’, tardes sin reloj en el parque, idas y venidas de pareja, vicios y placeres heredados de tu progenitor, la muerte del padre... Temas que navegan por los dieciséis relatos de la primera obra del escritor burgalés «con un estilo hiperurgente y un agrísimo sentido del humor», reza la contraportada.

«Como lector me gusta que me arrastren, no tener que hacer un esfuerzo en ir pasando páginas. Y como autor, pretendo lo mismo... Algo de eso son esas urgencias», aclara. Además de ese ritmo, quizá también volcado en las páginas por la pasión ciclista del autor, la escritura de Núñez no es ensimismada ni ausente, sino que apela en muchas ocasiones al lector para decirle que está ahí, a tu lado. «Es algo que me gusta hacer de vez en cuando... Sin ir más lejos estoy releyendo a Kurt Vonnegut y es uno de los autores que lo utiliza bastante», apostilla.

Libro ‘conceptual’

'Dile a tu padre que le quieres' lleva sobre el escritorio de Álex Núñez desde hace diez años, en los que el autor ha ido picando de experiencias propias o cercanas para construir cada relato, amasando el lenguaje de cada uno y salpimentando cada página con un humor muy particular. «Me cuesta mucho imaginar personajes que no tiene nada que ver conmigo y por eso tiro mucho de mi alrededor. Lo contrario, ahora mismo, no lo concibo», explica. «Y no todo acaba valiendo, claro. De cada diez relatos que escribo, uno se puede salvar y los otros nueve son infumables», ríe.

La ‘opera prima’ de Núñez Peña se puede leer como un libro de relatos, pero también como una novela. Hay muchos hilos que unen algunas historias, personajes que viajan de una a otra, guiños y secretos... «Los cuentos están ordenados de una manera que te llevan de un sitio hasta el final, como estos discos...». Tanto el entrevistado como el entrevistador se quedan en blanco, mirándose como tontos, esperando a que amanezca esa palabra que bulle en la punta de sus respectivas lenguas. «¡Conceptuales!», soltamos casi al unísono. «Pues eso, podríamos decir que es un libro conceptual», subraya Núñez entre risas. La conversación vuelve a alejarse de la literatura para volcarse en la música y esos LPs de Pink Floyd, The Beatles o The Who que tanto dieron que hablar hace 50 años.

Miramos el reloj y, más allá de los relatos de Álex Núñez, nos llama el deber de padres y marchamos a buscar a nuestros respectivos hijos al colegio. Nos despedimos hasta la próxima cita, pero Álex no sabe que, de la forma más tonta y esquiva, se me ha metido en la cabeza la melodía de 'Another brick in the wall'. En bucle. Malditos discos conceptuales.

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