El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

Un año a toda velocidad

El San Pablo Burgos celebra el primer aniversario de su entrada oficial en ACB sin tiempo para la reflexión e inmerso en los nuevos retos

Nacho Martínez y Félix Sancho posan tras confirmarse la presencia delSanPablo en ACB, el 20 de julio de 2017.-ACB

Nacho Martínez y Félix Sancho posan tras confirmarse la presencia delSanPablo en ACB, el 20 de julio de 2017.-ACB

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DIEGO ALMENDRES
Burgos

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El San Pablo Burgos vive a toda velocidad, sin tiempo para disfrutar del camino. El club da por bueno este ritmo frenético después de todo lo conseguido en apenas 35 meses de existencia pero, a veces, merece la pena sentarse a reflexionar un momento para entender la dimensión de los éxitos conquistados.

Ayer se cumplió un año de una fecha que parecía nunca iba a llegar. El 20 de julio de 2017 la asamblea general de ACB aprobó el ingreso del CB Miraflores en la elite del baloncesto español, un acontecimiento histórico y aún más relevante después de las decepciones vividas en 2013, 2014 y 2015.

Burgos tuvo que tomar el camino más largo y beneficiarse del gran esfuerzo de dos clubes para disfrutar del premio que se había ganado más que nadie. Finalmente, lo consiguió. Pero no hubo tiempo para fiestas. De hecho, el San Pablo aún no ha podido tomarse un respiro.

«Cuando ascendimos en Palencia dije que no iba a disfrutar hasta que entráramos en ACB, pero lo cierto es que después tampoco he podido hacerlo», explica Félix Sancho. El estreno del equipo en la elite exigía un gran sobresfuerzo en una lucha contra el reloj sin cuartel. Después de una intensa campaña marcada por la sombra del descenso y la explosión definitiva del baloncesto en Burgos, llegó la calma. Al menos, para el aficionado. «Recuerdo el día en el que logramos la permanencia frente al Zaragoza. Ya en ese momento empiezas a pensar en la siguiente temporada», afirma Sancho.

El actual presidente, junto a Jesús Martínez y su equipo de colaboradores, pusieron en marcha una bendita locura llamada CB Miraflores. Han pasado tres años, pero Sancho ya ha perdido hasta la noción del tiempo. «Por un lado, parece que ha pasado mucho tiempo y por otro, sientes que ocurrió ayer. Son sensaciones raras. Han pasado demasiadas cosas y la mayoría han sido positivas», explica.

Esa sensación de «vértigo continuado» ha acompañado al proyecto desde el primer día y Sancho anhela encontrar la normalidad. «Ojalá estemos cuatro o cinco años en ACB para asentarnos y vivir una situación más ‘cómoda’» señala el dirigente, acostumbrado en su rutina a ese ritmo «frenético» que solo deja margen para actuar.

Seguramente, la directiva del San Pablo prefiere vivir este momento histórico con menos intensidad. Sin embargo, los implicados asumen la situación y aceptan el reto de mantener esta línea de crecimiento. «Siempre estamos inventando cosas para mejorar y creo que nadie nos puede exigir más. Ahora queremos asentar tanto la estructura del equipo como la del club», explica.

Este proyecto tiene estrella. No era fácil llegar hasta aquí, pero en el camino se ha creado un aura especial. «Hay dos factores en los que somos diferentes. En este club somos una familia y tenemos una afición increíble. Las ganas de trabajar, la experiencia, rodearte de buenas personas y mantener un espíritu positivo son nuestras señas para seguir creciendo y estar en la lucha», concluye.

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