El Correo de Burgos

BALONCESTO / Liga Femenina 2

El Arranz se estrella ante el Zamora

El conjunto burgalés se vio claramente superado por su oponente, que se mostró muy eficaz desde el perímetro. Las locales fueron incapaces de frenar el juego ofensivo zamorano y acabaron desquiciadas

Burgos

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ARRANZ JOPISA    70

CAJA RURAL ZAMORA    83

  

Arranz Jopisa: Estitxu Ibarretxe (4), Mónica Jorge (4), Eva Lozano (11), Francielle (18), Adams (-) –equipo inicial-, Edurne Ortega (7), Lucía Pablos (16), Laine Kurpniece (8) y Patricia Cabrera (-).

Caja Rural Zamora: Gesteira (7), Louden (18), Lassiter (15), Gimeno (10), Llamas (6) –equipo inicial-, Alba García (12), Szoke (12), Sánchez (3) y Bouzekri.

Arbitros: Sánchez Ardid y Santana Morales.

R. MENA / Burgos

El Arranz Jopisa se despidió de su afición con una dolorosa derrota que le impide asegurar la primera plaza y que además deja un mal sabor de boca. Y es que el conjunto burgalés fue netamente inferior a un Zamora que le machacó desde el perímetro. La defensa local en ningún momento pudo parar el juego ofensivo de las visitantes, mientras que las ideas escasearon en ataque.

Lo que ocurrió ayer debe ser un toque de atención de cara al play off y es que quedó claro que en el momento en el que el Arranz Jopisa se despiste se puede llevar un disgusto. Esta derrota es intrascendente, pero debe hacer pensar al vestuario. Ayer les pasaron por encima y el equipo se vio incapaz de poder hacer frente a un equipo con el que se puede jugar la vida en tierras gallegas.

El primer cuarto tuvo la igualdad como protagonista. Las diferencias fueron siempre mínimas, aunque ya se veía a las visitantes más cómodas sobre la cancha. Su juego exterior funcionaba liderado por Lassiter, mientras que bajo los tableros sufría menos de lo esperado pese a la ausencia de Aitana Cuevas. El rebote defensivo se convertía en uno de los problemas de las locales, lo que permitía a su oponente tener dos y tres opciones en muchos de sus ataques.

En tareas ofensivas Lozano y Francielle eran las que tiraban del carro, aunque la primera estaba negada en el lanzamiento triple. El intercambio de canastas fue continuo y se llegó al final de los primeros diez minutos con ventaja zamorana (21-23), aunque las sensaciones que transmitía el cuadro burgalés no eran las mejores. No estaba fino y no daba con la fórmula para frenar el juego exterior de su oponente.

Esos problemas defensivos se acrecentaron en el segundo parcial. El Arranz Jopisa no carburaba y la salida a la cancha de Szoke se convirtió en un quebradero más para las de casa. Zamora llevaba  las riendas en el marcador y por momentos se mostraba muy superior a su rival. Guillermo Fernández movía el banquillo casi de forma compulsiva, pero no tocaba la tecla adecuada para su equipo funcionara.

Lo peor llegó en el tramo final del cuarto. Un parcial de 0-10 dejó un marcador de 33-44. La base Lausen había comenzaba a hacer mucho daño y parecía imparable. El Arranz Jopisa navegaba a la deriva y lo mejor que le podía pasar es que llegara el descanso, al que se fue con 11 puntos de desventaja y con mucho que arreglar en la segunda mitad.

La defensa no funcionaba, al ataque le faltaba frescura e ideas, mientras Zamora campaba a sus anchas . El equipo visitante cada vez estaba más convencido de que se podía llevar la victoria de El Plantío. Urgía un cambio radical, ya que la situación era muy complicada.

Tras el paso por los vestuarios la fluidez ofensiva de las locales experimentó cierta mejoría, aunque su defensa seguía siendo incapaz de parar a Zamora. Las visitantes no sólo hacían daño desde el exterior, sino también debajo del aro. El perímetro del Caja Rural era netamente superior y bien anotaba o penetraba para asistir a sus pívots.

Un triple de Alba García ponía el marcador en 47-63, la máxima hasta el momento, a falta de poco más de tres minutos para el final del tercer cuarto. La sangría era continúa y el juego exterior zamorano era como un martillo pilón que machacaba una y otra vez el aro burgalés.

El choque estaba muy cuesta arriba y es a que a la efectividad visitante había que unir la inoperancia local en labores de contención. Zamora anotaba con facilidad y al Arranz Jopisa se le iba la vida.

Se llegó al último cuarto con un marcador de 51-67, que reflejaba lo que estaba ocurriendo sobre la cancha. Los últimos diez minutos fueron un tremendo despropósito por parte local. Un Arranz Jopisa desquiciado por la situación deambulaba por la cancha sin encontrar sentido a su juego, mientras que Zamora nadaba, guardaba la ropa y seguía con su recital anotador. Todo continuó de la misma forma hasta el final, al que se llegó con el marcador de 70-83.

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