El Correo de Burgos

«Los seres vivos no nacemos con alma, pero sí con su semilla para hacerla crecer»

Sánchez Dragó desarrolla toda una teoría del alma en 'Soseki. Inmortal y tigre', la épica historia de un gato narrada para niños y mayores

Burgos

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A.S.R. / Burgos

La muerte de un gato desencadenó las lágrimas de Fernando Sánchez Dragó y también su vena creativa, un torrente de sentimientos, muchos recuerdos, una filosofía vital, un sinfín de experiencias, y sensaciones, y juegos vertidos en las 352 páginas de Soseki. Inmortal y tigre (Editorial Planeta), la última novela del veterano escritor. No una cualquiera. «Es el mayor de mis libros». Lo dice él mismo en el Palacio de la Isla en una rueda de prensa previa a la presentación de esta nueva obra que empezó como un obituario en El Mundo, se gestó como un breve cuento y ha terminado siendo uno de los raros ejemplos de literatura de animales en España.

Soseki. Inmortal y tigre cuenta la historia de Soseki, un gato que irrumpió en la vida de Sánchez Dragó para convertirse en héroe al dar su vida por salvar la de Caterina, su nieta. Precisamente, el autor la relata como quien cuenta un cuento a un niño, esta niña en concreto, e incluso incluye sus interrupciones en forma de diálogos, «breves y sencillos», en los que el escritor aclara algún término o giro incomprensible para una niña y aporta sabias lecciones de vida, con múltiples referencias a lecturas juveniles: Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan, las aventuras de Kipling, el mismo Quijote...

La historia de este minino convertido en moderno Teseo que derrota a un Minotauro en forma de ascensor estropeado sirve para evidenciar la que Sánchez Dragó afirma es la «verdadera teoría del libro»: «Los seres vivos no nacemos con alma, pero sí con su semilla, y si sabemos hacerla germinar y la construimos a lo largo de la vida, en el momento de morir somos inmortales porque el alma no se extingue». Quien tiene una misión, como quien tiene un nombre, tiene un destino. El alma se construye alcanzándolo. Raros son los hombres que lo hacen y llegan de ese modo a ser personas (página 17).

Desnuda los entresijos de este volumen entre las históricas paredes del antiguo Palacio de los Muguiro. El autor de Muertes paralelas estaba empeñado en presentar este libro en la sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, pero no se trataba de un simple antojo. La lengua y Castilla lo guiaron hasta aquí.

Primero porque en Soseki. Inmortal y tigre llega a un estilo literario nuevo que nada tiene que ver con el acostumbrado, «barroco, sobreabundante, sobrecargado, excesivo, castigado, boscoso...», al que ha sometido «a una vigorosa operación quirúrgica para encontrar un castellano nítido, limpio, mondo y lirondo, de extrema corrección, hermoso, expresivo...». Y lo que él pensaba que iba a ventilar en un mes le costó diez a diez horas diarias. No ha sido en vano. Este esfuerzo le ha llevado a alcanzar una de las metas propuestas desde que hincó los dientes en la literatura: «Conseguir un libro que puedan leer los niños de 10-12 años y también los adultos, sin que resulte una obra pueril».

Llega con su novela hasta el Instituto de la Lengua porque en ella hay mucho de Castilla. Castilfrío de la Sierra y toda la comarca de Tierras Altas y sus habitantes, sus tradiciones, sus leyendas, sus seres mitológicos..., son personajes principales en estas páginas.

Soseki, la nieta, el escritor, la geisha sobre la que el minino obró el milagro de curarla de la alergia que hasta entonces tenía a estos animales, las gentes de Castilfrío, los mil y un personajes literarios... Todos se conjuran en «un libro que es emoción pura, un libro hecho de buenos sentimientos, cargado de valores morales, cristianos, franciscanos, paganos, laicos... universales».Hilo directo con La Isla

La relación de Fernando Sánchez Dragó con el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua viene de lejos y próximamente se afianzará. El escritor afincado en el pueblo soriano de Castilfrío de la Sierra arrimará el hombro, en sus propias palabras, con la citada fundación en el Congreso de Hispanistas Indios, a desarrollar el próximo otoño con la Universidad de Nueva Delhi y el Grupo de Investigación del Siglo de Oro de la Universidad de Navarra. No queda ahí el hilo directo tendido con el polifacético creador. Gonzalo Santonja, director del Instituto de la Lengua, anunció que su nombre será el próximo en la colección de inventarios, en este caso periodístico, de literatos castellanos en la que ya están Delibes, López Tundidor o Colinas.

Y quién sabe si el destino de ambos los unirá en el próximo proyecto de Sánchez Dragó: un centro de acogida de gatos en Castilfrío.

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