El Correo de Burgos

BALONCESTO

La otra cara de la ACB

La trayectoria de la competición ofrece una amplia lista de proyectos y ciudades obligadas a bajarse en marcha del sueño / Ahora, es Autocid Ford el que debe responder en esta compleja encrucijada

Burgos

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DIEGO ALMENDRES / Burgos

Autocid Ford y la ciudad de Burgos viven con intensidad el sueño de la ACB después de conseguir el ascenso deportivo el pasado 19 de abril, un éxito que aún debe refrendarse en los despachos debido a las exigencias dictadas desde la Asociación de Clubes organizadora de la primera Liga del baloncesto español.

Los más de cinco millones que la entidad debe adelantar antes del 15 de junio, además de la necesidad de contar con un pabellón de 5.000 espectadores y salvar un presupuesto de más de 2 millones de euros para la próxima campaña, ponen en entredicho las ilusiones de miles de aficionados. Autocid es el último equipo en verse en una situación complicada que a lo largo de las últimas décadas ya se ha cobrado más de 20 víctimas en diferentes puntos geográficos.

El salto económico que supone militar en la elite del basket español es una gran prueba de fuego para dirigentes, administraciones e inversores privados. A excepción de los grandes nombres de la Liga (Barça, Madrid, Laboral Kutxa o Unicaja) el resto de equipos caminan por el fino alambre que separa la continuidad del fracaso.

Por el camino quedaron nombres ilustres arrastrados bien por las exigencias de la Liga, bien por gestiones hipotecadas temporada tras temporada. Granada y Menorca son los últimos protagonistas de una lista en la que cada club guarda su particular historia personal con un denominador común, el dinero. Los primeros no dudaron en comprar en 1996 los derechos del CBS Salamanca y los segundos se engancharon al tren de cabeza del baloncesto español apoyados en gran medida por la construcción del pabellón Bintaufa en un plazo de tres meses en el año 2005.

Precisamente, el mencionado Salamanca da forma a un ejemplo de club empeñado en quemar etapas, ya que en tres años de vida ya había disfrutado de dos experiencias en ACB y de una clasificación para la Copa Korac. Por su parte, el Lleida Basquetbol vivió una experiencia parecida a la de Menorca y a la que atraviesa ahora Autocid al poner en pie el Barris Nord tras culminar unas obras iniciadas el 1 de junio y finalizadas el 4 de octubre.

Por su parte, el SAB Torrelavega optó por ajustar su pabellón Vicente Trueba a las obligaciones marcadas por ACB, un recinto que pasó de contar 2.700 plazas a alcanzar las 5.300 apoyado sobre unas columnas de cemento añadidas y que afectan al campo visual.

Huelva, por su parte, sólo disfrutó una temporada en ACB. A la espera de inaugurar el Palacio de los Deportes, tuvo que trabajar sobre la marcha en el Andrés Estrada. Esta experiencia efímera dio paso a una década de altibajos en LEB hasta su desaparición.

También tuvo que bajar la persiana Gijón Baloncesto después de vivir dos ascensos a la elite en la década de los 90. El cuadro asturiano llegó a convivir con Autocid en LEB (2006) antes de despedirse en 2008 agobiado por las deudas.

Otro que ha abandonado la primera línea es el CB Tenerife, creado en 1996 y ya miembro de ACB en el arranque del nuevo milenio. Sus problemas económicos y el auge de un creciente CB Canarias obligaron a la entidad blanquiazul a hacerse a un lado, como lo hizo una plaza histórica, el OAR de Ferrol. El cuadro gallego, con 12 años acumulados en división de honor, se vio lastrado por el esfuerzo realizado en el proceso de conversión en SAD, otro de los requisitos obligatorios.

La lista también guarda un lugar especial a clubes como el Ourense y el Huesca, referentes de varias generaciones empeñados en recuperar paso a paso la grandeza perdida tras pagar un caro peaje en su adaptación a las normas. Poblaciones con 107.000 y 53.000 habitantes (en 2012), respectivamente, se vieron obligadas a responder sobre la marcha y, pasado lo peor, intentan volver al lugar que les corresponde.

Es la misma circunstancia del baloncesto andorrano. El máximo rival del Autocid y principal favorito en el play off junto a un Lucentum que renunció el pasado año a su plaza en ACB por la situación económica, tiene la posibilidad de repetir el logro conseguido por el BC Andorra en los 90.

Son sólo una muestra de las desventuras vividas por muchos equipos en su intento por subir al tren de la ACB, pero no los únicos. Ciudades clásicas como Girona, Bilbao, Zaragoza, Cáceres o León también han superado o sufren en la actualidad las consecuencias de una profesionalización que exige la máxima determinación y cautela para adaptarse al medio.

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