Bombazo anticipado en Anduva

El Mirandés brindó ayer a su afición el mejor arranque posible de las fiestas de San Juan del Monte. La parroquia rojilla vivió en Anduva un bombazo anticipado viendo cómo su equipo obtenía una contundente victoria en el derbi de rivalidad geográfica frente al Deportivo Alavés (3-0).

La escuadra de Carlos Terrazas dio una nueva lección de pegada, la segunda en apenas cuatro días. Los burgaleses volvieron a sacar petróleo de las acciones a balón parado (de esta forma llegaron todos los tantos) para llevarse los tres puntos en juego. Con esta victoria, y a expensas de posibles pinchazos de los equipos que le preceden en la general, los de Anduva podrían soñar todavía con optar a una plaza en el play-off de ascenso (para ello no deberían puntuar hoy Zaragoza ni Llagostera, que tienen dos difíciles salidas a los campos del Valladolid y el Girona, respectivamente).

Un marcado ambiente festivo rodeaba al encuentro, con las gradas pobladas con cientos de aficionados ataviados con los colores de las diferentes cuadrillas de la ciudad. A ello contribuía también el fenomenal aspecto que presentaba el Fondo Norte, ocupado por más de un millar de seguidores del Deportivo Alavés.

Los burgaleses parecen tenerle cogida la medida al cuadro vasco, al que ya fueron capaces de ganar en la ida en Mendizorrotza (en aquella ocasión anotando también tres goles -1-3-).

Una buena acción individual de Manu Lanzarote cuando se acababa de cumplir el minuto 5 de juego desató las hostilidades en un choque en el que ambos rivales, con los deberes hechos, saltaron al terreno de juego estudiando a su oponente de turno. El habilidoso interior zurdo se marchó de varios zagueros rojillos. Y culminó su eslalon con un disparo cruzado y raso que puso en aprietos a Razak, que detuvo en dos tiempos. Fue un espejismo.

Sin embargo, tal y como había ocurrido el pasado miércoles en La Romareda, fue el Mirandés quien golpeó primero en su primera aproximación peligrosa al área alavesa. Y de nuevo llegó en una acción a balón parado. Fran Carnicer fue el encargado de botar con precisión una falta frontal (ligeramente desplazada al costado derecho del ataque burgalés) al segundo palo. Allí apareció el central Álex Ortiz, quien metió su pierna izquierda para cruzar el esférico de volea y superar por arriba a Goitia haciendo subir el 1-0 al marcador.

Los vitorianos no se encontraban nada cómodos sobre el terreno de juego pese a que se jugaban sus últimas opciones para intentar alcanzar las posiciones que dan derecho a la disputa del play-off de ascenso. Además, el técnico Alberto López se vio obligado a realizar un cambio al cuarto de hora de juego por lesión de Toti, que regresaba al once tras haberse perdido el anterior partido.

Los de Carlos Terrazas habían arrimado el ascua a su sardina. Sin demasiada profundidad en su juego ofensivo, sí eran al menos capaces de neutralizar con mucha autoridad las acciones de la medular del Alavés. Y de esta forma evitaban situaciones de peligro en las inmediaciones de Razak.

Pero las imprecisiones eran la tónica dominante del encuentro. Los rojillos, mucho más voluntariosos que acertados, lo intentaban con empuje y convicción, pero sin demasiados argumentos futbolísticos ni continuidad.

El Alavés no tenía su tarde. Por momentos apático no dejaba traslucir la ambición necesaria para luchar por la promoción. El tempranero tanto de los de Anduva le había dejado tocado.

Sin muchas complicaciones, y pese a que el balón transitaba en demasiadas ocasiones por el aire y sin control, el Mirandés tenía el partido donde le convenía.

A punto estuvo el cuadro burgalés de dar la puntilla a su oponente en el 37 en una fenomenal triangulación entre Aitor Fernández, quien sirvió un balón en la frontal a Pedro, que de taconazo puso un soberbio balón interior sobre la incorporación de Igor Martínez, quien con su pierna derecha disparo con potencia cruzado, pero el balón se estrelló en el poste.

Sí que logró su objetivo de abrir brecha en la siguiente acción ofensiva. El colegiado sancionó con libre indirecto una cesión de Galán sobre Goitia. Con un buen número de zagueros blanquiazules defendiendo la portería sobre la línea de gol, Kijera tocó el esférico atrás desde el vértice del área chica. Y Rúper, con potencia y colocación, disparó al palo que cubría el guardameta sin que este fuera capaz de desviar su trayectoria.

La incansable afición del Alavés reclamaba más intensidad a su equipo. Y el cuadro de Vitoria saltó más ambicioso al terreno de juego tras el paso por los vestuarios. Pero sin generar peligro en la meta rojilla. Los visitantes lo intentaron en los primeros minutos del segundo acto con disparos desde la frontal de Juli y Rafa García que no encontraron los tres palos.

En el 57 Manu Barreiro, tras una buena acción personal por la banda derecha de Juli, disparó sin oposición pero en posición forzada. Su disparo, muy flojo junto a la base del poste, obligó a Razak a despejar a córner.

Los burgaleses habían perdido presencia en la zona ancha. Terrazas movió el banquillo a la hora de juego dando entrada a Juanjo en el puesto de un fatigado Fran Carnicer (que había visto además cartulina amarilla). Los de Anduva estaban desaparecidos en combate y apenas pisaba el campo contrario con el balón controlado.

Sin embargo, y como había ocurrido en la primera mitad, no necesitó el Mirandés mas que una oportunidad para sentenciar la contienda. Y de nuevo a balón parado. En esta ocasión en un saque de esquina botado por Álex García que Pedro Martín, libre de marca en el punto de penalti, picó para alojar el balón en el fondo de las mallas ante la pasividad de la zaga alavesa.

El próximo fin de semana el CD Mirandés dispondrá de una inmejorable oportunidad en tierras catalanas para intentar dar alcance al equipo que le antecede en la general, el recién ascendido Llagostera, que está completando una sensacional segunda vuelta de competición.