Hola y adiós en un parpadeo

D. O. C. / Burgos

Miles de aficionados se lanzaron ayer a la calle para saludar el paso de la Vuelta a España por la capital. Las aceras de la avenida de Cantabria y de la calle Vitoria se llenaron de aficionados al ciclismo que no dejaron pasar la oportunidad de ver de cerca a sus grandes ídolos deportivos. Aunque fuese un paso fugaz y a velocidad de vértigo.

Burgos recibió a la carrera con un hola y un adiós que coincidieron prácticamente en el tiempo. En esta ocasión la ciudad no acogió la llegada ni salida de una etapa de la gran ronda nacional. Sólo fue un punto de paso en el trayecto de la 16º etapa de la prueba, con salida en la Villa Romana de La Olmeda (Palencia) y llegada en Haro (La Rioja).

Al numeroso público amante del mundo de las dos ruedas de la capital y provincia, que ya demuestra su pasión con motivo de la disputa de la Vuelta a Burgos, no le importó ni lo intempestivo de la hora de su llegada a la ciudad (entró por la avenida del cementerio poco después de las 13,00 horas) ni lo efímero del momento. Y jaleó el paso de los corredores. Primero de los tres valientes de la jornada (los españoles del Andalucía Caja Granada Jesús Rosendo y Antonio Cabello y el francés del Cofidis Julien Fouchard) y unos seis minutos después, del gran pelotón, comandado por los corredores del Lampre italiano y los compañeros del maillot rojo, Juanjo Cobo (tercer clasificado en la última edición de la Vuelta a Burgos).

Más de la mitad de la jornada, 120 kilómetros, transcurrió por carreteras de la provincia. La prueba entró en Burgos por Melgar y la abandonó por Belorado, cruzándola transversalmente de Oeste a Este. Y hoy ocurrirá lo mismo, pues Las Merindades se convertirán en escenario (durante 100 kilómetros) del trayecto de la 17ª etapa, disputada entre Haro y Peña Cabarga (Cantabria).