Un espacio diáfano, amplio y perfectamente organizado. Así es el Centro de Creación Escénica La Parrala después de 20 años de trabajo. Una treintena de compañías comparten y gestionan un rincón único. Así es por dentro, una auténtica transformación.
Un puesto de vivos colores nos da idea de que el espacio al que vamos a entrar es un colegio donde lo sueños cobran vida y la creatividad es la que manda. También la información: toda la programación de artes escénicas de la ciudad, las citas de las compañías residentes, cursos... El Centro de Creación Escénica La Parrala ha logrado en 20 años, con mucho esfuerzo y cierto olvido, convertirse en un referente para los actores y grupos de teatro de la ciudad. Un espacio único en su género. Cuando llegaron las 12 compañías fundadoras se encontraron un colegio, el Eugenio Isasi, abandonado y vandalizado. Así ha sido la transformación y así luce hoy un centro que busca ser algo más que un almacén de sueños e ideas.
El antiguo colegio Eugenio Isasi se ha convertido en un cajón desastre, que en estos 20 años se ha convertido en un centro de creación escénica de referencia. Así es la historia de La Parrala en imágenes.
1 La Parrala, 20 años en escena
El Centro de Creación Escénica La Parrala se cedió a principios del siglo XXI a un grupo de 12 compañías desperdigadas por la ciudad. Hoy son más de 30 grupos que generan una actividad que implica profesionalmente a unas 150 personas en la ciudad.
Sito (Bambalúa), Ana García (Ronco), Fran de Benito (Asociación La Parrala), Marta López (Marta Luna), Fernando Ballesteros (TeatroAtópico), Estrella R. y Carlos de la Torre (La Mueca) nos recordaron los inicios y la situación a día de hoy de La Parrala.
El secreto de la supervivencia del Centro de Creación La Parrala de Burgos es el trabajo en común. Los grupos autogestionan el espacio cedido por el Ayuntamiento de Burgos desde hace 20 años. Todo se valora en asamblea y se decide según el sentir de la mayoría.
Las goteras en la sala SUM eran, antes de la impermeabilización, una constante. Llegaron a ser protagonistas de algunas de las noches de teatro en el centro. Un espacio con nombre propio: la gotera golfa. Y un ejemplo de resiliencia.
Los elementos de atrezzo se conservan y guardan en cajas apiladas perfectamente etiquetadas. Es como un desván de tesoros inertes. Cosas que solo cobran vida y verdadero significado cuando suben a escena.
Cada grupo tiene definido claramente su espacio. El trabajo es comunitario, entre los residentes en el Centro de Creación Escénica. Las responsabilidades, reparto de estancias y tareas, también. Es el único espacio dedicado a las artes escénicas y autogestionado de la región.
El viejo colegio Eugenio Isasi tuvo su momento de explendor con 500 alumnos. En los 90 se convirtió en un gueto con unos 50 del poblado de Bakimet. Con la inclusión en los colegios públicos más cercanos se cerró el centro educativo. Estuvo vacío hasta que llegaron los grupos de teatro.
Así se encontraron el centro.Marta Casado Mata
La Parrala, 20 años en escena
Así, con el mobiliario apilado. Se encontraron algunas aulas hace 20 años. Mucho de esas sillas y mesas acabaron en el punto limpio. Pero solo aquello no aprovechable. Algunas de estos objetos aún están en uso.
Marta Casado Mata
La Parrala, 20 años en escena
Así, con el mobiliario apilado. Se encontraron algunas aulas hace 20 años. Mucho de esas sillas y mesas acabaron en el punto limpio. Pero solo aquello no aprovechable. Algunas de estos objetos aún están en uso.
Exteriores original. Marta Casado Mata
La Parrala, 20 años en escena
Los exteriores se han ido mejorando poco a poco. Ventanas, accesos, puertas...
La ultima reforma ha permitido mejorar la apariencia externa, el aislamiento con nuevas ventanas y la impermeabilización. Se han invertido casi 600.000 euros aunque han tenido que decir adiós a la gotera golfa.
Quizás la parte trasera de la instalación ha sido la gran sorpresa. Hoy es un espacio más de creación y exhibición cuando llega el buen tiempo. Conciertos, espectáculos y talleres que se han podido realizar en los jardines. Una gran sorpresa para los grupos de teatro residentes.
La transformación de la parte trasera empezó con pocas esperanzas y resignación. Se vieron obligados a tirar el segundo círculo del complejo por los problemas estructurales y de seguridad que presentaba.
Durante años la parte trasera fue un espacio de salida y poco más. No se había podido recuperar para su uso por los grupos y para recibir público con todas las garantías de seguridad.
Hoy es un espacio completamente transformado donde se han celebrado obras de teatro, dentro del ciclo El jardín escénico. También ha acogido conciertos y talleres.
Talleres y actividades de formación suelen desarrollarse en el gimnasio y de forma periódica para el reciclaje y mejora constante de los grupos en su quehacer sobre la escena o en el teatro de calle que reina en las fiestas de San Pedro o en la Cabalgata y que llena la programación de la ciudad mes a mes.