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Eduardo Pita: «Aquello era maravilloso»

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DIEGO ALMENDRES / Burgos

Todo ocurrió hace 50 años, pero Eduardo Pita (El Ferrol, 24 de diciembre de 1941) aún siente la experiencia como si hubiese ocurrido ayer. Tanto, que podría hablar de sus años en Burgos «durante todo el mes». Vistió la camiseta blanquinegra dos temporadas disfrutadas «intensamente», una época trascendental en la vida del jugador tanto dentro como fuera del terreno de juego.

«Fue una de las etapas más felices», resume. «Burgos era pequeño y todos éramos amigos. Lo pasamos muy bien», recuerda. Pita rememora las tardes de pesca y de caza en los alrededores de la ciudad, sus incursiones por el Arlanzón en busca de cangrejos, la morcilla de Fuente Prior o sus visitas a la Senda de los Elefantes. «Tengo unos vínculos enormes con Burgos y solo puedo hablar cosas buenas», indica.

En sus dos años como blanquinegro, Pita tuvo tiempo de formar parte de la historia del fútbol burgalés. Protagonista directo de la inauguración de El Plantío, marcó el primer tanto del nuevo estadio y dio a Matute el segundo gol en el partido que midió a los locales con el Indauchu tal día como hoy hace 50 años. «Aquellos momentos fueron muy intensos. Vimos construir el estadio poco a poco y todo era impresionante», explica Pita, quien vivía su primera experiencia lejos de su Galicia natal. «Tenía 23 años. Cogí el tren un día y llegué al siguiente por la tarde. Iba asustado, pero aprendí de todos y tuve la suerte de tener unos compañeros sensacionales», apunta.

Pita se instaló cerca de Zatorre, el estadio que cedió el testigo al flamante El Plantío. «Aquel campo no valía para nada y, aunque el nuevo sólo tenía la Tribuna y una grada pequeña (la Lateral), era maravilloso», señala.

Para el jugador todo aquello era «diferente» y recuerda la inauguración de El Plantío como un día «muy bonito». «Era la primera vez que jugaba en Segunda División. Tuve la suerte de meter un gol y de pasar a Matute el segundo ante un equipo como el Indauchu en el que estaba Gárate», destaca.

Su paso inolvidable por Burgos duró desde 1964 a 1966 antes de tomar un nuevo rumbo en su carrera profesional. «Fue un orgullo jugar allí y me fui con pena, pero Preciado (el presidente), me traspasó a Osasuna. Allí estuve cinco temporadas y también guardo un gran recuerdo. Tanto Pamplona como Burgos son dos tierras que guardo con cariño», comenta.

De hecho, Pita nunca ha perdido de vista las andanzas de un fútbol burgalés que le ha hecho «sufrir». «Primero el Burgos CF, luego el Real Burgos... ha habido momentos buenos, pero también se han hecho las cosas mal. Yo me quedo con lo positivo y sólo hablaré cosas buenas de Burgos», concluye.

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