Insinuantes poemas sobre un piano

A.S.R. / Burgos

Se insinúa en un marco de filigranas, llama la atención de ellos y de ellas sobre un piano negro, siempre acompañada por la música, algunas veces al arrullo de la cafetera y otras entre el tintineo de los hielos. La poesía ha encontrado su sitio en el Café España. Cada quince días, un nuevo poema se acerca a los parroquianos de este establecimiento de la calle Laín Calvo. No llegan por arte de magia ni es un caballero del antifaz el que los trae. Es una mujer, a cara descubierta, que desde hace tres años se ha autoerigido defensora y divulgadora de este muchas veces olvidado género literario. Matilde Sedano lo tiene claro: «La poesía debe ser una asaltante de viandantes». Esta misma convicción le lleva ahora a reunir en un libro todos estos poemas. Café España. Sorbos de poesía (Editorial Leer+) se presenta el martes en la Sala Polisón del Teatro Principal a las 20 horas con la presencia de la filóloga inglesa Julia Gutiérrez y la profesora de Literatura Isabel Peña. Al día siguiente, la autora firmará ejemplares en el bar que los ha inspirado a partir de las 19 horas.

«La poesía siempre ha sido una realidad en mi vida como cauterizadora de muchas cosas», comenta Sedano para explicar el origen de esta iniciativa que no tiene mucho misterio: un local atractivo, un piano solitario y una necesidad de compartir estos versos con el público.

La autora se niega a que este género literario se limite a unos pocos. «Si el lector no va a la poesía, que ésta vaya al lector», dice enérgica y señala que su esperanza es que la gente disfrute cada día de una pequeña delicia, un paréntesis de belleza, en medio del ajetreo del día, del estrés, de las compras…

Amor y desamor, victorias y derrotas, riquezas y miserias, dolor y alegría… La autora no escatima temas ni puntos de vista. «Es polifónico total. Lo mismo habla de una señora ahogada por la economía familiar que del afectado por el amor», ilustra Sedano, quien habla de este volumen como «un viaje al interior, una interrogación continua, un recorrido intenso que pretende llegar a todos los públicos, al versado y al neófito, con diferentes niveles de lectura».

¿Está cumpliendo la misión autoencomendada? La autora cree que sí. Lo sabe por los comentarios de Lourdes, la dueña, y porque algún que otro asiduo le ha parado por la calle al enterarse de que era ella la autora de estos versos. Está feliz. Aunque lamenta que su propuesta sea un oasis en un desierto. A ella le gustaría que la poesía le asaltara en el autobús, como ocurre en otras ciudades del mundo, en un rincón de la calle, en otros establecimientos…

La publicación de Café España. Sorbos de poesía no significa la desaparición de los poemas sobre el piano del España. Allí seguirá ella, insinuante, tentadora, con ganas de que la quieran. Ella es la poesía.