Profeta en su tierra

Carlos Barbero cumplió en Clunia uno de sus sueños. Fue profeta en su tierra, algo que asegura es complicado. Estudió al dedillo la llegada y se convirtió en el primer maillot morado de la Vuelta a Burgos. El guión fue el perfecto, el que había imaginado cuando se acostó el día anterior. Lo que no tenía previsto era lo que sucedió el día siguiente. En su afán por ir rápido se fue al suelo y provocó la caída de David Arroyo, el líder del equipo de cara a la Vuelta a España. Se temió que el de Talavera tuviera la clavícula rota, aunque todo se quedó en un susto tras la prueba. Fue el podio más amargo del burgalés.

La Vuelta a España será su próximo objetivo y su gran reto. Está en un gran momento de forma y quiere más. Inconformista por naturaleza, asegura que las altas expectativas que los aficionados no los ve como un aumento de presión, sino como un halago.

Está siendo uno de los protagonistas de la ronda local y uno de los corredores más aplaudidos en las salidas y las llegadas. Ha dado un claro paso adelante de la mano de Caja Rural. Su objetivo: seguir progresando.

P.- El comienzo en esta Vuelta a Burgos siguió el guión perfecto.

R.- Era la victoria soñada. La mejor victoria que tengo en mi carrera, encima en casa y con el maillot de líder. Es como un sueño hecho realidad. Tenía mucha rabia acumulada después de lo que sucedió en Getxo, además de muchas ganas por estar en casa. Visité el repecho dos días antes. Miré distancias, porque sabía que se hacía muy largo. Por suerte me fue bien.

P.- La campaña también está siendo de ensueño.

R.- La temporada está acompañando. He conseguido 5 triunfos individuales y el equipo 15. Creo que los números nos avalan.

P.- Y ahora la Vuelta a España...

R.- Eso son palabras mayores, pero el equipo está en buena dinámica y esperemos seguir así

P.- ¿Está en el año de su confirmación?

R.- He dado un paso más. Cada año que he estado en profesionales he estado mejor y he superado lo anterior. Este año creo que también he mejorado.

P.- ¿Ha tocado techo Carlos Barbero?

R.- Eso no se sabe. El tiempo lo dirá, pero lo que quiero es seguir progresando, no estancarme, porque aún soy un corredor joven. Espero que me quede mucho por mejorar.

P.- ¿La experiencia tiene parte de la culpa de esta progresión?

R.- Está claro que se mejora en todos los aspectos y la experiencia ayuda mucho, ya que te vas conociendo más y sabes mejor como te encuentras. Eso ayuda.

P.- ¿Se nota estar en un equipo de mayor nivel?

R.- La infraestructura se nota y también los días de competición. El calendario es mejor y eso a la larga se nota, porque no se te hace tan duro como en un Continental que tienes menos días de competición y hay que entrenar mucho más. Estos equipos te dan mayor continuidad y eso se nota.

P.- ¿Más comodidades?

R.- Cuantos más medios hay mejor puedes desarrollar tu trabajo, pero cada equipo te ofrece lo que puede. Las categorías van ascendiendo y los medios también.

P.- ¿También ayuda en carrera la mayor experiencia de los compañeros?

R.- El Euskadi era un equipo de formación con gente joven. Estábamos un grupo de chicos jóvenes aprendiendo y en Caja Rural ya hay gente más consagrada y veterana. Eso a la hora de correr se nota

P.- ¿En qué ha cambiado Carlos Barbero desde que debutará en profesionales en 2012?

R.- El primer año estás a expensas de lo que te vas a encontrar y ahora ya hemos hecho alguna cosa en la categoría y se espera algo más de mí. Aunque esto para mí no es presión, sino un halago.

P.- ¿Las cuatro victorias con las que llegaste a Burgos te dieron confianza?

R.- Cuanto más ganas, más tranquilidad tienes al saber que has hecho bien parte de tu trabajo, pero eso no es un factor para relajarse. Hay que seguir en la misma línea y cuanto más se gane mejor para todos.

P.- Ya tenía ganas de ser profeta en su tierra.

R.- Siempre es difícil, pero venía con ganas de hacer algo bonito.

P.- ¿Correr en casa siempre da un plus?

R.- Siempre es bonito correr en casa y la vuelta de tu tierra. Hay mucha gente viéndote y los recorridos son los que pasas a menudo. A todo el mundo le hace ilusión.