El Correo de Burgos

BALONMANO / Asobal

El Blas-Gon vuelve de vacío de su visita a Huesca

Los ribereños fueron irregulares y se toparon con Savic / La derrota de los cuatro últimos resta importancia al tropiezo

El Blas Gon cayó en Huesca.-ALBERTO CALVO

El Blas Gon cayó en Huesca.-ALBERTO CALVO

Burgos

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BADA HUESCA  32

BLAS GON 27Bada Huesca: Savic (p), Ancizu (1), Novelle (2), Molina (2), Cartón (3), Mira (1) y Dijá (3)-siete inicial- Ugarte (4), Rochel (3), Casado (1), Marcelo (7), Adrián, Escribano (2), Rasic (2) y Víctor Sánchez (1).Blas-Gon: Santana (p), Camino (3), Javier Muñoz (2), Roberto Sánchez (2), Moreira (3), Dos Santos (6) y Lazic (1) -siete inicial- Cabanas (4), Redondo (1), Beltza, Megías (3), Perella (2) y Pazin.Árbitros: Carlos Luque e Ignacio Pascual. Excluyeron a Roberto Sánchez (2), Beltza y Pazin por el Villa de Aranda y a Marco Escribano, Toño Cartón y Dijá por el Bada Huesca. Molina vio la roja al ser excluido en tres ocasiones.Parciales cada 5 minutos: 1-1, 5-5, 7-5, 10-6, 13-8, 17-10 (descanso), 19-12, 23-14, 24-18, 27-20, 30-22 y 32-27 (final).HUESCA

Cuando casi la mitad de tus acciones mueren en el cuerpo del guardameta rival, tu única esperanza es que el equipo al que te enfrentas no tenga su día a la hora de finalizar las suyas. Pero si a ellos les entran hasta en el límite del pasivo, solo te queda buscar tu mejor versión y encomendarte a la suerte. Eso le ocurrió ayer al Villa de Aranda ante el Bada Huesca y eso explica el resultado final. Los burgaleses se toparon con un Savic superlativo y un ataque letal. Y así es muy complicado dar la sorpresa en cancha rival. Los de Cuétara se mostraron muy irregulares, desapareciendo de la pista por momentos, lo que los condenó a irse de vacío, solo con los aplausos de la treintena de aficionados que se desplazaron desde Burgos para ver el encuentro. Pero los puntos se quedaron en Huesca, lo que deja las cosas todavía más calientes en la lucha por la permanencia en Asobal.En el Palacio de los Deportes de Huesca ayer tocaba curar heridas o, por lo menos, anestesiarlas. Tanto el Bada Huesca como el Villa de Aranda llegaban al compromiso después de caer eliminados en Copa a las puertas de la Final a cuatro que les hubiera permitido, incluso, soñar con la competición europea. Por eso ayer todos querían recobrar sensaciones y, sobre todo, ganar puntos de cara a dejar atrás los puestos de descenso, que acechan a ambos conjuntos.

Les costó a los dos entrar en calor, con varias posesiones que murieron en las manos de ambos guardametas, hasta el punto de que los primeros cinco minutos se consumieron con un 1-1 en el marcador. Pero fueron los locales los que le cogieron antes la cara al partido y pronto se pusieron por delante en el marcador, hasta que Roberto Sánchez recuperó la igualada con el 5-5 a los diez de juego. Pero, lejos de conseguir darle la vuelta a la dinámica del partido, los burgaleses entraron en una pájara, que se incrementó con el siete metros que detuvo Savic a Cabanas y que hubiera supuesto el 9-7. Durante casi cinco minutos, el Villa de Aranda erró todas sus posesiones, lo que aprovechó el Bada Huesca para ir marcando distancias en el marcador, aupado por un gran Abraham Rochel que reaparecía después de dos meses lesionado y que pronto dejó su impronta en la organización del juego oscense. Así se fue el marcador hasta un 16-8 con los visitantes muy fuera del encuentro.

Los burgaleses despertaron de ese letargo antes de irse al vestuario y consiguieron mover su marcador, no sin dificultades, ya que se encontraban una y otra vez con un Savic enorme. Pero, al otro lado, los oscenses no relajaron su ritmo y siguieron firmes comandando el luminoso, hasta dejarlo en un 17-10 al descanso.

Megías fue el encargado de inaugurar el marcador en la segunda parte, pero lo del Villa de Aranda era un quiero y no puedo. Un conjunto peleón que se chocaba una y otra vez con el muro que el guardameta oscense se había encargado de levantar ante su red. Y la enorme lucidez del Bada en ataque no ayudaba nada a los intereses burgaleses de sellar su permanencia sobre el parqué aragonés. Así, se cruzó el ecuador del segundo periodo con un 24-16 que dejaba el partido a la espera de milagro. Dos tantos seguidos de Oswaldo dos Santos frenaron la sangría y encaminaron un parcial de 4-1 que devolvió la esperanza al Villa de Aranda. Pero ese 25-20 fue un espejismo, ya que dos pérdidas consecutivas volvieron a aupar a los de Nolasco a los siete de renta. Se entró en los últimos cinco minutos con un 30-23 que los visitantes solo pudieron maquillar, con los más jóvenes del Bada en pista, hasta el 32-27 del final.

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