Mucho ruido y pocas nueces

Pocas conclusiones, y no demasiado positivas, pudo extraer ayer el cuerpo técnico del Burgos CF en el amistoso disputado frente al Atrio Bupolsa. Ramón Blázquez se enfundó el traje de delantero para finiquitar la contienda en el primer acto ante la casi nula oposición del equipo de San Amaro en los primeros compases de un choque en el que los delanteros locales se quedaron una vez más sin mojar. Y la situación es ya harto preocupante.

Si la contienda estaba pensada para dar un empujón al estado de ánimo de sus arietes ante a un sparring de inferior categoría los resultados no pudieron ser peores. Lejos de cargar sus baterías de moral dejaron una vez más patente que están negados de cara a puerta. Ni Iker Hernández y Carlos Álvarez en la primera mitad, ni Adrián Hernández en la segunda encontraron el camino del gol.

Tampoco sirvió el encuentro para que el cuadro blanquinegro fuera ganando en confianza en su juego combinativo -una exigencia velada lanzada a mediados de semana por el máximo responsable deportivo de la entidad, Gonzalo Antón-. Fue dominador absoluto de la situación en la primera mitad, pero más por la falta de intensidad de su oponente de turno que por mérito de sus combinaciones. De hecho, en la segunda mitad el Atrio dio un paso adelante y compitió por la posesión del esférico en la medular impidiendo que los de Patxi Salinas impusieran su ley con claridad.

Los dos equipos aprovecharon el parón navideño para programar un choque en el que ambos intentaron engrasar la maquinaria de cara a la segunda vuelta de competición en sus respectivas categorías. Sin embargo, la jugada solo salió bien a medias.

El Burgos CF se dio un atracón de goles en la primera mitad gracias al enorme acierto de Ramón Blázquez y el hambre y profundidad de David Martín. Pero los delanteros siguen desaparecidos en combate.

Muy poco duró vivo el Atrio en el partido, pues el gran protagonista de la mañana Ramón Blázquez ganó la partida a toda la zaga del Bupolsa en su primera acción peligrosa. El extremo madrileño apareció libre de marca en el segundo palo para rematar de cabeza a placer un centro de Javi Cantero desde la banda izquierda.

Con pasmosa facilidad y sin apenas despeinarse el cuadro de Patxi Salinas sacó petróleo de las carencias en la retaguardia del Atrio. El tanto dio alas al cuadro anfitrión en lo que se antojaba como un auténtico monólogo.

Iker Hernández, completamente peleado con el gol, pudo abrir brecha en el tanteador en dos acciones muy claras en apenas cinco minutos. En la primera se quedó solo frente a Raúl tras recibir un balón en profundidad que sorprendió a la zaga visitante. Con el balón botando y todo a su favor no acertó a empujar el balón entre los tres palos de vaselina.

Y poco después, tras un fallo en cadena del meta Raúl y luego de Varona, tampoco acertó a embocar el esférico en la meta del Bupolsa.

Su compañero en la punta del ataque Carlos Álvarez estuvo más participativo, pero igualmente desatinado. Su mejor opción fue una potente volea cruzada desde la derecha que despejó Raúl a saque de esquina.

Todo la falta de puntería que no habían tenido sus compañeros la compensó Ramón en dos apariciones en un abrir y cerrar de ojos. Superada la media hora de juego lanzó con maestría un golpe franco que supuso el 2-0 y acto seguido recogió un pase atrás de David Martín para superar por bajo a Raúl desde la frontal.

Con el Burgos CF lanzado Abel aprovechó un balón rechazado en la frontal para conectar un disparo seco que se coló junto a la base del poste para hacer el cuarto.

Tras el paso por los vestuarios Patxi Salinas cambió por completo su once sobre el césped. Y siguió llevando la manija del partido, aunque sin tanta superioridad como en el primer acto. Adrián Hernández en dos ocasiones y Xabi Etxarri en otra, pudieron hacer más grande la herida. Pero tenían la pólvora mojada.

Poco a poco fueron bajando el pistón los anfitriones y el Atrio, que había mejorado notablemente sus prestaciones, comenzó a acercarse a la meta de Saizar en los últimos 10 minutos del choque con disparos de Átomo y Bellido. Su mejor ocasión fue un disparo de Aritz a la media vuelta que obligó a Saizar a despejar a córner.