Djokovic, de 10

Novak Djokovic jugaba este domingo contra Roger Federer y también contra 26.420 espectadores, entregados de forma desmesurada al sueño de que el maestro suizo sumara, a los 34 años, su decimoctavo grande. La ampliación de esa leyenda, no obstante, tendrá que esperar. Djokovic confirmó en la mayor pista del mundo, la Arthur Ashe, por qué es hoy el indiscutible número uno del mundo y en tres horas y 20 minutos selló el 6-4, 5-7, 6-4 y 6-4 que le daban su segundo Abierto de Estados Unidos. Es su tercer grande en un año en que ha llegado a las finales de los cuatro (cayendo solo en Roland Garros ante Stan Wawrinka) y el décimo de una carrera que, a los 28 años, aún tiene mucho recorrido por delante."Con 2011 esta es la mejor temporada de mi carrera pero ahora la disfruto más porque soy marido y padre y lo hace más dulce", reconocía en la pista poco antes de recoger la copa y el cheque por 3,8 millones de dólares. "Amo este deporte".A su lado, un Federer golpeado en el orgullo y decepcionado, que veía repetirse el resultado de Wimbledon y que, pese a realizar un buen partido que confirma su renovado estado de tenis, soberbio en algunos momentos, no supo o no pudo aprovechar las ocasiones de mantener el encuentro abierto, tirando por la borda 19 de sus 23 oportunidades de romper el servicio al serbio y acumulando 54 errores no forzados. "Sé por qué perdí el partido --explicaba luego en su comparecencia ante la prensa--. Nunca debía haberme visto tan abajo en el marcador como me vi, debería haberlo hecho mejor".RETRASO POR LA LLUVIADesde que saltaron a la pista central con más de tres horas de retraso sobre el horario previsto por la lluvia, Djokovic tomó la delantera. El primer juego, con servicio de Federer, se alargó siete minutos, y aunque el serbio no llegó a aprovechar sus oportunidades de romper sí lo hizo en el tercer juego. Federer reaccionó inmediatamente, pero Djokovic volvió a romper en el séptimo juego. Para entonces el suizo ya había ofrecido más oportunidades de que Djokovic le robara el servicio de lo que había hecho en los seis partidos anteriores en el torneo. Perdió también por primera vez en Nueva York este año un set.En el siguiente Federer empezó a sacar su golpe sorpresa de subida a la red en el segundo servicio del ival. Y empezó su rosario de oportunidades, bolas de break que el público, entregado a su favorito, celebraba con clamor, pero que el número dos no lograba convertir. Solo al final, en la cuarta bola de set, Federer se anotó el segundo.ATAQUES SOPRESAEn el tercero volvieron los ataques sorpresa y algunos restos y golpes gloriosos, pero también las oscilaciones. Para entonces el partido era de alto voltaje. Pero Djokovic resistía, el buen juego de Federer y las descargas de un público irrespetuoso que llegaba a rugir y aplaudir cuando fallaba un servicio o cometía un fallo. Y se apuntó el tercer set.En el cuarto, que sería el definitivo, llegó a ponerse 5-2. Ese fue el omento, según contó Federer, en que supo que había perdido el partido. Y aunque no tiró la toalla, peleó, y llegó a romper una vez a Djokovic, no fue suficiente. En su primera oportunidad para sellar la victoria, una derecha de Federer se fue larga tras la línea.Djokovic y Federer, protagonistas de una de las mayores rivalidades del tenis, especialmente ahora que Rafael Nadal pasa por una temporada baja, escribían el último de sus capítulos, de momento. El serbio igualaba su marcador particular a 21 victorias cada uno. Se asienta en ese número uno que, a día de hoy, parece difícil que nadie le pueda arrebatar a corto plazo. Está de 10.