Solo es el principio

BURGOS

Nicolás Álvarez nunca olvidará su primera experiencia en un Grand Slam. «Ojalá sea el primero de muchos», señala el prometedor tenista, quien vivió una valiosa experiencia en París durante su participación en el Roland Garros junior.

Finalizada esta aventura, el burgalés reconoce que el estreno en un torneo del máximo nivel «siempre es bonito», aunque lanza un mensaje ambicioso para aplicar en el futuro las lecciones aprendidas sobre la marcha.

Álvarez cayó en segunda ronda del cuadro individual ante el representante de Taiwán Chun Hsin Tseng por un resultado final de 6-2 y 6-4, una derrota asumible ante el nuevo campeón de torneo más prestigioso del mundo en tierra batida.

Sin embargo, la buena imagen dada no es suficiente para satisfacer su hambre y su espíritu competitivo. «El objetivo era dar lo mejor de mí y no pude hacerlo», lamenta, para entender el tropiezo como parte del aprendizaje. «El tenis es así y me tocó perder», zanja sin titubear.

El deportista castellano fue de menos a más en aquella eliminatoria y puso en apuros al favorito en el segundo set, si bien tuvo que contentarse con la victoria firmada en el estreno ante el británico Jack Draper. «En un torneo como Roland Garros compiten los mejores y ya solo queda pensar en Wimbledon», apunta.

Álvarez da por buen el triunfo logrado ante un rival «complicado» y, además, la experiencia ante el mencionado Tseng le permite conocer su nivel real con respecto a los primeros espadas del ranking internacional. «En ese partido puse todo sobre la pista toda la diversidad de mi tenis, pero el adversario fue más regular y al final impuso su calidad. Entendí que si te despistas un momento se te va un set», señala.

El miembro de la Academia Oliveira Tennis Pro también probó suerte en la modalidad de dobles, cuadro que compartió con el español Carlos López Montagud hasta caer en la ronda de cuartos de final. «Superamos dos eliminatorias en el súper tie-break y en cuartos jugamos ante una pareja francesa -Gaston y Tabur- que ha ganado torneos importantes como el Open de Australia», explica el tenista burgalés. Los españoles cedieron por 6-0 y 6-4 y Álvarez destaca la reacción protagonizada en la segunda manga.

La experiencia parisina trasciende la pura competición. Álvarez tuvo la ocasión de disfrutar de los detalles que rodean a un Grand Slam y pudo convivir con los jugadores profesionales. «Compartir las instalaciones con ellos es bonito», indica, para destacar el interés de la afición francesa por el tenis. «Me gusta jugar ante tanta gente», añade el burgalés, quien tomó nota de todos los detalles. «Ya conocía a los tenistas españoles y te fijas en cómo preparan los partidos. Ves sus rutinas de calentamiento, cómo se concentran... es interesante», explica.

Ahora, el jugador burgalés se centra en su próximo objetivo. El tenista local descansará unos días para preparar los exámenes de final de curso y después se desplazará a Inglaterra. Durante la última semana de junio se estrenará en hierba para probar sensaciones antes de debutar en Wimbledon, un nuevo Grand Slam. Su rendimiento en ese tipo de superficie es una incógnita, pero Álvarez aplicará la lección aprendida en París.