Presentación literaria
«Creo que la historia de Burgos está mal contada»
El escritor Fernando Ortega Barriuso presenta su último libro, ‘Burgaleses a la contra’ (Atticus), este jueves, 19 de diciembre, a las 20 horas en el Salón Rojo del Teatro Principal
«Un libro imprescindible, en fin, lector, que debe leerse con ojos inocentes, sentido crítico y corazón dispuesto». Con estas palabras elogiosas y certeras finaliza el prólogo, escrito por Carlos de la Sierra y titulado ‘Iluminando la historia’, de la nueva obra del escritor Fernando Ortega Barriuso, ‘Burgaleses a la contra. Desde Atapuerca hasta Gamonal’.
Este jueves, 19 de diciembre, el autor de ‘Burgos, paseos literarios’ presentará su nueva obra -publicada por la editorial Atticus con la colaboración de la Fundación Caja de Burgos- a las 20 horas en el Salón Rojo del Teatro Principal. El acto, presentado por el periodista Martín G. Barbadillo, cuenta con entrada libre hasta completa el aforo y la colaboración de la Asociación Provincial de Libreros.
Lo primero que muchos lectores se preguntarán al tener este volumen entre las manos es: «Burgaleses a la contra, ¿de qué?». Ortega Barriuso responde dando la vuelta a la cuestión. «También podríamos decir a favor de la igualdad, de la libertad, de la justicia... El título nace de Maese Calvo, que contraponía el título honorífico de ‘burgalés de pro’, que concede el Ayuntamiento, con ‘burgalés de contra’. Contra el poder y las élites de la ciudad, claro», indica.
El libro se abre, tras un breve paso por Atapuerca y la protección de la tribu a la pequeña Benjamina -una niña con un golpe en el cráneo a la que cuidaron y protegieron aquellos hombres rebelándose contra su animalidad-, con dos mitos de Castilla, forjadores de historias y leyendas que han cruzado océanos de tiempo para seguir muy vivas en nuestros días: Fernán González y el Cid.
Partiendo de estos insignes guerreros, Ortega Barriuso van convocando en ‘Burgaleses a la contra’ a muchas otras personalidades a los que el autor acredita este título, celebridades como fray Francisco de Vitoria, Francisco de Enzinas, Isabel de Basilea, el inquisidor Alonso de Salazar, el cura Merino, María Teresa León, María Amigo, Saturnino ‘Maese’ Calvo, Luis Martín Santos, Luis Sáez o Virgilio Mazuela, entre otros.
Por otra parte, también se reseñan movimientos populares que alzaron la voz -y a veces las armas- contra el poder establecido. Desde los levantamientos medievales, los comuneros, las revueltas del hambre del siglo XIX, la lucha antifascista, los movimientos contra la dictadura del general Franco hasta el 15-M o las protestas ocurridas en el barrio de Gamonal en las últimas décadas. «Y hace muy poco, en la plaza Mayor, también hubo una gran manifestación contra el recorte de ayudas a las oenegés que velan por los migrantes en la ciudad de Burgos», recuerda Ortega Barriuso sobre esta significativa protesta que impulsó la ruptura del bipartito, formado por PP y Vox, que gobernaba el Ayuntamiento burgalés.
Arsenio Escolar, en su texto inicial ‘Mereció la pena, merece la pena’, expone su propia experiencia de ‘burgalés a la contra’ como director de un medio de comunicación, Diario 16 Burgos, que recuerda como «un diario cañero, agitador ciudadano, comprometido, valiente hasta la osadía o temeridad» y que fue una rica cantera de periodistas que hoy todavía pueblan las redacciones de medios locales y más allá. Este periódico tuvo su momento álgido con el ‘Caso de la construcción’, trama de corrupción urbanística que conmocionó a la sociedad burgalesa a principios de los 90. Y todavía colea.
Las siempre olvidadas
Uno de los capítulos más largos del libro es ‘Mujeres’. Un título tan directo y esclarecedor que reúne un puñado de historias y nombres ensombrecidas por la ‘machistoria’ que tan olvidada ha dejado a la mitad de la sociedad.
«Es la gran injusticia en mayúsculas. Las mujeres han luchado y trabajado como nadie, pero en la historia oficial muchas veces ni aparecen o lo hacen como mera comparsa de los hombres. Poco a poco se va recuperando la labor decisiva de muchas mujeres en el devenir de la humanidad, también en el de Burgos», señala el escritor. «Parte de la filosofía del libro es recuperar a muchos ‘olvidados’. Pero es que las ‘olvidadas’ han sido todavía más arrinconadas en el relato de nuestra historia».
Cultura
La autobiografía de Virgilio Mazuela, ‘De las alpargatas a internet’, llega a las librerías
El Correo de Burgos | El Mundo
En las páginas de libro emergen mujeres ilustres como Leonor de Plantagenet, Isabel de Basilea, Florentina Villanueva o ‘las sinsombrero’ burgalesas: Luisa González Rodríguez, Concepción Sainz-Amor, Felisa Martínez Ruiz, María Teresa León... Pero también otras anónimas, como las lavanderas que se rebelaron contra el alcalde Manuel de la Cuesta en 1923.
La historia del común
En las páginas de la presentación de la obra, Ortega Barriuso lanza, entre otros anhelos e intenciones, un deseo ambicioso: «Este libro pretende ser un acto de rebeldía». Noble empeño por parte del escritor.
«Creo que la historia de Burgos está relativamente mal contada. Como diría el profesor Alberto Ibáñez, se ha contado por personajes: Fernán González, el Cid, los reyes de Castilla, los jueces, los condestables... Falta narrar más la historia de la gente llana, que levantó la Catedral y produjo mucha riqueza alrededor de esos grandes nombres que se han llevado toda la gloria», asevera. «José Álvarez Junco se pregunta quiénes son los verdaderos protagonistas de la historia: los personajes o el común. Y en eso estoy», ríe.
La industrialización, que cambió la geografía física de la ciudad, también trajo importantes cambios sociales. Mucha población rural arribó en Burgos a partir de los años 60 del siglo XX para trabajar en los novísimos polos de Gamonal y Villalonquéjar, lo que hizo nacer un enérgico movimiento obrero con conciencia de clase (¿recuerdan?) que luchó por sus derechos en sonadas huelgas y manifestaciones. En este libro se da testimonio de ellas.
Burgos y su frío, su morcilla y la espada Tizona por todos lados. Burgos y su espesura gris a la que parece que no llega el color. El Burgos de sotanas, hábitos y uniformes castrenses. Incienso, pólvora y agua bendita para todos. El Burgos de hoy como una Vetusta con polígonos industriales y muchas vías e infraestructuras por terminar. «Nos han vendido un relato de que Burgos es una ciudad gótica, conservadora, de curas y militares, adepta al poder... Hay una parte que es así, desde hace siglos, pero también hay otra parte que no lo es», concluye Fernando Ortega Barriuso.