El Correo de Burgos

El mejor set de la Doctora González

La central internacional del UBU compagina su carrera como deportista profesional con los estudios de Odontología (le falta un año para terminar) / También ha empezado a estudiar Enfermería en Burgos

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Burgos

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D. O. C. /Burgos

Llegó al mundo del voleibol con 15 años, pero ya antes había desarrollado una evidente vocación por las Ciencias de la Salud. Sus extraordinarias dotes para la práctica del deporte que hoy se ha convertido en su medio de vida le han llevado hasta la internacionalidad absoluta con España en un sinfín de ocasiones. Pero este año Sara González, jugadora del UBU durante las tres últimas temporadas, ha optado por dar un giro en su escala de valores y ha renunciado a su convocatoria con España para realizar las prácticas de Enfermería en el Hospital Divino Valles de la capital.

«Ha sido una decisión difícil y que puede traer muchas consecuencias, como que no me vuelvan a convocar en la selección. No me lo ponen fácil. Para ellos nada justifica que no quieras ir. No lo entienden. Ha sido una apuesta fuerte, pero cada uno tiene que elegir en su vida. Y yo lo he hecho», expresa la central de Ciudad Real.

Con tan sólo 25 primaveras y en plenitud de su carrera deportiva, la alcarreña no se ve mucho tiempo más como jugadora profesional de voleibol. Y todo ello pese a que figura en la mayor parte de las listas de peticiones de los técnicos de la Superliga Femenina. Todavía más ahora que las escuadras están obligadas a tener una española más en pista.

Pero Sara González tiene las ideas claras y esta decisión más que madurada. «No creo que juegue muchos años más, porque se me olvidarían mis conocimientos de Odontología. Además, no me voy a incorporar a la vida laboral con 30 años y sin experiencia alguna», explica la central, quien ya atisba en el horizonte una visión muy diferente a la de su vida actual como deportista de elite.

De hecho, la equipación deportiva quedará relegada en un corto espacio de tiempo en su guardarropa. Una bata blanca sustituirá en breve al uniforme del CV Diego Porcelos que ha vestido en los últimos años. Y es que su destino como dentista ya ha llamado a las puertas de Sara González. Para ello se ha estado preparando en la universidad, consciente de que la trayectoria profesional de una deportista y «más de una jugadora de voleibol, un deporte que no permite la obtención de cantidades económicas astronómicas como el fútbol», hace inviable un futuro viviendo de las rentas.

Desde la adolescencia tuvo clara una vocación por las Ciencias de la Salud. Pensó en Medicina, pero la descartó poco después por ser una carrera muy difícilmente compaginable con la práctica profesional del voleibol. Así que encaminó sus pasos, también por antecedentes familiares, hacia la Odontología.

«Tras salir de la concentración permanente de la concentración de la selección española júnior fiché por la Universidad de Granada, porque era uno de los pocos destinos de equipos de Superliga que me permitía compatibilizar estudios y deporte. Allí me puse a estudiar Odontología durante cuatro años. Por la mañana estudiaba y por la tarde entrenaba, algo que era prácticamente imposible en otros clubes más profesionales», sostiene la internacional, que todavía tiene «pendiente» finalizar sus estudios en esta especialidad, de la que le falta completar el último curso.

Con el descenso deportivo del cuadro andaluz se truncaron en parte los deseos de la central alcarreña. Una nueva disyuntiva salió a su encuentro: seguir en Granada en segunda división y continuar sus estudios o aceptar alguna de las atractivas ofertas que tenía sobre la mesa para seguir progresando en el mundo del voleibol. En aquel instante pesó más el hambre de triunfo en una especialidad deportiva en la que comenzaba a brillar con luz propia.

«Ese año empecé en la Universidad de Valencia en un proyecto muy ambicioso en el que quería probar ya como jugadora profesional a todos los efectos, pero a los cinco meses todo se vino abajo y a mitad de temporada me marché al Visual Home Benidorm. Al año siguiente llegué a Burgos, un club muy bien considerado, donde he jugado las tres últimas temporadas».

El cambio de residencia se tradujo también en un cambio de sus horizontes vitales. A su llegada a las tierras del Cid pasó un año ‘sabático’ en cuestión de estudios mientras se adaptaba «a la nueva ciudad y conocía el funcionamiento interno del UBU». Pero superado ese trámite se planteó de nuevo la vuelta a los libros. «Como en Burgos no tenía la posibilidad de terminar Odontología busqué otra carrera del ramo que pudiera cursar aquí y me matriculé en Enfermería».

De hecho, actualmente se encuentra realizando las prácticas del primer curso en el Hospital Divino Valles, las que no pudo realizar el pasado verano por su estancia con la selección española y que ahora ha decidido no aplazar por más tiempo. Pese a que reconoce que Enfermería le está resultando «una carrera muy interesante», no pierde nunca de vista que se mira al espejo y se ve ejerciendo como dentista. «Lo tengo claro, estos son mis planes a corto plazo, terminar Odontología y ponerme a trabajar. Supondrá un gran esfuerzo, pero vale la pena hacerlo. Quien quiere, puede».

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