La historia nunca contada del punk feminista: «Hay vida más allá de las Vulpes»
En 'Contramemoria', la investigadora Maritxu Alonso repasa cuatro décadas de un movimiento tan combativo como invisibilizado a través del testimonio de 16 mujeres. Las burgalesas Koñote Vil protagonizan una de las secciones

El grupo burgalés de punk Koñote Vil.
Allá por 2013, Maritxu Alonso tuvo una «revelación rabiosa». Llevaba tiempo experimentando un «cabreo de larga duración» con la comunidad punk, la suya propia y la de tantas otras compañeras. «Siempre me habían hecho entender que las tías no pintábamos mucho en la escena y que nos merecíamos el cartelito de eternas bajistas secundarias». Entonces dijo basta. Primero, con un fanzine para demostrar a todo el mundo, empezando por ella misma, que «estábamos ahí, que éramos un montón y que nadie podía pasar por encima de nuestros nombres». Así nació Uterzine, que pronto pasó a organizar conciertos y talleres hasta convertirse en editorial y sello discográfico.
Más de una década al pie del cañón, de aquí para allá, con el firme objetivo de «materializar y reivindicar la genealogía feminista que nos han negado en el punk». Había que contarlo, plasmarlo por escrito y alzar la voz. De ahí surgen las 16 conversaciones, desde 2019 hasta el año pasado, que Alonso recoge en Contramemoria. Una historia oral de más de cuatro décadas punkis y feministas. 600 páginas, que se dice pronto aunque podrían ser más, sobre bandas «compuestas íntegramente por mujeres y disidencias». Un «arduo trabajo», sin duda, que la investigadora bilbaína continúa desarrollando para su tesis doctoral y que se presenta este miércoles en Burgos, a partir de las 18:30 horas, en el Espacio Tangente. A continuación, la autora impartirá un taller de collage.
Con este libro, editado por Uterzine, El Lokal y Punk Scholars Network, Alonso demuestra que «hay vida más allá de las Vulpes». Sin embargo, «ellas son la única banda que ha quedado escrita en la historia del punk debido a un grave escándalo machista, un hecho que deja patente el sistema de dominación patriarcal en el que vivimos». El resto, las olvidadas, siempre estuvieron ahí. Lo que ocurre es que «nadie se ha preocupado por registrar nuestra (r)existencia». Hasta ahora. Y ya iba tocando, tal y como esgrime la autora de Contramemoria, que «se empiece a cuestionar el canon establecido y reflexionemos acerca de por qué tantas propuestas musicales y personalidades interesantes han permanecido invisibles durante décadas».
Desde 1979 hasta 2020. Distintas generaciones y contextos muy diversos con un denominador común: el segundo plano impuesto en detrimento del «hombre cisheterosexual, blanco y delgado». A lo largo de su investigación, Alonso refleja roles y trayectorias vitales que sorprenderán al lector. «A pesar de que la imagen social de la mujer punki está muy estereotipada, a través de estas conversaciones podemos descubrir un amplio abanico de profesiones, aficiones, gustos, identidades, pensamientos políticos y experiencias activistas que desarman cualquier idea única». Partiendo de esa base, llega a la conclusión de que «ninguna hemos tomado un camino equivocado».

María (protagonista), Maritxu (autora) y Mónica (maquetadora).
De la última hornada, en la sección que abarca el periodo comprendido entre 2011 y 2020, no podían faltar las burgalesas Koñote Vil. «Destacaban por su sonido, letras y actitud tremendamente macarra donde la guitarra eléctrica brillaba por su ausencia», enfatiza Alonso antes de rememorar cómo conoció a Laura (bajo), Sonia (voz) y Eva (batería). «Coincidimos en un evento punk en Burgos donde nunca llegaron a tocar porque dos de ellas estaban vendimiando y no llegaron a tiempo a su propio concierto». Pese a la faena, «no montaron ningún drama. Más bien se mostraron contentas y continuaron la noche como si nada».
La artífice de Uterzine decidió seguir la pista a esas «chavalas tan entrañables» y no se lo pensó dos veces a la hora de lanzar su Maketa Vil en 2021. Tampoco al invitar a Laura para formar parte de Contramemoria y poner en valor el breve pero intenso legado de «una banda muy directa en su mensaje político y también muy humilde en su forma musical de hacer las cosas». Porque las Koñote, sobre todo, siempre fueron sinónimo de «una gran amistad donde lo más importante era pasarlo bien». Tanto que «se podía palpar el buen rollo, la confianza y la conexión que respiraban todas juntas».

Cartel de la presentación de 'Contramemoria', de Maritxu Alonso, en Burgos.
«Cuando veo a una banda en directo me da igual su virtuosismo si después sus componentes se miran mal o ni se miran. Koñote vil era una banda para mirarlas desde fuera y no parar de sentirte cómplice de algo muy bonito». Para Alonso, lo mejor de estas tres burgalesas de armas tomar era que «no parabas de reírte, de brincar, de poguear. En definitiva, de entender que lo importante en la vida es la experiencia que te llevas contigo y tus amigas, no lo perfectas que haces las cosas».
Las Koñote bajaron la persiana en 2022. «Duró lo que tenía que durar», sostiene Alonso a sabiendas de que, por norma general, «los ciclos de las bandas punk son muy cortos». Aun con todo, mantiene el contacto con las tres y le consta que «están felices con sus vidas». Eva dejó la batería a un lado, «está practicando rumba con la guitarra y le encantaría probar el rol de cantante en una banda de hardcore crust». Por su parte, Laura y Sonia montaron otro grupo bautizado como Hienas de Rabia junto a Dai. Y aunque «actualmente están en parón indefinido por cuestiones de maternidad, llegaron a grabar videoclips y canciones como Hartas o Botes de hummus en 2023».
Junto a Laura, las voces de Marta (Las Brujas), Chus (Voces de Ultratumba), Roser (Las Hienas), Aurora (Mujeres de Provecho), María (Makia Subversiva), Naty (Penadas por la Ley), Edith (Punto-G), Belén (La Xeta Pasote), Ana (Dale Welta), María (Las Rodilleras), Rebe (Flujo), Ester (Gonagón), Blanca (Turbulentas), Rebe (Genderlexx) y Nuria (Vulvassur) permiten reconstruir una escena jamás contada, al menos como es debido. «Sería incapaz de nombrar una sola conversación sin hacer referencia a todas las demás», confiesa Alonso, porque «cada una de ellas contiene sus propias peculiaridades, matices y descubrimientos». De hecho, insiste en que «el punto fuerte del libro reside en poder leer tantos puntos de vista diferentes y llegar a conectar con todos ellos en algún instante de su discurso».