El Correo de Burgos

BALONCESTO / Liga Femenina 2

La gloria en un palmeo

El Arranz Jopisa logra una victoria crucial ante Extrugasa gracias a una canasta de Franciele en la última décima de segundo. Las locales mantienen sus opciones intactas

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Burgos

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ARRANZ JOPISA

61

EXTRUGASA

60

Arranz Jopisa

: Ibarreche (8), Eva Lozano (-), Mónica Jorge (2), Franciele (22), Adams (5) -quinteto inicial- Lucía Pablos (9), Patricia Cabrera (-), Kurpniece (7), Ortega (8).

Extrugasa:

Ruiz (16), Sousa (4), Gilabert (7), Quaye (14), Manzanares (11) –quinteto inicial- Nogueira (-), Ivanova (8), Mallou (-).

Árbitros:

Pinela y Alonso (Castilla y León).

Eliminadas:

No hubo.

Parciales:

17-16; 27-29 (descanso); 47-42 y 61-60 (final).

DIEGO ALMENDRES / Burgos

Tendrá que ser así lo de este Arranz Jopisa abonado al sufrimiento, al drama hecho comedia, al más difícil todavía. Así se resume la trayectoria de un equipo acostumbrado a recurrir a la heroica, a sobrevivir en el alambre. Como ayer, que venció con un palmeo milagroso sobre la bocina de Franciele. Sublime, imborrable. Letal la carioca para rescatar a las burgalesas en la agonía de un partido que se complicaron en el inicio y que no supieron rematar cuando lo tenían ganado. ¿Qué será lo próximo?

Poco importa hoy que las castellanas tengan perdido el average con Extrugasa. Se trataba de ganar y así lo reconoció el técnico, Guillermo Fernández, cuando en las horas previas firmaba un triunfo en el último segundo. Quizá selló su deseo con sangre, porque sólo así se explica que la mano de Franciele se elevara entre la maraña azul y que el balón entrara en la cesta para dejar a las de casa en lo más alto de la tabla cuando una décima de segundo antes estaban en un lío.

El Arranz Jopisa planteó un partido ordenado. Cimentó sus primeros ataques en Adams, con la premisa irrenunciable de mostrarse fuerte en retaguardia. Ni una cosa, ni otra. El cuadro local agotaba una y otra vez las posesiones, nunca encontró a la americana en situaciones cómodas y maldijo sus errores en posiciones cercanas a canasta. Para colmo, Extrugasa jugó a placer por momentos, hasta sellar el 2-12 de salida que ponía a las locales contra las cuerdas cuando apenas habían tenido tiempo para asentarse en pista.

Las primeras alarmas encontraron rápida respuesta en el banquillo. El equipo ganó con el ‘desorden’ aportado por Lucía Pablos. Necesitaba la chispa de la leonesa como agua de mayo. El acierto exterior de Ortega y la solidez de Kurpniece completaron los cimientos del resurgir burgalés, con un 8-0 que devolvía aire a sus pulmones. Incluso, las de Fernández aprovecharon su momento de lucidez para cerrar el cuarto por delante (17-16).

Todo un alivio, a tenor de lo visto en el primer acto, batalla inaugural de una larga guerra. El Arranz salió ileso del mordisco gallego, pero aún debía lidiar con uno de sus peores enemigos, la defensa en zona. El ataque local se atascó. Nada nuevo en El Plantío. También las blanquirrojas apostaron por refugiarse en su entramado defensivo zonal particular y el partido perdió ritmo.

Realmente, murió, con dos contendientes encomendados a neutralizar a su rival para minimizar sus problemas en vanguardia. Cada punto era oro, cada canasta, un tesoro. Un intercambio de golpes que habría declarado nulo el combate del segundo cuarto de no mediar un triple de Gilabert en el último suspiro que dejó el 27-29 definitivo para las gallegas.

Fernández suspiraba por el despertar de jugadoras como Lozano o Adams. El equipo las necesita y más en noches como la de ayer, pero fueron las faltas personales que acumulaban Ruiz y Quaye las que alimentaban la moral de un equipo obligado a nadar contracorriente desde el inicio. La aparición en escena de Adams fue otra razón más para creer, sobre todo cuando del 29-35 el Arranz Jopisa pasó a un 41-37 alentador. Un 12-2 cimentado en una buena defensa y una mejor circulación del ataque. Ahora sí, las de Fernández encontraban a sus interiores y obligaban a Extrugasa a dar una vuelta de tuerca a su maquinaria en el tramo final de cuarto. Demasiado riesgo, máximo premio para un Arranz que, además de cimentar su ventaja (47-42), forzó la cuarta de Ruiz, la mejor visitante.

Era el momento de las locales, aunque tampoco estaba la cosa como para protagonizar grandes escapadas en el marcador. Extrugasa nunca cejó en su empeño y las blanquirrojas sabían que no les quedaba otra que luchar hasta el último segundo, máxime tras el regreso a pista de Ruiz. A falta de 4:17 la ventaja seguía fijada en los cinco (57-52). Vencer o morir para un conjunto burgalés que se metió en un agujero negro en el momento más delicado. Ruiz desapareció, pero Quaye tiró de las suyas hasta dejarlas a un suspiro de la victoria. Un 0-6 puso a las azules por delante con 1:36 por jugar. Incluso, tuvieron bola para sentenciar, pero no lo hicieron ante un Arranz lanzando a la desesperada en la última posesión. 19 segundos a cara o cruz resueltos de la peor manera. No le quedó otra a Ibarreche que elevarse, pero su lanzamiento lo escupió el aro, que tenía reservado el gran momento de gloria a Franciele, la mejor del partido. Su palmeo sirvió para llevar al Arranz del infierno a la gloria. Cosas del basket, que es muy grande.

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