«Quiero hacer una Catedral espectacular»
El artista Fran Herreros se embarca en un reto titánico, pintar sobre lienzo la seo burgalesa a diario durante dos años

Fran Herreros, en pleno trabajo.
El reto al que se enfrenta Fran Herreros es de tal dimensión que no será hasta el momento en que lo termine cuando, haciendo balance, pueda calibrar el esfuerzo creativo al que se ha sometido este artista burgalés que, desde el pasado mes de enero, se ha ‘encerrado’ en la Catedral de Burgos para pintarla a diario.
Así durante dos años, tras los que habrá una gran exposición, un documental de su día a día y muchas otras propuestas que han surgido y van surgiendo del pensamiento desbordante de Herreros, que lo que tiene claro es que con este proyecto lo que quiere es pintar una Catedral de Burgos diferente, como nunca antes se había hecho, una seo«espectacular, bonita», que supere las visiones «tristes» de esta joya monumental.
Nos encontramos con Fran Herreros un jueves, con la Catedral recién abierta y con los primeros grupos de turistas recorriendo la seo y muchos de ellos agolpados a los pies del Papamoscas, pendientes de ver el ritual del autómata que a las horas en punto abre la boca y tira de la campana.
El pintor ya está trabajando en una de sus obras, en una de las capillas más bellas y fascinantes de la Catedral, la de los Condestables. Herreros explica que la idea surge el pasado año, «no suelo hacer muchas exposiciones», apunta.
Pero siempre está buscando temas, lugares «donde pueda hacer algo nuevo y distinto». En esa época empezó a leer sobre la Catedral, que ha sido pintada por numerosos pinceles, pero siempre de una forma efímera, «pero no de una forma continua, estar aquí unos dos años». De hecho, investigó si esto se había hecho en alguna otra parte, incluso fuera de España «y no se ha hecho o no lo encontré».

Fran Herreros, con una de sus obras, en la Catedral.
El siguiente paso fue ponerse en contacto con el Cabildo de la catedral para ver si les interesaba, ya que se trataba de un proyecto que nunca se había llevado a cabo. El Cabildo le dio su aprobación y el proyecto ha ido creciendo. Añade que tiene «libertad absoluta» para pintar. Lo que quiere es «hacer algo nuevo», dejar constancia de que la «pintura ha avanzado muchísimo».
Herreros cuenta con el apoyo de un equipo. Entre ellos está Ana Riesco, que es la directora del proyecto, así como los arquitectos Carlos Barrio y José Cameno. Y «mi mano derecha», la también artista Paula Sampelayo.
Puede parecer, sobre todo si uno se encuentra a Fran Herreros en una visita a la Catedral, que llega, planta el caballete, coloca el lienzo y ya está, a pintar. Nada de eso. Antes de que empezara a pintar en junio, desde el pasado mes de enero ha recorrido la seo burgalesa «tomando apuntes, visitando la Catedral de forma más continua». Unos apuntes que le han valido para elaborar los bocetos sobre los después ha ido trabajando.
Cada día es distinto, porque la Catedral que se encuentra es diferente, cambia la luz, cambia también el artista, que asegura que «en cada cuadro que hago intento evolucionar». Sobre la Catedral que conocía y sobre la que ha descubierto en este tiempo, Herreros señala que «jamás me había fijado en tantas cosas». Añade que «soy de Burgos y he entrado muchas veces en la Catedral, pero jamás me había fijado en tantas cosas». Se siente como «Alicia en el País de las Maravillas», cada día descubre algo diferente al llegar al templo.

Fran Herreros, en pleno trabajo.
Con el verano ya superado, hace un primer balance y asegura que «es un reto, es un enriquecimiento personal que está cambiando completamente mi forma de pintar».
El principal cambio es el lugar, pintar en un espacio que no es el propio, el estudio en el que Fran Herreros dice que «siempre pinto abstracción, buscando siempre mi estilo e investigando». Siempre sin alejarse de la base, que es «el dibujo», porque es el sustento para «entender las cosas porque hay pintores que pintan cuatro manchas y no tienen ni idea de hace runa realidad». Por eso, en su estudio «siempre me pongo mis bodegones reales».
Ahora, el bodegón es la Catedral, a la que se le suma un elemento con el que nunca antes había pintado Fran Herreros, el público, los cientos y cientos de turistas que, sobre todo en estos pasados meses de verano, han visitado la Catedral. «El público me ha enriquecido al principio», pero «yo soy un pintor muy solitario», lo que hizo que esa interacción con los visitantes fuera a veces agobiante. La llegada del otoño reducirá el número de visitas, lo que permitirá al artista una mayor introspección.
En estos comienzos del proyecto, Fran Herreros ya ha pintado espacios como la Escalera Dorada, la capilla de los Condestables, «lo más simbólico de la Catedral, pero dando un toque personal», en el que no falta el color rosa, «es mi leitmotiv». Pero es que además «nunca se ha pintado de rosa», en contraste con los colores «apagados, muy ocres, muy grises» con los que se suele reflejar la Catedral. Este artista burgalés tiene claro que pintar siempre desde el suelo, con la misma perspectiva que tiene el visitante que cada día entra el templo. No obstante, sí tiene previsto subir a los triforios para «hacer un cuadro especial». Herreros también pintará desde fuera, pero «no las típicas vistas».
El proyecto sigue creciendo y, de hecho, a través de su equipo de colaboradores ya ha habido contactos con empresas e instituciones que se quieren sumar a esta propuesta artística.